Mundo Obrero: La operación militar israelí sobre Gaza coincidió con el anuncio de un gobierno de unidad palestino. ¿Había una intención israelí de minar ese proceso de unidad?
Manu Pineda:
A mi juicio, ese es el principal objetivo. Israel primero movió todas la fichas que tenía a nivel diplomático: intentó que tanto Estados Unidos como la Unión Europea no reconocieran dicho gobierno, que se opusieran alegando que estaba Hamas, que era una organización terrorista. Pero no avanzó en ese terreno porque era imposible oponerse a un gobierno de unidad nacional palestino. A partir de ahí empezó a mover las fichas que pudo. Las primeras operaciones con objetivo de tensionar las relaciones entre Al Fatah y Hamas fueron en Cisjordania. Y luego la masacre de Gaza.

Fue el objetivo principal pero no él único, porque la realidad es que siempre que hay problemas internos en Israel lo acaba pagando Gaza con muertos, pero sí era el objetivo principal

M.O.: ¿Qué supone para Israel esa unidad de Al Fatah y Hamas?
M.P.:
A Israel, como a cualquiera, le interesa que el enemigo esté dividido. En esta ocasión la división era tremenda. Surgió de una miniguerra civil entre los palestinos, fomentada por Israel y apoyada por la comunidad internacional que no reconoció al gobierno que ganó las elecciones, que siguió reconociendo a la Autoridad Palestina a pesar de que las había perdido, que había un gobierno de unidad con ministros de Al Fatah y de Hamas, pero que a lo ministros de Hamas no los reconocían en Europa, etc. La aportación económica que le correspondía no se le enviaba al gobierno sino que se enviaba a la Autoridad Palestina… Todo esto fomentó el enfrentamiento.

A Israel le interesa tener a Gaza apartado de Palestina. Hay varias corrientes dentro del estado sionista. Una de ellas es trasladar Gaza a Egipto y quitarse Gaza de en medio no sólo dejándola aislada sino sacándola del ámbito palestino, y seguir con Cisjordania que está totalmente bajo control. Está ocupada.

Para ellos es un escenario idílico y tienen muy presente que cualquier movimiento hacia la unidad, y la posibilidad de que haya un gobierno que pueda hablar en nombre de todos los palestinos, que pueda reivindicar el estado palestino y el fin de la ocupación, debilitaría la posición Israelí. Y no están dispuestos a aceptarlo.

M.O.: Los ataques son constantes, pero las grandes operaciones militares se repiten periódicamente. ¿La muerte de los tres colonos fue una excusa para cargar sobre Gaza y diezmar a la resistencia?
M.P.:
No está claro lo que pasó con esos colonos. En un titular de prensa israelí también leí que fue un ajuste de cuentas con otros israelíes. Todo fue muy extraño. Desaparecieron en Hebrón. Estuvieron buscándolos intensivamente durante 18 días. Al final aparecieron muy en la superficie, cerca de donde se extraviaron con unos cuantos matorrales y piedras encima. Una cosa muy extraña. Ninguna fracción de la resistencia reivindicó la captura de estos tres colonos. Más bien cada una de ellas descartó tener ninguna relación con los hechos.

A pesar de eso se utilizó como excusa para una operación militar de mucho calado en Cisjordania y en Jerusalén, en la que secuestraron a más de 800 palestinos, entre ellos a más de 132 prisioneros, que fueron liberados en el canje de Shalit a varios diputados. Ahora (cuando se hizo la entrevista) prácticamente un tercio del Parlamento palestino está en las cárceles israelíes. Se destruyeron muchísimas casas. Se atacó en profundidad principalmente a Hamas y a la Yijad islámica, pero también al Frente Popular.

Digamos que fue una maniobra perfecta para Israel si no llega a aparecer el tema de Gaza. En principio Netanyahu no era partidario de la operación en Gaza. Fueron presiones de los colonos y de las posiciones más de extrema derecha dentro del gobierno, encabezadas por Lieberman y por el ministro de defensa, que es un colono. Netanyahu sabía que la operación en Gaza iba a ser un fracaso. Nunca van a ganar Gaza porque la resistencia tiene capacidad de respuesta como ha demostrado en esta operación de un modo elogiable. De los 70 muertos por la resistencia, 64 han sido soldados, objetivos militares, y lo que Netanyahu no quería de ningún modo es tener que llevarse a soldados en bolsas de basura a Israel. Lo estuvo evitando todo lo que pudo. Al final cedió a las presiones y lo va a pagar políticamente.

