El pasado día 7 de mayo, Osvaldo Martínez, reconocido experto en temas de economía mundial y presidente de la Comisión Nacional del Poder Popular de Cuba, ofreció en la Casa América de Madrid una ponencia que bajo el título «La economía cubana hoy», explicó los cambios y progresos realizados en los últimos tiempos en la isla. En el acto, presentado por José Antonio Alonso, director del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) Osvaldo Martínez comenzó su intervención aclarando que no trataba de pintar ni el paraíso ni el infierno de la economía cubana, porque ninguno de ambos extremos existen.
Según Martínez, la situación de Cuba es bastante peculiar, sobre todo a partir del derrumbe de la URSS y el campo socialista, viniéndose abajo todo el tejido económico que sustentaban y con una intensificación del bloqueo al que los Estados Unidos somete a la isla. A partir de entonces comenzaría el denominado «periodo especial».
Fruto de esta situación se produjo un acusado déficit fiscal; la caída del consumo de proteínas y de calorías, produciéndose un déficit alimentario, pero que en ningún momento puede denominarse como una hambruna.
Ante esta situación, Cuba trata de salir adelante conservando las conquistas sociales de la revolución.
Sin embargo, en la actualidad, la economía cubana se encuentra en una clara recuperación, produciéndose una situación diferente a la acontecida durante la mayor parte de los años 90. Según Osvaldo Martínez «antes se hablaba de subsistir, ahora se habla de recuperar elementos de crecimiento y desarrollo». En estos momentos se trata de mejorar la eficiencia de la economía cubana.
La mejora económica es palpable, y un dato que refleja esto es la previsión de crecimiento del 8% para este año, lo que demuestra, según las propias palabras de Osvaldo Martínez, que las bases de la economía cubana no son tan endebles.
Dicho crecimiento se debe a varios elementos:
Por un lado se ha ido sustituyendo la base energética del país, sustentada en termoeléctricas soviéticas de alto consumo, por motores diesel y campos eólicos y grupos electrógenos entre otras medidas. De esta manera se trata de acabar con los frecuentes apagones eléctricos fruto del mal rendimiento de las viejas termoeléctricas.
Un elemento importante en materia energética ha sido el intercambio de capital humano de Cuba (muy especialmente médicos) por petróleo con otros países, como la República Bolivariana de Venezuela. También han mejorado las relaciones con la República Popular de China, que proporciona sobre todo maquinaria a cambio de níquel.
Otro ejemplo de la mejora de las relaciones externas es que se han podido sustituir los viejos electrodomésticos soviéticos por electrodomésticos chinos, que consumen mucho menos.
Con respecto al tema del transporte público se reconocen claras deficiencias heredadas del periodo especial, pero que están siendo solventadas gracias a la adquisición de omnibuses chinos.
También hay problemas en el sistema agropecuario, en el cual Cuba debe mejorar mucho la eficiencia dado que depende de las importaciones. Los cambios previstos para la mejora de este sector clave están relacionados con dar flexibilidad a los productores, proporcionando estímulos económicos y dando ventajas mercantiles, con lo que se ha logrado una mejora en la producción de leche y no depender tanto de las importaciones, así como combatir el mercado negro, de forma que todas las relaciones comerciales se hagan de forma legal.
Con respecto al turismo Osvaldo Martínez admite que se potenció para paliar la enorme crisis de los años 90 y que ha sido uno de los soportes económicos principales de la isla, pero que actualmente ha entrado en desaceleración en los últimos dos años, por lo que trata de mejorarse la calidad-precio del mismo ya que, según sus propias palabras, «el turismo ha venido para quedarse».
En lo referente al tema de los salarios, Osvaldo Martínez coincide con el presidente de la República de Cuba, Raúl Castro, en que los sueldos de los cubanos no alcanzan, debido sobre todo a los altos precios fruto de la especulación y de la crisis financiera mundial.
Sin embargo, se han tomado medidas, aumentando los sueldos y las pensiones de forma considerable para mejorar el consumo de la población.
Llegados a este punto Osvaldo Martínez decidió hablar del tema de la «planificación económica».
Ante las críticas vertidas por los economistas liberales que ven a este modelo como un dinosaurio, él contesta que sigue pensando que la planificación es un estadio superior al mercado. Así mismo defendió que siguen existiendo elementos a favor de un planeamiento del mercado.
Sin embargo, estableció que hay diferencias entre la planificación centralizada soviética y la planificación cubana actual, que es sobre todo financiera, aunque todavía dista de ser perfecta. Se trata no tanto de decirle a las empresas lo que deben hacer. Ahora lo que se pretende es que haya más discusión de los trabajadores del plan de trabajo asignado, para que de esta forma los propios trabajadores se sientan participes del proceso productivo, haciendo realidad aquella máxima marxista del control obrero sobre los medios de producción.
Cuando Mundo Obrero le preguntó si las reformas aplicadas en los últimos tiempos llevarían a una especie de modelo económico chino, Osvaldo Martínez lo negó categóricamente, explicando que Cuba y China son países muy diferentes y que las copias de otros modelos han dado malos resultados en Cuba, por lo tanto prefiere hablar de un modelo cubano de desarrollo económico.