Ron Paul fue candidato a la presidencia de los EEUU además de representante en el Congreso por Texas. Es un raro espécimen de la política norteamericana. No es absoluto un hombre progresista; bien al contrario, es uno de los ideólogos del Tea Party. Su mentor ideológico, como el mismo ha manifestado, es nada menos que Friedrich Hayek y su libro de cabecera no puede ser otro que “Camino de servidumbre”. Ha militado en el liberalismo acérrimo, tanto en las filas de los republicanos como en las del partido libertario. Ha predicado el liberalismo ultramontano incluso pidiendo la desaparición de la Reserva Federal. Pero, a pesar de su currículo y popularidad, la gran prensa estadounidense y europea ha ninguneado los comentarios de este político sobre la condena de la Cámara de Representantes a la Federación Rusa. Los grandes medios recibieron instrucciones de ignorarlos, y sólo algunas revistas, entre ellas la Red Voltaire, han recogido sus comentarios. La Tercera Guerra Mundial no es noticia de primera página para los medios de comunicación.

Ron Paul nos pone en guardia contra la resolución patrocinada por el republicano Adam Kinzinger y aprobada por la Cámara de Representantes de EEUU por 411 votos contra 10 el 4 de diciembre del 2014 (16 días se ha tardado en presentarla y votarla, todo un record). La resolución se denomina Hig Resolution 758 y es extraordinariamente preocupante. En su introducción se lee “«condena firmemente las acciones de la Federación Rusa, bajo la presidencia de Vladimir Putin, que ha aplicado una política de agresión contra países vecinos con fines de dominación política y económica».

Para Ron Paul la resolución es el paso legal necesario que puede conducir a la guerra con Rusia. No es un proceso en abstracto, es la conclusión de un proceso con varias fases. La primera fue la aprobación de la ley S.2277 (Ley de Prevención de la Agresión Rusa de 2014) donde se llama a la militarización de los países occidentales y bálticos y la acumulación de efectivos militares en las propias fronteras rusas. La segunda, en septiembre del 2014 durante la reunión de la OTAN en Gales cuando se autorizó al general Philip Breedlove para diseñar un «Escenario Blitzkrieg (guerra relámpago)». Fue denominado Plan de acción de la OTAN y va dirigido contra la Federación Rusa. Inmediatamente comenzaron maniobras militares en el mar Báltico que concluyeron con las denominadas “Espada de Hierro 2014”. En el marco de las maniobras se inicia la trasferencia de material de guerra americano a los países bálticos. Hace pocas semanas el diario Der Spiegel mostraba las imágenes de carros de combate americanos desfilando a 300 metros de la frontera rusa. Moscú respondió con maniobras donde se coordinaron la “triada” de las armas nucleares que posee y desde entonces se repiten alertas sorpresas (incluidas las unidades de respuesta nuclear) que mantienen a sus fuerzas militares en tensión.

La Hig Resolution 758 no es la primera resolución de este tipo que se aprueba en el Congreso de los EEUU. La última aprobada fue la de 1998, se denominó “Ley sobre la liberación de Iraq” y se utilizó como amparo legal para invadir el país. El proyecto de ley ahora aprobado se compone de 16 páginas cuya idea central es simple: Rusia es culpable, el presidente Putin es culpable, debemos parar a Rusia. Más que un documento legislativo parece la primera acción de propaganda de guerra.

Los argumentos son de una pobreza tan extrema y tan burda que uno llega a dudar de la capacidad intelectual de algunos legisladores. La vacuidad del raciocinio que se supone a estos prohombres de la política norteamericana provoca auténtico vértigo. No es de extrañar si consideramos que personajes como el senador trásfuga (antes demócrata, ahora republicano) Michael Willette, publicaba en el mes de marzo que la familia Obama era miembro del ¡¡¡¡ESTADO ISLÁMICO!!!. Los argumentos más reiterados a lo largo del documento están preñados de prejudicios, falsedades y tergiversaciones.

El primer argumento y eje central del texto es acusar a Rusia de haber invadido militarmente Ucrania aunque jamás se han presentado las pruebas que sustentan esta afirmación. El propio jefe de Estado Mayor ucraniano afirmaba en enero del 2015 que no había ni hubo tropas de la federación en territorio ucraniano. Los Congresistas estadounidenses se muestran especialmente sensibles a hablar del respeto a la soberanía de los demás países a pesar de que sus servicios de inteligencia no dudan en “pinchar” de forma masiva las telecomunicaciones europeas, incluidos los teléfonos privados de la canciller Merkel, el presidente francés Hollande o el primer ministro Cameron.