Esta operación se ha saldado con una derrota absoluta de Israel en el plano político y una victoria por parte de los palestinos, a pesar de que hayan sido éstos los que han puesto los muertos. Han dejado una parte de Gaza absolutamente destruida.

M.O.: ¿En qué se concreta esa la victoria palestina? ¿Cuáles son los principales puntos del acuerdo alcanzado?
M.P.:
Lo primero de la victoria palestina es la derrota israelí. Me explico: el primer objetivo de Israel era acabar con el gobierno de unidad y ahora el gobierno de unidad es más fuerte que nunca y tiene a todo el pueblo palestino apoyándole. El segundo era desarmar a la resistencia, y tampoco lo han conseguido. La resistencia ha demostrado hasta el final que tienen capacidad de resistencia.

También querían ampliar lo que ellos llaman la zona de seguridad. En estos momentos es de 300 metros desde la valla que cerca la Franja de Gaza. Los israelíes querían ampliarla hasta los tres kilómetros, con lo que Israel se quedaría con el 41% de la Franja de Gaza. Y el resultado ha sido al contrario: la zona de seguridad queda reducida a 100 metros. Por otra parte se ven obligados a ampliar a seis millas, y con perspectivas de llegar a las doce, la zona en la que puedan faenar los pescadores, cuando ahora sólo son tres.

Se abre el debate sobre la creación de un puerto marítimo y a la reconstrucción del aeropuerto, y se abre parcialmente el bloqueo. La entidad sionista se ha comprometido a abrir los pasos que unen Gaza con los territorios ocupados en el 48 para la entrada de medicamentos, de materiales de construcción y de acero.

Quien ha hecho todas las concesiones, aunque sean insuficientes, ha sido Israel. Eso supone un pequeño alivio para las condiciones de vida del pueblo de Gaza y una derrota en toda regla para Israel.

M.O.: En esta victoria política, geoestratégica, ¿qué papel ha sido más relevante el de la comunidad internacional o el de la resistencia palestina?
M.P.:
Los dos han tenido mucho peso. En primer lugar, si la resistencia no hubiera tenido la capacidad de resistir que ha demostrado aquello hubiera sido un paseo militar para Israel. Israel sopesó mucho la decisión de entrar por tierra porque sabía que lo iba a pagar con muertos. De hecho lo ha pagado a pesar de entrar de una forma salvaje, asesinando a centenares de ciudadanos y arrasando las zonas por las que iba pasando para que la resistencia no pudiera escudarse y defenderse. Todo el este y el norte de la Franja ha quedado como una alfombra de escombros.

Por otra parte, la respuesta y la presión popular que ha habido en todo el mundo ha incomodado mucho a los gobiernos socios de Israel para que contribuyeran a parar la masacre. Son movimientos que se realizan por debajo de la mesa. No pueden hacerlo públicamente para no perjudicar a Israel, pero han sido presiones tremendas que han obligado a Israel a ceder.

El gobierno español se vio obligado a anunciar una moratoria para la venta de armas a Israel. Era muy gordo seguir vendiendo armas a un ejército que está matando a niños y a familias. Sabemos que no tiene un efecto práctico real porque significa que no le va a vender en agosto ni tampoco en septiembre, porque está muy caliente, pero que luego le va a vender todo lo que le había dejado de vender.

En cualquier caso son gestos políticos que no gustan a Israel. Y no solamente ha sido el gobierno español, también el inglés y el francés y algunos más, los que han presionado.

