“La solidaridad es la ternura de los pueblos” Gioconda Belli, poetisa y novelista nicaragüense.

Me pregunto qué no diría el mundo –y con razón- si la catarata de atrocidades que desde hace años se suceden en México tuvieran lugar, por ejemplo, en Cuba. ¡Qué no diría el mundo si en la ‘Perla del Caribe’ ocurrieran los casos de homicidios con violencia sexual y desapariciones de mujeres y niñas, igualito que en Ciudad Juárez y Chihuahua! ¿Cómo acogerían los mass media los datos de Amnistía Internacional acerca de que un país –y esto ha ocurrido también con México- “es el único donde hemos visto un incremento preocupante de la tortura, en los últimos 10 años; de 2003 a 2013, ha crecido 600 por ciento el de casos denunciados”. ¡Con qué imágenes de una inimaginable Cuba no nos habrían ilustrado los noticiarios cuando, en marzo de 2012 durante una reunión con los titulares de Defensa de Canadá, Estados Unidos y México, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, afirmó que “150.000 personas han fallecido” por la violencia entre los cárteles en México!… Y mucho más recientemente, ¡a qué instituciones de la comunidad internacional no se habrían invocado si el escándalo de Iguala –que señala al izquierdista PRD-, hubiese descubierto a sus muertos y escondido a su desaparecidos normalistas en la patria de Fidel!

Pero no, para regocijo de muchos y quizá también para jodienda de otros pocos, la patria de Fidel está en otra cosa, así lo constatan las informaciones más recientes que nos ha servido el periódico norteamericano New York Times. El rotativo reconoció en un artículo del domingo 19 de octubre el papel de Cuba en la lucha contra el Ébola. “Queda [Cuba] a más de 7.000 kilómetros de los países africanos donde el ébola se está esparciendo a un ritmo alarmante –dice el mencionado artículo-. Sin embargo, debido a su compromiso de desplazar a cientos de médicos y enfermeros al eje de la pandemia, Cuba podría terminar jugando el papel más destacado entre las naciones que están trabajando para refrenar la propagación del virus.”

Ciertamente, Estados Unidos y otros países han ofrecido su disposición a contribuir con dinero, pero sólo Cuba y unas pocas organizaciones no gubernamentales están respondiendo a la altura que demanda la urgente situación: profesionales médicos dispuestos a correr el riesgo de atender pacientes, pues no en vano son más de 400 sanitarios los que han sido infectados. Así las cosas, “de los extranjeros que trabajan en África occidental, los médicos cubanos van a estar entre los más expuestos y, es muy posible, que algunos contraigan el virus”, ha reconocido el NYT. En este contexto, son muchas las voces que han subrayado el problema que supone el hecho de que Washington, el principal contribuyente financiero a la lucha contra el ébola, no tenga vínculos diplomáticos con La Habana, “dado que Cuba podría terminar desempeñando la labor más vital”.

Y sin embargo, a pesar de la actualidad del ébola y de sus circunstancias, en Cuba esto no es ninguna novedad, por lo que carece de relevancia que el propio NYT trate de enfriar un poquito el hierro candente de la vieja solidaridad internacionalista, al referenciar la enorme contribución de Cuba como “parte de sus esfuerzos por mejorar su estatus en el escenario mundial”. Así no es, ‘mister paper’, conviene recordar que desde el triunfo de la Revolución de 1959, Cuba ha impulsado una política de solidaridad internacional destinada a ayudar a las poblaciones más desheredadas del Tercer Mundo.

Desde 1963, con el envío de la primera misión médica humanitaria a Argelia, Cuba asumió el compromiso de ayudar a las poblaciones pobres del planeta en nombre de la solidaridad internacionalista. Las misiones humanitarias cubanas se extienden por cuatro continentes y revisten un carácter único. Es decir, ninguna otra nación del mundo, ni siquiera las más desarrolladas, ha proyectado semejante escenario de cooperación humanitaria a través del planeta. Desde sus inicios, alrededor de 132.000 médicos cubanos y otro personal sanitario actuaron voluntariamente en 102 países. En total, los médicos cubanos atendieron a cerca de 100 millones de personas en el mundo y salvaron un millón de vidas. En la actualidad 37.000 colaboradores médicos ofrecen sus servicios fuera de Cuba…

El Che lo puso por escrito: «…todos los días hay que luchar por que ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”.

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