Temiendo que siguiera la senda revolucionria de Venezuela, la Embajada de EEUU en La Paz y la Fundación FAES de José María Aznar han diseñado un plan para frenar la Asamblea Constituyente en Bolivia: la amenaza de la división territorial del país. Siguiendo la doctrina clásica del imperialismo pentagonista sobre los microestados, según la cual un estado débil es más fácil de dominar que uno fuerte, y utilizando literal y burdamente el estatuto de Cataluña español adaptándolo a la región derechista y rica de Santa Cruz de Bolivia, la oligarquía boliviana ha lanzado un desafío a Evo y a la Constituyente: antes el país roto, enfrentado y dividido, que justo, democrático e igualitario.
Como forma de frenar las avanzadas reformas que Evo Morales está emprendiendo en Bolivia, la oligarquía boliviana prefiere un país con violencia y crispación social, política y territorial, si dejar el actual en manos de Morales y el Movimiento al Socialismo significa una disminución de sus privilegios históricos, que el estado controle los recursos naturales del gas, mineros y petrolíferos, o que la reforma agraria mejore la situación de servidumbre o semiesclavitud de los campesinos e indígenas bolivianos.
En Santa Cruz, región que concentra el 30% del PIB del país, y en los estados derechistas del oriente boliviano han desafiado la soberanía y la integridad territorial votando el pasado 4 de mayo de forma ilegal y anticonstitucional una autonomía de competencias calcadas del estatuto catalán. El PP se lo ha hecho llegar a Tuto Quiroga, promoviendo hipócritamente allí lo que dicen rechazar escandalizados acá.
Los Comités Cívicos falangistas de Santa Cruz, que saludan al estilo nazi y agreden a los indios collas amenazando con expulsarlos de la región han fomentado la violencia racista y fascista suficiente que los terratenientes necesitan para mantener «en un marco autonómico avanzado» el control de la tierra, de los recursos naturales, y de sus privilegios, amenazando la estabilidad del país y la convivencia en paz de los bolivianos. La Asamblea Constituyente de Evo incluyó la autonomía, pero con menos competencias.
El Estatuto y la campaña de autonomía de Santa Cruz no es otra cosa que la bueva estrategia para proteger sus intereses económicos que sienten amenazados por el desarrollo de la Constituyente que promueve Evo Morales, una de las constituciones más democráticas del mundo, centrada en los Derechos Humanos. Los terratenientes de Santa Cruz han recibido a tiros a los funcionarios del gobierno que han llegado allí este trimestre pasado para proceder a la expropiación y el reparto de tierras baldías. Antes dos o tres bolivias que proceder a un reparto de la tierra que termine con sus privilegios y con la exclusión social. Antes la violencia de los paramilitares que una Bolivia de los pobres y necesitados, una Bolivia con Democracia y Justicia Social.
No les ha importado las críticas internacionales, que la UE y la OEA hayan rechazado la ruptura secesionista de la integridad territorial y el orden constitucional de Bolivia y hayan expresado su solidaridad con el gobierno de Evo Morales. El PP español apoyó la desintegración de la exYugoslavia porque apoyaba la teoría de la dominación imperialista que suponía una guerra cuyo objetivo principal era la penetración económica capitalista que facilitaría después de la guerra los microestados débiles y fragmentados que nacieron con la destrucción militar. Por lo mismo, la FAES, que se dedica en Bolivia a formar a los cuadros de la derecha boliviana, ha puesto en la mesa de la derecha política y económica boliviana un estatuto de autonomía catalán al servicio de la dominación de Bolivia, aún a costa de su voladura como estado. No debe sorprendernos, el estado petrolero del Zulia, planteó hace un tiempo la secesión de Venezuela para impedir el control estatal que ejerce Hugo Chávez sobre el petróleo. El neoliberal ‘Tuto’ Quiroga, quien ya fue vicepresidente de Bolivia con el tirano y genocida Hugo Bánzer, responsable de crímenes contra la humanidad, recogió de las manos del señor Aznar un el borrador de un estatuto que, convenientemente aplicado allí, será un estatuto clasista, racista, y contra los pobres de Bolivia. Todo un plan de desestabilización urdido por la FAES, que no solo trabaja en Bolivia sino en todo latinoamérica, y que nosotros desde Izquierda Unida tenemos la obligación de denunciar.
Debemos exigir a Aznar que saque sus sucias manos de Bolivia. Que no promueva la invasión ni la división, ni la violencia en más países. Que deje en paz a Bolivia, que abandone el viejo imperialismo intervencionista esapñol. Que respete la soberanía de los bolivianos. Que no se reuna más en la embajada de los EEUU en La Paz para establecer planes antidemocráticos que impidan el futuro de una Bolivia en Paz, Igualdad, Derechos Humanos y Justicia Social.
Apoyemos el Comité proBolivia que acaba de nacer en España. ¡Adelante el Movimiento al Socialismo en Bolivia! ¡Adelante, compañero Evo Morales!
* Coordinador Secretaría de
Política Internacional de IU