Como no podía ser de otra manera, el mes de marzo nos ha dejado otra pseudo metamorfosis socialdemócrata del PSOE y de su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba. Esta vez este desdoblamiento de identidad política se dio a mediados de mes, en plena guerra de cifras de déficit entre PSOE y PP. Se debatía en el Congreso de los Diputados la aprobación del techo de gasto por parte de las Administraciones Públicas y el objetivo de estabilidad presupuestaria. El PSOE, con Rubalcaba a la cabeza, decidió votar en contra del objetivo de estabilidad presupuestaria presentado por el Partido Popular, que finalmente se estableció en el 5,3 por ciento para este año. También el PSOE votó en contra del techo de gasto. Estas decisiones serían bienvenidas si significasen el despertar del PSOE de su ensoñación neoliberal, pero los antecedentes no nos permiten ser tan optimistas y sí creer que estamos, otra vez, ante este juego de máscaras que lleva a cabo el PSOE cuando está en la oposición y se reivindica como la gran fuerza de izquierdas de la política española.
No hace falta tener una memoria prodigiosa para recordar cómo el PSOE y Alfredo Pérez Rubalcaba ya iniciaron esta ‘bajada a los infiernos’ de la dictadura de la austeridad durante el verano de 2011. Aprovechando el estío, con las Cortes de vacaciones y poniendo en marcha la ‘pinza neoliberal’ con el Partido Popular, se aprobó la Reforma Constitucional que establecía un límite del déficit en el texto de la Constitución Española. Esta decisión política, que suponía incorporar la ideología neoliberal a la Carta Magna, fue aprobada con el rechazo de las fuerzas de izquierda del Parlamento, escenificado en el plante que dieron dichas formaciones a los partidos mayoritarios. Fue uno de los capítulos más sangrantes del bipartidismo reinante en la política española, tantas veces denunciado por las formaciones de izquierda y nacionalistas del Estado, en especial por Izquierda Unida. Denuncia que ha sido protagonista también en las movilizaciones que han recorrido las calles de nuestro país desde el pasado 15 de Mayo.
Una vez más, los primeros escalones de la ‘bajada a los infiernos’ de la austeridad fueron construidos por el PSOE en el Gobierno. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez introdujo la ideología ultraliberal en la Constitución Española que, aunque necesitada de mejoras, sigue siendo la mayor expresión de la democracia y de la convivencia en España. Y esta reforma se hizo sin contar con el pueblo. Además, se trata de una reforma diseñada en Bruselas y Frankfurt, con lo que supuso uno de los mayores ‘hachazos’ a la soberanía nacional.
La aprobación del nuevo techo de gasto y del objetivo de estabilidad presupuestaria que supuso la escenificación de la supuesta rivalidad ideológica entre PSOE y PP a mediados del mes de marzo, es, simplemente, una continuación del tipo de políticas que se concretó en la citada reforma constitucional del pasado verano y que no hace más que seguir quitando capacidad de maniobra al Estado y a los poderes públicos frente a la ofensiva de los mercados financieros y de las grandes empresas que ven como su poder aumenta a medida que el de los ciudadanos y el de la Democracia disminuye cada día.
Un episodio más del juego de máscaras y del desdoblamiento de personalidad que Alfredo Pérez Rubalcaba y el PSOE llevan a cabo situándose entre el neoliberalismo y la pseudo-socialdemocracia según ocupen el Gobierno u la oposición.