No sé a qué listos se han dirigido para elevar a mejor disco del pasado año la colaboración entre Robert Plant y Alison Krauss en Raising Sun. Me huele a estrategia comercial de su discográfica, porque en la relación de premios de la industria estadounidense, los Grammy, y británica, los Brits, no aparece por ningún lado. El trabajo, como ya escribí en estas páginas, está bien, pero nada más, sobre todo porque no hay creación, sino recreación de temas ya grabados por otros artistas. Yo me decanto más por otro disco en la misma línea de folk-rock que el anterior, como es el que os presento este mes: The Eagles y su Long Road Out of Eden, una obra extraordinaria que luego os comentaré.

También se ha publicado la lista de los discos más vendidos en España en 2007. Ninguna sorpresa, ¡qué pena! Copan los cinco primeros lugares los últimos trabajos de Miguel Bosé, Serrat y Sabina, Il Divo, Fito y los Fitipaldis y La Quinta Estación. Es inaudito que para la música se tome como baremo únicamente el número de ejemplares despachados, sin desglosar los estilos. No ocurre lo mismo con los libros. El suplemento cultural de ABC, de reconocido prestigio, ofrece los 10 títulos más vendidos por categorías: ficción, no ficción, poesía, de fondo/de Bolsillo. ¿Por qué no se aplica un esquema similar a la música? Sería tan fácil como seguir lo ya habitual en las reseñas de novedades: rock, pop, electrónica, jazz, étnica, folk, rap/hip hop, flamenco, clásica, etc. Así es cómo se tendría un cuadro general y fiable de la venta de discos en España.

Ahondo un poco más. En Internet (www.wmce.de) puedes consultar la lista europea de ritmos étnicos elaborada por una serie de críticos musicales de nuestro continente con músicas de cualquier parte del planeta. Ésta sí que es una buena lista. Es una referencia obligatoria para cualquier melómano, una necesidad en la apertura a otros sonidos y a otras formas de entender este arte, más allá de las grandes estrategias de venta del pop y el rock. En el mes de febrero, el número uno lo ocupaba The Soul of Armenia, de Djivan Gasparyan, y el cuarto otro disco que os he comentado, Taksim Trio, nombre también de la formación turca.

Ahora, a ver los Grammy 2008. El disco ganador por goleada es Back to Black, de la británica deslenguada Amy Winehouse, una referencia de la que os hablé maravillas en esta sección. La chica no es ningún alma cándida, ni una fiera de la puesta en directo al estilo de Madonna o Shakira, pero su voz sí y el disco bien se merece estar en lo más alto del pasado año. En los Brits, los ingleses son más suyos y han dado la máxima distinción al grupo de Sheffield Artic Monkeys. Ahora bien, la entrega de premios del pasado 20 de febrero tuvo a Sir Paul McCartney como estrella, al que le concedieron el Brit Especial por su «excepcional contribución a la música». Nada que objetar.

En resumen, no os creáis que la lista de los discos más vendidos en España hace justicia a la realidad, que la elección del mejor disco del año se apoya en sus virtudes y que no existe más mundo en la música que el pop y el rock comercial.

Luz Casal ha superado su enfermedad y ha alumbrado un disco prodigioso, Vida Tóxica (Emi). Un canto a la vida, una inyección de optimismo, una terapia recomendable contra la depresión, una serena reflexión sobre lo que merece la pena vivir. Letras escritas desde la frontera entre la oscuridad y la luz, siempre mirando al futuro con la resolución de que el tiempo no es un factor en nuestra contra. Luz firma sin su apellido, con una voz más bella aún que antes, dando a cada frase su matiz. Las melodías enganchan no con la fugacidad del estribillo, sino con la suave cadencia de su desarrollo. La grabación cuenta con músicos de solvencia y no hay efectos técnicos extraños. Es un disco de canciones en su pleno sentido. Este disco no es recomendable: es de obligada escucha.

Myriam Alter es una pianista y compositora a la que accedí con su disco If. Ahora acaba de lanzar Where is There (Enja). Las dos obras son instrumentales y apoyadas casi en los mismos músicos para su interpretación: Jaques Morelenbaum al cello, John Ruocco al clarinete, Pierre Vaiana al saxo soprano, Salvatore Bonafede al piano, Greg Cohen al bajo y Joel Baron a la batería. No hay estridencias en una forma de escribir música basada en la delicadeza de formas clásicas y jazzísticas, ni saltos al vació gracias a una envidiable coherencia argumental. Sus obras requieren de un oído afinado y atento a las bellas sutilezas, estar dispuesto a disfrutar de la sabia combinación de instrumentos mientras despliegan un motivo melódico.

The Eagles han vuelto, y a lo grande, con Long Road Out of Eden (Universal). Dos CDs, 20 canciones y 28 años después de su última entrega discográfica, The Long Run (1979), aunque tuvieron un par de giras en 1995 y 2004. Ya lo declaró en su día uno de sus componentes, Joe Walsh: «Podríamos seguir tocando ese repertorio [sus canciones clásicas e inolvidables] una y otra vez, pero no queremos dormirnos en los laureles, porque no somos un grupo para la nostalgia». Y vaya que lo han conseguido. Canciones al más puro estilo Eagles, con esa inconfundible mezcla de rock, folk y country. Está Walsh, y también Don Henley, Timothy B. Schmith y Glenn Frey. Rondan los 60 años, pero su maestría en la composición, interpretación y voces no conoce ni edades ni décadas. Son los más grandes en su género. Imprescindible.