España, nuestro país, nuestra historia, nuestra memoria. Donde quiera que haya presencia española estos temas están presentes. En la ciudad de Berlín, donde se encuentra el mayor Instituto Cervantes de Europa, el debate sobre la memoria histórica es un tema recurrente. En honor a la verdad hay que reconocer que la dirección del Cervantes siempre es extraordinariamente respetuosa. Un simple vistazo a su programa de actividades es suficiente para darse cuenta de ello, en especial cuando se trata la cuestión de la Brigadas Internacionales. Por esta razón me extrañó que el día 25 de enero proyectaran un documental llamado «Los Perdedores» (Driss Deiback, 2006) que en mi opinión se aleja drásticamente de la línea a la que el Instituto nos tiene acostumbrada. El film trata sobre los 100.000 norteafricanos que ayudaron a Franco durante la guerra civil. En especial se centra en la figura de dos de ellos procedentes de Melilla. Estas dos personas, pese a ser españoles, reciben una pensión que apenas alcanza los 5€ mensuales. El director señala, y no sin razón, que este hecho es una injusticia.
Si el señor Deiback se contentara en denunciar este hecho no habría nada que decir. Es más, estoy convencido de que ante un tribunal de justicia su caso tendría muchas posibilidades de resolverse. El señor Deiback podría utilizar los fondos recibidos a través de su película para financiar tal fin, cosa que, al menos que yo sepa, no ha hecho. Pero este tampoco es el problema. El problema aparece cuando el director hace extensible su denuncia a todos los combatientes provenientes del Protectorado. Deiback los presenta como víctimas de España que sólo sirvieron de carne de cañón. Es más, el propio Deiback en el debate que se produjo después de la proyección de su película dijo que el estatus de estos mercenarios debería equipararse al de los brigadistas internacionales, que tienen sus pensiones actualizadas desde 1989. Este es el verdadero problema y, a mi entender, una tesis intolerable. Si el Estado Español accediera a tal cosa, los militares alemanes de la Brigada Cóndor y los militares mandados por Mussolini para ayudar a Franco también deberían recibir una pensión ¿Cuál es la diferencia? Además, las posiciones del director se ven contradichas por los testimonios de los dos combatientes en los que se concentra la película. Ellos reconocen que se alistaron al ejército golpista porque les prometieron tierras y dinero en la península, y luego se quejan amargamente de que les engañaran. Ninguno de los dos pidió disculpas por este hecho. El comparar a estos dos mercenarios con los brigadistas internacionales roza el esperpento. En la película a los brigadistas ni se les nombra, pero lo cierto es que hubo aproximadamente 8.000 norteafricanos en las Brigadas Internacionales. La mayoría eran argelinos, pero también había marroquíes. Estos últimos decidieron luchar por la democracia sin esperar nada a cambio. La diferencia es evidente.
* Corresponsal en Berlín