Ayer, sábado 25 de Febrero, la capital del Turia concluyó con una masiva manifestación de dimensiones históricas, el ciclo de movilizaciones y respuestas sociales de las últimas semanas a una política de recortes que parece haber tocado, por fin, la fibra sensible de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas de esta comunidad, que ya tantos especialistas definen como la Grecia de España.

Más de 350.000 personas tomaron las calles de las tres capitales de Provincia. De ellas, más de 200000 lo hicieron en la Capital. En ésta la conquista pacífica de la calle por los y las estudiantes en las últimas dos semanas parece haber actuado como catalizador de una respuesta mucho más generalizada. Encendiendo esta chispa con una ejemplaridad cívica impresionante -apenas se ha producido ningún tipo de desperfecto público en días y días de manifestaciones- la juventud valenciana ha atraído al resto de la sociedad a sus acciones y reivindicaciones de defensa de lo público, de respuesta a los recortes, de exigencia de respeto a los derechos sociales.

Los y las estudiantes de Universidades e institutos valencianos se sienten, realmente, como las verdaderas víctimas de la Crisis, global y estatal por un lado, valenciana claramente por otro. Son las personas que apenas tuvieron capacidad de decisión sobre la peor gestión política y económica que se ha dado en el conjunto del Estado. Es la juventud valenciana la que padece una caída sin fin de la calidad educativa, no sólo por ocupar los últimos puestos en el conjunto estatal, sino también por el deterioro absoluto de las infraestructuras y medios disponibles, que han sido plasmadas gráficamente en un aula de estudiantes cubiertos con mantas, pero que alcanza todos los espacios del sistema, como la suspensión directa de clases prácticas en módulos profesionales ante la incapacidad económica de, simple y llanamente, comprar el material necesario. Ha sido su experiencia directa, su vivencia diaria, lo que les ha sacado a la calle y les ha hecho adoptar muy rápidamente una actitud reivindicativa muy fuerte, exigiendo un nivel de democracia y derechos que va mucho más allá del derecho a votar que muchos y muchas de ellas aún no han podido ejercer. Apoyados en un hábil uso de las nuevas herramientas de la comunicación virtual, han desbordado la capacidad de respuesta del sistema, dejando en evidencia una de las peores y más incapaces respuestas policiales que se recuerdan en muchos años.

De Primavera Estudiantil a Primavera Valenciana

Y es que lo vivido en Valencia en los últimos días ha sido, ante todo, una primavera estudiantil. Una movilización espontánea, de miles de jóvenes, al margen de los circuitos tradicionales de respuesta popular organizada ante las políticas de recortes sociales y económicos que suelen acompañar tradicionalmente a los nuevos gobiernos de derechas. Insertada en el ciclo tradicional de Acción-Reacción propio de estas etapas, la comunidad Valenciana ya había vivido en el mes de enero dos grandes manifestaciones en defensa de los servicios públicos, objetivos centrales de la tijera del Partido Popular. El malestar colectivo se había incrementado además no sólo con la indignación generada por la declaración de no culpabilidad del Ex-presidente del consell, máximo responsable de la quiebra valenciana, sino también por la aprobación de la nueva reforma laboral. Pero todo parecía seguir su cauce. El Gobierno recortaba y la Izquierda respondía en la calle, arrastrando consigo a muchos ciudadanos y ciudadanas indignadas por la situación cada vez más precaria de la realidad social valenciana.
En ese contexto fue donde 30 estudiantes del IES Lluis Vives decidieron sentarse en el suelo de la calle Xativa y decir basta. Y fueron las primeras personas en ser declaradas el enemigo, aquel sobre el que no tienes consideración, aquel sobre el que debes actuar, aquel que debes arrastrar por el suelo delante de la ciudadanía de bien. Pero al día siguiente el enemigo creció. Y vino con sus padres y madres, y con cientos de compañeras de otros centros. Y el sistema volvió a responder intentando descabezar y coaccionar a los movimientos estudiantiles: dos detenidos de Acontracorrent, un detenido del SEPC, el presidente de FAAVEM… Y al día siguiente la policía volvió a incrementar el nivel de tensión. Pero el enemigo no dejaba de crecer. Y el lunes, la ausente delegada de Gobierno y un jefe de la Policía que no ha dudado en agradecer públicamente las colaboraciones de la empresa Levantina de Seguridad, cercana al partido de extrema derecha y xenófobo España 2000, prepararon la que pensaba que iba a ser la última ofensiva contra su enemigo.