Latinoamérica ha ido mucho más lejos. Ya el comandante Chávez, en la operación Plomo Fundido retiró a su embajador de Israel. Ahora ha habido ruptura de relaciones a distinto nivel por parte de Brasil, que tiene mucho peso, Chile, Ecuador, Salvador… Latinoamérica está dando una respuesta mucho más digna que la Unión Europea. Esto hace que Israel se encuentre en los momentos más bajos de su historia. Recuerdo que hasta en la operación Plomo Fundido hubo una manifestación importante a favor de Israel en Madrid, en el que la estrella era el embajador nazi que tenía Israel en España, invocando al derecho a la autodefensa. Y esta vez no lo ha habido ningún respaldo a Israel. Incluso en Estados Unidos, a pesar del peso del lobby sionista, ha habido tremendas manifestaciones en solidaridad con Palestina. En Europa, como siempre, a pesar de haber coincidido en agosto, las manifestaciones también han tenido mucho peso.

M.O.: Mientras Israel no tiene escrúpulos en alegar su derecho a la autodefensa, hay gente a la que le cuesta más asumir el derecho a la resistencia palestina. ¿Nos puedes explicar cuál es el papel de la resistencia en Palestina?
M.P.:
La resistencia palestina no sólo tiene el derecho a resistir, tiene la obligación de hacerlo. Estamos hablando de Palestina, una tierra ocupada a la que no se le permite tener ejército. En Palestina no es que haya una resistencia al margen del ejército, es que no hay ejército porque los acuerdos de Oslo no se lo permiten. El único aparato militar que tiene para defender su tierra y a su gente es la resistencia. Y tiene derecho en base a las resoluciones de la ONU que reconocen el derecho de cualquier pueblo ocupado de resistir por todas las vías frente al ocupante. Y cuando hablo de todas las vías especifica que hasta por la vía armada. Eso está fuera de cuestión y se entiende perfectamente en cualquier otro conflicto que haya en el mundo. El tema es que Israel tiene mucho peso en la comunidad internacional y en los medios de comunicación y ha conseguido que se instale el discurso de que la resistencia palestina son terroristas, cuando en este caso los que están ejerciendo el terrorismo son las fuerzas israelíes de ocupación, que están matando a civiles abiertamente sin ningún tipo de excusas ni de justificación.

Creo que desde algunas posiciones de la izquierda hay un cierto reparo y cobardía a hablar de la resistencia palestina. Y creo que tenemos que reivindicarla sin complejos y de forma valiente. El pueblo palestino, como cualquier país ocupado, tiene el derecho de resistir por todas las vías.

La resistencia palestina está llevando a cabo actividades heroicas. Está peleando con armas muy rústicas y muy austeras, con morteros caseros frente al cuarto ejército más poderoso del mundo. Y lo está haciendo poniendo un montón de muertos sobre la mesa.

M.O.: ¿Cómo has visto esta operación militar respecto a otras que has vivido?.
M.P.:
Viví la de noviembre de 2012. No estaba preparado para eso. Para mí fue impactante y traumático y pensé que no iba a vivir nada parecido. Y ahora después de esta última la anterior me pareció un juego de niños. Esta ha sido tremenda. El 86% de los muertos, según datos de la ONU, han sido civiles, y se han ensañado especialmente con los niños. Tenéis más información los que estabais fuera que los que estábamos dentro. Teníamos muchos problemas de comunicación y sólo nos enterábamos de lo que pasaba alrededor. Pero yo presencié el bombardeo de dos parques infantiles con niños jugando. Uno lo bombardearon con un misil de un F-16 durante el Ramadán cuando los niños salieron a jugar. Empezamos a ver decenas de niños heridos y vimos el cráter en el centro del parque. Y el otro, lo vimos de casualidad cuando fuimos al hospital de Shifa al enterarnos que habían bombardeado. Cuando empezamos a abrir la nevera vimos que todos eran niños menores de 10 años, niños con los cráneos destrozados. La sangre rebasaba el grosor de las suelas de mis chanclas. Era en el campo de refugiados de Gaza City, al lado de la playa, donde vive el primer ministro. Bombardearon el parque infantil. Mataron a 10 niños en el acto, otros cinco se murieron en el rato que estuvimos nosotros allí y había más de 50 heridos.

Nadie está preparado para vivir todo eso. Muchas familias enterradas bajo los escombros de su casa. Allí hay bombazos constantemente y tu vas caminando por una calle estrechita y de repente se te abre como una plaza enorme en el sitio donde antes había un edificio. Lanzan bombas de una tonelada desde un F-17 que hace que desaparezcan manzanas completas.

