El pasado día 12 de enero (creo) escuchaba el programa de RNE «En Días como Hoy».

Creo que intervino en directo la vice-presidenta del comité de empresa de Air-Comet, la empresa que de forma tan deslucida dirige el Sr Díaz Ferrán.

Comparto casi al 100% las manifestaciones de esta persona, trabajadora de la citada empresa. Y como comunista creo que ella y todos sus compañeros tienen derecho a cobrar cuanto antes hasta el último euro que les adeuda la empresa. Y a regular su situación jurídico-laboral que, como suele suceder en estos casos, coloca a los trabajadores en una posición que les impide cortar amarras con la empresa morosa, les impide cobrar la merecida prestación por desempleo y, en definitiva, bloquea su vida laboral.

Pero hubo en sus palabras una manifestación llamativa de la que discrepo. Y sobre la que quiero llamar la atención porque creo que es ilustrativa de los errores que han cometido los trabajadores durante la edad dorada del aznarismo, durante la gestión de ZP (fase superior del aznarismo)y hasta el estallido de la crisis.

Sostenía esta trabajadora que un aspecto bastante doloroso de su crítica situación era haber tenido que sacar a su hijo del colegio privado en el que estudiaba y matricularlo en uno público. Quiero aclarar que en sus declaraciones esta trabajadora fue muy elegante y dejó bien claro que el nuevo colegio (público) de su hijo era estupendo pero que, en definitiva, el Sr Díaz ferrán no era quién para decidir qué colegio debían ir sus hijos.

Esta es una muestra de la realidad a la que se enfrenta la clase trabjadora española: el milagro económico y electoral de Aznar se sostuvo en su brillante capacidad para hacer creer a los trajadores de este país (la inmensa mayoría de quienes componen el censo electoral) que podía conducirnos a un paraíso interclasista en el que trabajadores y empresarios gozarían por igual de los mismos privilegios: colegios privados (sin negros, sin moros, sin ecuatorianos), colegios decentes (en los que no se habla de sexo ni de aborto … donde los adolescentes no se masturban y las niñas llegan vírgenes al matrimonio); automóviles de gran cilindrada, vivienda en la playa, vivienda en urbanizaciones sin gente cutre… en las que poder codearse con gente influyente… Muchos de estos obreros nos han mirado a nosotros, los comunistas, por encima del hombro… como si fuéramos atontados incapaces de aprovechar las oportunidades que a los trabajadores ofrecían los nuevos tiempos.

Todo era mentira y ahora los trabajadores, con la crisis, se han caído del burro, han sido expulsados del paraíso.

Nunca debieron creer en él: cuando los trabajadores asumen los valores de la burguesía… no consiguen vivir como burgueses… salvo un tiempo… endeudándose hasta las cejas. Cuando los trabajadores asumen como propio el estilo de vida burgués, los únicos que salen ganando son los burgueses, que consiguen que el ciudadano se indentifique con sus partidos políticos (ya sea PP o PSOE, o CiU, o PNV). Y el voto obrero, una vez en la urna, se tira a la papelera como un clínex usado. Descartado el peligro de que los comunistas lleguen al poder, el voto obrero les importa un bledo… hasta dentro de 4 años.

Una azafata de AIR – COMET es una obrera. Será alta, será delgada, hablará idiomas… pero es una obrera. Y si alguna vez creyó otra cosa se equivocó. Y eso vale para la azafata y para millones de trabajadores de este país que han creído que había atajos por los que escapar de su condición de obreros e instalarse en una clase superior. Lo mejor que puede hacer un obrero es tomar conciencia de la clase a la que pertenece, buscar a los suyos y organizarse por un mundo mejor. Nada de desertar e intentar escaparse a un mundo mejor: ese mundo mejor hay que construirlo. ¡Azafatas del mundo: venid al PCE!