La soberanía ucraniana es una moneda de cambio que el gobierno Obama invoca según sus propios intereses. En febrero del 2014 se fraguó y se ejecutó el golpe de estado de la plaza Maidan. Funcionarios del Departamento de Estado organizaron los incidentes sangrientos dirigidos por Victoria Nuland, responsable de asuntos europeos en el Departamento de Estado y Geoffrey R. Pyatt, embajador de Estados Unidos en Ucrania. En una conversación filtrada por Youtube en enero del 2014, la señora Nuland proclamaba que EEUU se había gastado 5000 millones de dólares en hacer caer al gobierno de Viktor Yanukovich cuyo asesinato fue previsto, aunque fue abortado por los servicios de inteligencia rusos, según anunció meses después el propio presidente Putin en el aniversario de la conmemoración de la anexión de Crimea. La conversación no tenía desperdicio y el menosprecio de la política estadounidense hacia los europeos era insultante.

Como no podía ser de otra forma, la resolución niega toda validez a las elecciones en Crimea. Poco importa que arrojaron un resultado del 97,2 % de los votos a favor de la integración en la Federación rusa y que contaran con una participación record cercana al 83%. Son despreciados por los legisladores norteamericanos que en cambio si encuentran aceptable destituir al presidente Nuri al –Maliki en Iraq e imponer a “dedo” a Haider al Abadi como nuevo primer ministro. O como el caso, rozando el absurdo, de Afganistán donde tras las elecciones y los cruces de acusaciones sobre manipulación de resultados, los dos candidatos elegidos precisaron de tres meses para ponerse de acuerdo; al final el candidato menos votado ocupó la presidencia mientras que el candidato votado mayoritariamente por la población se convirtió en el ministro de Asuntos Exteriores. La prensa siempre atenta a las palabras del Departamento de Estado no duda de calificar de “régimen no – democrático” al gobierno venezolano de Chávez o Maduro, sin importar que hayan ganado 12 elecciones consecutivas supervisadas por organismos internacionales.

La resolución aprobada fija el rumbo que ha de seguir Ucrania ¡una demostración más del respeto a la Soberanía del país! Se pretende que Rusia retire sus tropas de Ucrania a pesar de que los servicios de inteligencia norteamericanos no han podido mostrar ningún dato fiable de la “supuesta invasión”. Las altisonantes declaraciones de generales de la OTAN, e incluso del propio primer ministro inglés, alertando del peligro de 40.000 “ruskis” en la frontera se han demostrado tan falsas como ridículas. Las declaraciones del comandante en jefe de las tropas de la OTAN en Europa, el general estadounidense Philip Breedlove (el mismo que anunciaba en noviembre del 2014 que “divisiones blindadas” rusas habían entrado en Ucrania, rápidamente desmentido por los propios servicios de inteligencia occidentales) Con razón, reputados diarios alemanes como Der Spielge han puesto en entredicho la capacidad de discernimiento de este personaje.

En la misma resolución se afirma con rotundidad que el avión malayo abatido sobre territorio controlado por los separatistas el 17 de julio del 2014, lo fue por obra de un misil tierra-aire proporcionado por Rusia. Evidentemente, la Casa Blanca se apresuró a señalar a Putin como culpable a pesar de que el informe técnico preliminar en 2014 se abstuvo de culpar a nadie. El informe final debe presentarse en el verano del 2015 pero el 7 de marzo se han producido las primeras filtraciones. Según las mismas, los expertos holandeses que analizaron los restos concluyeron que el avión fue abatido por un misil aire-aire tipo R-60M y fuego de cañón de 50mm y ametralladores disparadas desde un avión S-25 M1, caza sólo disponible en la fuerza aérea de Ucrania. En aquel momento no volaba ningún avión de guerra más sobre el espacio aéreo ucraniano.

Se condena a la Federación por proporcionar armas al presidente sirio Al-Assad y se olvidan de mencionar que se utilizan para combatir grupos terroristas (en especial el Ejército Islámico), cuando ¡oh paradoja! EEUU y Turquía entrenan anualmente, y bajo tutela de oficiales de la OTAN, a 5.000 miembros al año para las milicias sectarias que luchan contra Damasco. No tienen en cuenta los legisladores norteamericanos que prominentes miembros del Senado de EEUU, como el senador republicano McCain, se ha reunido en numerosas ocasiones con Abu Bakr Al Bagdadi, líder del ejército Islámico, y que oficiales norteamericanos coordinan con oficiales jordanos, israelitas y del EI las acciones militares en el interior de Siria.

