La crisis del capitalismo actual y la salida neoliberal y conservadora por la que ha apostado el gobierno del PP en nuestro Estado, está teniendo importantes consecuencias sobre un nuevo incremento de la violencia machista y las desigualdades entre sexos a todos los niveles.
A nivel juvenil el repunte de la violencia de género entre la juventud es dramático. Según el último informe del CIS, uno de cada tres jóvenes entre 15 y 29 años considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitirles que trabajen o estudien o decirles lo que pueden o no pueden hacer.
Además, en la juventud la tolerancia a las actitudes machistas son mayores en ambos sexos. De manera que el 32% de las mujeres jóvenes las toleran frente al 29% de la población femenina general, mientras que el 34% de los hombres las consideran aceptables, cuatro puntos más que el conjunto de hombres de todas las edades.
Estos datos no sólo nos informan cómo las condiciones objetivas están afectando a un repunte de la violencia machista sino también cómo hay mucho trabajo por hacer a todos los niveles. En la calle, en la institución, en los movimientos sociales, en nuestros centros de estudio y de trabajo y también dentro de nuestras organizaciones que no dejan de ser un reflejo de la sociedad.
Es preciso analizar cómo al servicio de la alianza patriarcado y capitalismo operan las nuevas tecnológicas y redes sociales, el ideal de amor romántico que se publicita en la literatura y el cine, la mercantilización y objetualización de los cuerpos y cómo influye todo esto las relaciones que establecemos entre nosotros y nosotras.
La reforma del aborto que vuelve a cuestionar el derecho a decidir de las mujeres, las trampas que ha establecido el gobierno para contabilizar como víctimas de la violencia de género solo a aquellas mujeres que han sido hospitalizadas más de 24h, las declaraciones intolerables de cargos públicos del partido popular y de la Iglesia sobre las mujeres, la exclusión de las mujeres lesbianas y solteras de tratamientos de inseminación artificial, la disminución en los presupuestos de sanidad de tratamientos que solo afectan a enfermedades femeninas, etcétera etcétera, sólo pueden crear un clima social donde se reafirme la violencia machista y, de ahí, los escabrosos datos sobre este tipo de violencia en la juventud.
Ahora más que nunca, es el momento de fortalecer el movimiento feminista y no dar ni un paso atrás frente a la violencia machista en ningún espacio o tramo de edad y esto es una tarea colectiva de todos/as. La revolución será feminista o no será.