Y todo cambió. La brutal actuación policial contra menores de edad y contra jóvenes universitarios salpicó las cámaras fotográficas y las pantallas de medio mundo. En Valencia, en pocas horas, se dio el salto definitivo de primaveras. A última hora de la noche del lunes, con unidades policiales que continuaban recorriendo el centro de la ciudad en busca de nuevas detenciones, la movilización estudiantil que la Delegada del Gobierno había querido convertir en un problema de orden público, había sacado ya a miles y miles de valencianos a la calle a recriminar directamente a la policía su brutal manera de actuar, actuación que sería llevada a la fiscalía de menores por parte de los diputados y diputadas de Esquerra Unida del País Valencià.

Al día siguiente toda la oposición, junto al conjunto del mundo sindical y la mayor parte de las plataformas y asociaciones valencianas más importantes, se reunieron para dar una respuesta conjunta. Fueron tantos los representantes que tuvieron que hacer la Asamblea en un Teatro. Por la tarde ya no fueron estudiantes sino miles y miles de personas las que tomaron las calles durante horas, sin policías y sin disturbios. Toda la sociedad valenciana, desde niños hasta ancianos, estaba respondiendo a una represión inexplicable contra unos jóvenes que exigían mejores condiciones en la educación y el fin de la caída de la calidad educativa. De una primavera estudiantil se había pasado a una auténtica primavera valenciana que tenía ecos no sólo en el estado español sino en muchos lugares del Globo.

Del 25 F al 29 F

Y las movilizaciones continúan. La espontánea del día 21 fue seguida de la organizada por partidos, sindicatos y asociaciones para el día 22. Mientras, el gobierno del Partido Popular intentaba cerrar rápidamente una crisis que sólo ellos habían provocado, y que les había dejado en evidencia internacionalmente. La gente lleva días acompañando a los estudiantes en sus movilizaciones. Prácticamente todos los Institutos paralizan en algún momento sus clases para salir a la calle y recordar a todas las personas cuanto dinero les adeuda la Generalitat.

Ayer, 25F, la movilización convocada por los sindicatos no habría sido la misma sin la Primavera Valenciana. Más de doscientas mil personas recorrieron las calles valencianas, unidas contra los continuos recortes y los impagos de la Generalitat, sí, pero unidas también por un espíritu nuevo que los y las estudiantes le han insuflado a toda la movilización.

El 29F se volverá a salir a la calle. Coincidiendo con una jornada europea de movilizaciones organizada por la Confederación Europea Sindical (CES), los sindicatos estudiantiles han convocado una nueva huelga general. Una huelga que convocaron hace semanas y que ahora puede convertirse en la más importante entre los y las estudiantes valencianas en los últimos años. Una huelga donde el “enemigo” cuenta con más apoyos de los que nunca imaginó, ya que el eco de la movilización puede desbordar claramente el ámbito estudiantil. Una nueva huelga general de estudiantes donde los libros volverán a salir a la calle, en un ciclo de movilizaciones que ha comenzado, pero que a día de hoy y después de lo observado ayer en toda la Comunidad, nadie es capaz de afirmar cuándo acabará. Porque una sociedad despierta es una sociedad muy diferente a la que espera gobernar siempre la derecha.

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Acontracorrent es una organización estudiantil del País Valencià