Nada de eso importa. La sarta de mentiras es de tal calibre que si no fuera tan seria parecería un mal chiste. Se acusa a Putín de romper el tratado de Helsinki de 1975, firmado por 32 países para asegurar la coexistencia pacífica entre occidente y la antigua URSS; los legisladores mienten o ignoran que el tratado fue suspendido en la Cumbre de Paris de 1990 cuando desapareció el bloque comunista. La manipulación lleva a afirmar que fue Rusia quién desencadenó la guerra contra Georgia en 2008. La propia Unión Europea, que no es precisamente amiga de Rusia, tras una exhaustiva investigación concluyó que fue Georgia la que «desató una guerra injustificada» contra Rusia. El nivel de conocimiento de la realidad del “establishment” político del Congreso y el Senado es tan bajo que acumula pifias tan repetidas como la protagonizada por la representante de EEUU en la ONU que confundía una y otra vez Ucrania con Vietnam. Lo grotesco se suma al cinismo cuando se acusa a Rusia de ciberataques contra las redes informáticas de EEUU. ¿Qué autoridad moral puede tener EEUU, cuando ha hecho del espionaje masivo e indiscriminado su modo de vida? Tras las revelaciones de Snowden Washington carece de ningún tipo de legitimidad a este aspecto.

Todo el documento apunta en una sola dirección; la conclusión no puede ser otra. Se aprueba que el presidente ucraniano Petro Porochenko, pueda reanudar la guerra mientras se pide el “desarme de los separatistas y de las fuerzas paramilitares en el este de Ucrania». El documento pide la implicación directa de EEUU en un conflicto que, según fuentes de la ONU, ya ha costado más de 50.000 muertos, muchos más de los 6.500 reconocidos por Kiev. Se pide que el presidente Obama pueda proporcionar armas letales ofensivas y defensivas. Se justifica afirmando que la Federación Rusa «constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales» afirmación que constituye la justificación legal para una “intervención militar” contra Rusia. La frase no es casual: permite al presidente, sea Obama u otro, declarar la guerra contra la federación rusa sin el consentimiento del Congreso de los EEUU. Si un país es una amenaza contra la paz mundial ¿cómo podemos permanecer impasibles?

Como hemos venido analizando la resolución es un paso decisivo en la guerra contra Rusia. En la actualidad, Putin es la encarnación del mal para un gran parte de la población occidental; la negativa campaña mediática alcanza niveles infantiles, no deja sitio posible al diálogo, el encuentro o la negociación.

El último ejemplo es el discurso del ministro de Inmigración y ciudadanía del gobierno conservador de Canadá Chris Alexander pronunciado el 22 de febrero de 2015 en el marco de un acto de recogida de fondos para las brigadas de extrema derecha en Ucrania. Fue una intervención digna de “Teléfono rojo volamos hacia Moscú” y que rayaba la paranoia. El ministro llegó a decir: “Lo que está ocurriendo en el este de Ucrania…realmente tiene que ver con lo incompleto del proceso de acabar con la existencia de la Unión Soviética para siempre. Acabar con la opresión y acabar con el diabólico trato que se hizo durante la Segunda Guerra Mundial con la Unión Soviética de Stalin para siempre…” como coletilla añadió “Va a ser una gran lucha. Nos encontramos tan solo ante el principio de esta lucha”.
Los sectores financieros dominantes en EEUU ven con más pavor que nunca el surgimiento de nuevos actores en la escena internacional que cuestiona el predominio norteamericano de los últimos decenios. A la puesta en marcha del Banco de los países BRIGS a finales de este año, cuya presidencia encabezará precisamente Moscú, se le suma la puesta en marcha del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), a cuya génesis se han sumado rápidamente Reino Unido, Alemania, Italia y Francia. Los dos grupos financieros se constituyen como la alternativa al Banco Mundial y al Banco de Desarrollo Asiático donde EEUU y Japón ostentaban un poder dominante.

La creación de estos nuevos instrumentos financieros y políticos cuestionan los principios sobre los que asentó la postguerra europea cuyas raíces eran los acuerdos de Bretton Woods. Todo esto está siendo cuestionado por las nuevas realidades internacionales. EEUU es una potencia declinante. Un presidente debilitado acosado y ninguneado por la cámara legislativa que se permite invitar al presidente israelí a pesar de la oposición de la Casa Blanca y que tiene que soportar que 47 senadores hagan pública una carta indicando que no respetarán en un futuro los acuerdos que pueda alcanzar el presidente de los EEUU con Irán. La legislación norteamericana califica este hecho de alta traición. Pero los legisladores están tranquilos, la debilidad del presidente cuyo gobierno se asemeja cada día más a la “nave de los necios” es tal que no podrá tomar represalias. EEUU precisa de aumentar más y más la apuesta política y como tal, ejerce y ejercerá más violencia para mantener sus propias estructuras de dominación. Entre un mundo que declina y otro que emerge, la historia nos enseña que sólo la guerra sea parcial, regional o general es el embrión del nuevo nacimiento.