El 13 de noviembre de 2014, el Banco Central Europeo (el que tiene las competencias en cuestión de emisión de billetes) cambió las condiciones para la producción de billetes en la Zona Euro. Los bancos centrales nacionales (BCN) pueden elegir entre imprentas privadas mediante licitación o imprentas públicas propiedad de los BCN (in house printing). España se inclinó por esta segunda opción. Como la FNMT es una empresa pública que depende del Ministerio de Hacienda, segregaron la entidad creando IMBISA, 80% capital del Banco de España y 20% de la FNMT. Se constituyó el 2 de noviembre de 2015 con la preocupación de la plantilla sobre el futuro de sus puestos de trabajo y condiciones laborales. Temen que esto no sea más que otro capítulo del desmantelamiento de las empresas públicas para después privatizarlas a precio de saldo.
En el resto de países europeos la situación es desigual, mientras en Bélgica han renunciado a sus imprentas públicas y sacan a concurso la fabricación de su cuota de billetes, otros están filializando sus fábricas de papel e imprentas que eran propiedad de los BCN (Francia).
El BCE decide cada año la cuota de fabricación que asigna a cada país, ésta no está asegurada y podría provocar despidos masivos en cuanto redujeran la cuota de un país para beneficiar a otro.
Dinero electrónico
Además, los países con su propia imprenta pública deben hacer la compra de suministros de forma centralizada. En la práctica se está creando un oligopolio de suministradores beneficiando a determinadas empresas y encareciendo los costes. La excusa es la seguridad y la tecnología pero éstas no son aprovechadas las mayoría de las veces.
Mientras, el BCE está decidiendo si dejar de fabricar los billetes de 500 poniendo como excusa la lucha contra el terrorismo y el crimen. Como si el dinero de los papeles de Panamá no hubiera sido a través de transacciones electrónicas. En los países nórdicos se está reduciendo mucho el dinero efectivo en circulación a costa de medios de pago electrónicos, y el BCE podría decidir que el futuro de la zona euro pase por la eliminación del efectivo. Esta decisión que tiene unas consecuencias en la sociedad gravísimas debería ser un debate abierto a todos y sobre todo en las instituciones democráticas y, no se debería decidir en el BCE que no tiene ningún integrante elegido de forma democrática.
El neoliberalismo va a apoyarse en la revolución tecnológica para aumentar beneficios a costa de aumentar la opresión sobre los trabajadores. En Europa se va a apoyar en las dos patas constituidas por el TTIP (y demás tratados relacionados) y el BCE para controlar el continente y evitar que la democracia pueda decidir algo diferente, y si lo hace, ya están poniendo los cimientos para que ningún gobierno de fuerzas de izquierda rupturistas pueda, unilateralmente tomar medidas en contra de sus intereses. ¿Están pensando en evitar que algún país salga del euro? Estas decisiones se están tomando fuera de los Parlamentos nacionales.
Lejos quedan aquellos tiempos en los que los Estados-Nación eran los únicos competentes en acuñar moneda y se ha pasado a la monetarización de la economía bajo control financiero.
Sobre las imprentas de billetes con las que hemos empezado el artículo, en este escenario ya se habían privatizado y se dedicarían a fabricar los billetes de otros países por encargo.
Consecuencia de la eliminación del dinero efectivo
• Control y seguimiento absoluto de nuestros movimientos: Big Brother.
• Pérdida de ingresos por señoreaje: es la diferencia entre el precio de coste del billete y su valor nominal y, constituye una gran fuente de ingresos para los Bancos Centrales. Cada vez más las funciones de los BCN se están centralizando desde Frankfurt (supervisión, resolución, etc), limitando la capacidad de acción desde los Estados.
• La brecha digital que existe en la actualidad en pueblos y en grupos de población desfavorecida.
• Coste para el ciudadano: el primer año ofertarían teléfonos móviles gratuitos para poder fomentar el pago a través de ellos y después empezarían las comisiones y las tasas.
• Imposibilidad de sacar el dinero del sistema financiero en caso de crisis del sistema: los bancos no tendrían que sufrir las colas de clientes rescatando sus ahorros y provocando el pánico bancario. A excepción de las grandes fortunas que tienen esa facilidad de mover capitales hacia paraísos fiscales.
• Cierre de la mayoría de las sucursales bancarias con los despidos correspondientes. Esto ya ha empezado en España con el Banco Santander, Banco Sabadell, etc y en todos los informes que publican sus servicios de estudios explican ya cómo la banca tiene que adaptarse a la revolución tecnológica a través de la reestructuración de las entidades.
• Posibilidad de aplicar tipos negativos en los depósitos bancarios de los clientes en momentos como el actual.
Sindicalista de CCOO Sector Banca, responsable de movimiento obrero de la Agrupación de Arganzuela (Madrid)