Cuando se reunieron los cerca de seiscientos expresos y familiares en un polideportivo de Rivas (Madrid) para mantener juntos una comida de confraternización, recuerdo y camaradería, ya corría de boca a oreja lo ocurrido en el Parlamento con el presidente del mismo, José Bono, cuando «ilegalizaba» en la recepción que se ofreció a una delegación representando a estos resistentes, la bandera tricolor. Todo un error táctico, mediático, de protocolo y, lo más importante, político, histórico-cultural y humano ante las personas a las que se pretendía homenajear, que no son otra cosa que defensores y defensoras de los valores republicanos y memoria viva de ello.
Pero una vez juntos, un tanto alejados del corsé institucional, compartieron mesa y mantel con personalidades del mundo político que quisieron participar en el encuentro: los secretarios confederales de CCOO y de UGT, Julián Ariza, Javier López, de la Unión de Madrid de Comisiones y el concejal socialista del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Zerolo, entre otros. Y allí estuvieron los que siempre han mantenido encendida la llama de la memoria: una delegación del PCE, representantes de organizaciones y entidades de Memoria como los Amigos de las Brigadas Internacionales, la Fundación Domingo Malagón, la ARMH o el Foro por la Memoria, -que además trabajaron como voluntarios en la organización-, .entre otros.
El alcalde de Rivas, como anfitrión, junto a un numeroso grupo de concejales de su equipo de Gobierno, de Izquierda Unidad, participaron de la velada de la mañana.
La tarde estaba destinada al mundo de la cultura. Actores y actrices, cantantes y músicos irrumpieron en la arena de la plaza de Vista Alegre en un espectáculo dirigido por José Carlos Plaza. Aitana Sánchez Gijón, Marisa Paredes, Nuria Espert o Juan Diego pusieron voz a textos de Miguel Hernández, Alberti, Gil de Biedma, Machado, Juan Goytisolo o García Lorca. Lo más aplaudido, las lecturas de las cartas enviadas por Saramago y José Luís Sampedro. «Perdimos -leía Pilar Bardem de la carta de Sampedro-. Bien lo sabéis vosotros.
Perdimos porque los sublevados ilegales, que se decían patriotas, llamaron a los aviones fascistas para que nos bombardearan impunemente.
Sí, perdimos pero no fuimos destruidos y nuestros muertos no fueron en vano». Lástima que José Bono no asistiera a la lectura de esta carta… Y continuaba la Bardem: «Denunciamos la insensibilidad de nuestras instituciones hacia vosotros. Los mismos jueces y fiscales que obligan a retirar los nombres de terroristas de calles, plazas y jardines para no ofender a las víctimas, parecen convivir perfectamente con los símbolos de la dictadura y pasean por la rambla del general Franco sin pudor. Poco parece importarles vuestros sentimientos cuando os encontráis por la calle con vuestros torturadores o cuando os topáis con las placas y monumentos en honor a quienes dispusieron esas torturas y represalias. Se ha abusado y se sigue abusando de vuestra generosidad que tan decididamente contribuyó al restablecimiento de la democracia… “teniendo que parar la lectura por los aplausos generales. Pero el punto final del homenaje lo puso José Saramago con el saludo enviado a los expresos, leído por la veterana actriz Lola Herrera: hoy rendimos homenaje a los presos del franquismo, lo que equivale a decir que se rinde homenaje a lo mejor de esas generaciones [las que sufrieron el fascismo internacional]. Gracias a ellos la esperanza no llegó a morir.
Un grupo de actores leyó a varias voces el discurso que Dolores Ibarruri pronunció en Barcelona con motivo de la despedida de las Brigadas Internacionales en 1938. Y como colofón, el mensaje que desde la Junta directiva de la Asociación de Expresos Políticos y de su Coordinadora estatal, pronunció Gervasio Puerta espetando a la Administración, en general, por no tomarse en serio los trabajos en la recuperación de la memoria, aunque reconoció las aportaciones del Ministerio de la Presidencia.
Se cantó «La muralla», la conocida canción basada en un poema de Nicolás Guillén y, desde el público y de manera espontánea, La Internacional (comunista).
* Secr. Memoria Histórica del PCE
El día en que la bandera republicana
volvió a entrar en el Parlamento
Surgió de forma espontánea, durante el homenaje que el Congreso rindió a los expresos y represaliados por el régimen franquista; en resumen, a los luchadores y defensores de la II República y los valores que representaba. A quienes se mantuvieron fieles a la bandera tricolor del gobierno democrático traicionado por el golpe militar de Franco. Por eso, esa mañana, algunos expresos llevaron su bandera al homenaje que por primera vez les rendía el Parlamento.
Antonio Moya, cuenta a Mundo Obrero cómo sucedió todo: «Al entrar en el Palacio de Congresos ví como a un compañero mayor le quitaron la bandera republicana que llevaba con su mástil. Había dos compañeros de Madrid que también llevaban la tricolor. Se la pedí, y me la guardé. No pensaba sacarla, pero cuando Bono acabó de darnos las gracias por nuestro sacrificio por la salvaguarda de la libertad, la legalidad y tal, saqué emocionado la bandera y vi que el presidente del Congreso no sentía nada de lo que había dicho. Si Bono hubiera tenido un poco más de cintura hubiera respondido algo así como, efectivamente esa fue la bandera por la que luchasteis… Pero no. Se enfrascó con nosotros y nos dijo de todo. Abandonó el hemiciclo sin acompañarnos a la salida, y ya ni él ni ningún otro representante del gobierno vino a la comida ni al acto de por la tarde.»
Parece que el que montó todo el follón con la bandera no fuiste tú por sacarla, sino Bono por descalificarla de ilegal, a pesar de la sentencia del Tribunal Superior de Madrid.
El tema de la bandera de la República sigue siendo tabú y la mala educación que Bono mostró aquel día sirvió para dar difusión al acto de exhibir la bandera y que se recogiera en diferentes medios de comunicación.
Demostró cómo abordan algunos socialistas el tema de la República
Bueno, yo a Bono siempre le he tenido por demagogo y, además, no es socialista. Y ese día lo demostró
Por lo menos servirá para recordar que la bandera Republicana no es ilegal
Es una bandera que en su día el pueblo refrendó por votación del pueblo soberano y fue suspendida por la fuerza. Desde la transición el tema estaba condenado al ostracismo, y ahora el alboroto ha servido para volver a debatir el tema en prensa, radio y televisión. Me lo dijeron que lo vieron hasta en Francia.
¿Cómo reaccionaron los homenajeados?
Muy bien. Yo no grité ningún «Viva la República». Me limité a sacar la bandera y bajar y subir las escaleras con ella desplegada. Y de una forma unánime, todos los compañeros y compañeras que había allí rompieron a aplaudir y a vitorear a la República. También es verdad que hubo otro hombre que vino a decirme que no estaba bien hecho, y me tomaba por familiar, pero yo le dije que yo iba también como represaliado.
Gema Delgado