M.O.: Esta masacre ha dejado 2.140 muertos, 11.128 heridos de los cuales más de 3.000 son niños y de ellos 1.000 quedarán con una discapacidad permanente. ¿Cómo se puede ayudar?
M.P.:
Nuestro trabajo no es de ámbito humanitario, aunque estamos haciendo excepciones porque estamos viviendo una situación excepcional. En este sentido creo que hay que volcarse en enviar ayuda humanitaria. Nosotros, en concreto, estamos intentando traer niños para que sean operados en diferentes comunidades autónomas. También estamos haciendo gestiones con el Ministerio de Asuntos Exteriores para ver cómo podemos trasladarlos, para no limitar la ayuda médica a los que tengan movilidad. La primera gran partida de ayuda humanitaria la ha realizado el gobierno bolivariano de Venezuela. El ministro de exteriores venezolano tuvo que ir a reunirse con el gobierno egipcio para poder hacer llegar 12 toneladas de ayuda que estamos distribuyendo nosotros.

En el ámbito político no tenemos que bajar la guardia. Ahora tenemos una sensación de victoria política sobre Israel y podemos quedarnos dormidos a celebrar la victoria, y eso sería una irresponsabilidad. Estamos en un momento muy especial en el que debido a la brutalidad que ha llevado a cabo Israel, y que se ha podido ver en todo el mundo al margen del discurso y propaganda, la gente está muy sensible con esto y tenemos mucha capacidad de movilización. Tenemos que utilizar esa capacidad de movilización, para enmarcarla dentro del movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y fortalecer este trabajo. A las organizaciones políticas nos corresponde presionar a los gobiernos para que rompan todo tipo de relación con Israel. Los gobiernos que se consideran democráticos defensores y respetuosos con los derechos humanos tienen que marcar distancias respeto a esta entidad criminal. Y nosotros, como activistas desde Unadikum, como Partido, como IU y como cualquier organización que se considere solidaria con Palestina, tenemos que presionar en esta dirección para que Israel quede aislado. Ahora mismo solo la soporta la comunidad internacional. Ningún pueblo del mundo apoya a esta entidad terrorista, pero sí lo hacen los gobiernos. Por eso es fundamental que generemos un ambiente que obligue a los gobiernos a replantearse esta relación.

M.O.: Estamos hablando de gobiernos nacionales, también hay gobiernos autonómicos, como los de Cataluña y Extremadura con unas relaciones muy cordiales con Israel, aunque poco conocidas.
M.P.:
De Extremadura sé que los compañeros de Unadikum están llevando a cabo una campaña institucional para romper las relaciones con Israel. El presidente Morago es un enamorado de Israel y tiene tendencia a aumentar las relaciones comerciales, institucionales y académicas con ellos. Estas relaciones tiene mucho más peso en Cataluña. Hace pocos meses el presidente Mas fue a Israel con una delegación de 30 empresarios, ve el modelo de soberanía israelí como un modelo en el que reflejarse e hizo declaraciones planteando a Israel como su socio preferente en acuerdos comerciales. También tiene acuerdos en materia militar. Los mossos de escuadra son entrenados en Israel.

ICV y EUiA se hicieron eco de las demandas de la sociedad civil, especialmente de la campaña “No más complicidad con Israel” que aúna a todas las organizaciones de solidaridad con Palestina y derechos humanos y presentaron una moción que empató en votación en el parlamento catalán, lo que creó un escenario que nos permite seguir peleando. La resolución planteaba romper relaciones con Israel y eso fue un primer paso que no vamos a abandonar.

Estamos en la batalla institucional. No tenemos vocación de crecer pero sí de aliarnos con toda la gente que esté en este ámbito y ,desde luego, nos apoyamos mucho en las organizaciones políticas como la nuestras, en IU, en el ámbito institucional, y en el PCE como instrumento de la lucha en la calle e instrumento ideológico para tener fuerza. Somos conscientes de que el enemigo es muy fuerte y nosotros no podemos permitirnos debilidades ni divisiones. Tenemos la obligación de dejar las diferencias de lado y hacernos fuertes con la unión. Esto es un maratón muy largo que dura ya 66 años y tenemos bases para soñar con que vamos a tener avances importantes.

Asociación Unadikum
http://asociacionunadikum.org