Mundo Obrero: ¿Cuál es la situación política en Castilla y León?
Javier Ramos: Castilla y León tiene un grave problema estructural de paro, precariedad y despoblación. La conformación del capitalismo en España supuso relegar a la actual Castilla y León a ser un territorio dedicado fundamentalmente a la economía agroalimentaria, sin apenas industria y con muy escasas expectativas para su juventud trabajadora. En Castilla y León el exilio económico no es un fenómeno nuevo, pero sí es cierto que la crisis, las políticas de la Troika y el servilismo al capital de los distintos gobiernos están acrecentando el problema. Quienes se quedan tienen que afrontar el paro o la precariedad, con lo que el exilio, paradójicamente, es la opción más segura.
Esta realidad socioeconómica de nuestra bi-región (por la existencia histórica de dos regiones, una castellana y otra leonesa) condiciona un plano político en el que, por un lado, los partidos del Régimen se ven incapaces de abordar de manera eficaz los problemas de Castilla y León (dado que son estructurales y no pueden resolverse con políticas de coyuntura) y, por otra parte, su estabilidad es elevada dado el exilio de importantes sectores de la clase trabajadora, marchándose con ellos buena parte de la combatividad. No olvidemos que Castilla y León, pese a ser la región administrativa de rango inferior a un Estado más extensa de Europa, apenas supera los dos millones de habitantes, y con un elevado grado de envejecimiento. Así, Castilla y León es una bi-región eminentemente conservadora, anclada en estructuras tradicionales.
No obstante, la crisis de las estructuras del Régimen también se manifiesta aquí. La debacle del bipartidismo es considerable, como hemos visto en las últimas elecciones; el grado de movilización crece y el Régimen se muestra asustado, recurriendo con cada vez mayor frecuencia a la represión, cosa que hemos visto en los casos de Gamonal o de Valladolid el 2 de febrero. La combatividad social está en auge, el grado de conciencia se está elevando y podemos esperar avances cualitativos en lo que a la lucha anticapitalista se refiere. El éxito de las movilizaciones de Gamonal, una clara victoria del Poder Popular sobre la política del capital, nos sirve a todos/as como ejemplo para abordar las distintas luchas e impulsar su confluencia en torno al combate por el socialismo, que es nuestro gran objetivo.
M.O.: ¿Piensas que la gente está saliendo lo suficiente a la calle?
J.R.: Pienso que la gente está saliendo a la calle, pero si saliese “lo suficiente” hace tiempo que la situación habría experimentado un giro de noventa grados. Aquí percibo tres problemas, que van entrelazados. Por un lado está el hecho de que una gran cantidad de personas considera que es inútil movilizarse, que no tiene resultados prácticos, pese a todos los ejemplos que evidencian lo contrario. En segundo lugar, se da la circunstancia de que bastantes de las movilizaciones tienen un carácter parcial, corporativo, sin vincularse al resto de luchas que se están dando. Y en tercer lugar, encuentro que las luchas que se abordan de una manera amplia beben todavía en gran medida de conceptos y categorías que responden a la hegemonía ideológica del capital. Dicho de otra forma: muchas personas no se movilizan, un importante conjunto de las que lo hacen se movilizan sólo por sus causas cercanas sin apoyar las movilizaciones de otras personas que tienen también problemáticas causadas por el capitalismo, y, además, las movilizaciones de mayor calado que implican a gente de diferente dedicación y realidad personal acostumbran a ser movilizaciones “por la ciudadanía”, “contra los banqueros”, “por una verdadera democracia”, etc.; no movilizaciones por la clase trabajadora, contra el capital y por el socialismo, única alternativa válida al sistema criminal en que vivimos.
De esto no podemos culpar a la gente. La crisis del Régimen es palpable, pero el Régimen, aunque tambaleante, sigue en pie y sus valores impregnan todavía muchas mentalidades. Esta es la cuestión que entrelaza los tres problemas. De ahí la alta responsabilidad que tenemos los/as comunistas. Nuestra tarea es romper con esos esquemas ideológicos que todavía predominan, elevar la conciencia de clase y hacer el socialismo viable. Las condiciones objetivas existen. Ahora hay que crear las subjetivas.
M.O.: Con una tasa tan alta de paro juvenil, ¿qué salida tenemos los jóvenes ante una situación así?
J.R.: En el capitalismo, ninguna. El capitalismo requiere del desempleo para poder rebajar las condiciones laborales, como bien podemos ver hoy en día. El paro es consustancial al capitalismo, y además golpea con más fuerza en los sectores más vulnerables, como la juventud, las mujeres o las personas migrantes. Es cierto que la situación se les ha ido de las manos y que el elevado desempleo está afectando al consumo y a las ganancias del capital, pero se trata de una contradicción propia del capitalismo, que hace que sea un sistema inviable a largo plazo.
Para muchas personas jóvenes, la “salida” es precisamente salir de Castilla y León e intentar trabajar en otra parte. La despoblación, el exilio económico. Cuando dicen que en Castilla y León está disminuyendo el número de desempleados registrados, basta con ir a los datos de población activa para constatar que el desempleo en realidad está subiendo y que si los datos de desempleados bajan es por la emigración. Una emigración, por cierto, que está condenando mayoritariamente a una gran masa de jóvenes.
Por eso, la única salida posible se llama socialismo. Una economía gestionada por la sociedad, al servicio de la sociedad y en la que la explotación y las diferencias sociales no tengan cabida es la única manera de asegurar el empleo para todos/as en condiciones dignas.
M.O.: ¿Cuál debe ser el papel de la juventud en el Partido?
J.R.: La Juventud Comunista es pieza fundamental del Partido por varios motivos. Por un lado, porque contribuye a formar cuadros para mejorar la organización partidista. Por otro, porque trabaja para llevar la política del Partido a la juventud.
La primera de las funciones es cardinal en toda organización juvenil comunista. Lenin decía con toda la razón que la función de la Juventud Comunista es una: aprender. Aprender en qué consiste ser comunista, lo que supone la militancia y cómo abordar las distintas luchas. La finalidad es que de la Juventud Comunista salga la militancia de un gran partido fuerte, bien organizado y capaz de convertirse en vanguardia de la clase trabajadora.
Pero además, la Juventud Comunista tiene su ámbito propio de actuación, en el seno de la juventud. Día tras día la juventud se ve golpeada de diversas formas por el capitalismo, y la función de la Juventud Comunista es que de cada problemática y cada conflicto juvenil salga una movilización y una elevación del grado de organización, con el afán de construir un movimiento juvenil combativo cuyas luchas converjan en torno a la construcción del socialismo.