Por fin han procesado en Chile al militar estadounidense Ray Davis por el asesinato en 1973 de sus compatriotas Charles Horman y Frank Teruggi, considerados entonces, en la CIA y en el Pentágono, una amenaza para la seguridad nacional por sus investigaciones sobre la intervención de la Administración Nixon en el golpe de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende.
Hace treinta años, Costa-Gavras nos contó en su película ‘Missing’, protagonizada por Jack Lemmon y Sissy Spacek, la desaparición de Charles Horman y Frank Teruggi que en 1978 denunció Thomas Hauser en su libro ‘The execution of Charles Horman’.
Los dos jóvenes periodistas estadounidenses trabajaban en Santiago para una agencia de noticias que divulgaba las implicaciones de Washington en las conspiraciones contra el Gobierno de Allende. Estaban vigilados por agentes de la CIA, del FBI y del Pentágono, camuflados como funcionarios de la embajada. Cuando se produjo el golpe de Estado pudieron confirmar la participación de la misión militar de la Administración Nixon, que tenía como jefe al entonces capitán de navío Ray Davis. La acusación considera probado que la CIA y los servicios secretos militares, con la colaboración de la embajada de Estados Unidos, pidieron a los golpistas chilenos que asesinaran a Horman y Teruggi. Los capturaron y los llevaron al Estadio Nacional, convertido en una gran prisión. Horman fue interrogado en el Ministerio de Defensa por el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar. Lo ha confirmado Rafael González Berdugo, que era agente de ese servicio y participó como intérprete: «Lutz dijo que Horman sabía demasiado y tenía que desaparecer». En el auto de procesamiento, el juez Jorge Zepeda dice que el Batallón de Inteligencia Militar asesinó a Horman por orden del general Lutz.
En la acusación está incluido también el entonces coronel Pedro Espinoza, oficial chileno encarcelado por otros asesinatos que colaboraba con el general Augusto Lutz y al que se atribuye la capacidad de decisión en las ejecuciones. Espinoza llegaría a
ser el segundo jefe de la DINA, la policía política de la dictadura militar del general Augusto Pinochet.