Me veo escribiendo en este “Mono Azul” como si tuviera el empuje de un joven y la perspicacia de una debutante que no quiere perder ripio de lo que ocurre en este baile. Estoy hasta por insertar emoticones para dar rienda suelta a la imaginación de los lectores que pudieran perderse al sobrepasar los 140 caracteres de lectura.
Y como soy un viejo cultureta me puedo permitir escuchar, observar lo de ahora y compararlo con lo de antaño. A eso se le llama experiencia y debería ser aprovechable. Lo mejor de la aventura presente es que ya no estamos en el desierto asolado del franquismo sino en una gran superficie donde las políticas culturales no son solamente, como se dice con demasiada asepsia, “los modos, relaciones y modelos de gestión de la cultura entendida como un bien público, y por tanto sujetas a una regulación y gobierno democrático al entender que la cultura es un bien común, que favorece el desarrollo humano social, comunitario y económico”. (Pedagogías y Redes Instituyentes. Plataforma de investigación en prácticas culturales).
Sostengo que “la cultura dominante es la cultura de la clase dominante y la clase dominante en un país dependiente actúa como gerente del imperialismo. Por lo tanto la cultura dominante es la cultura imperial. Esta penetra, informa y articula a todo el conjunto social utilizando todos los medios de reproducción ideológicos del sistema, desde los medios de comunicación de masas hasta los claustros universitarios”. (Juan Carlos Scarpati).
Trato de aproximarme a la Cultura con disponibilidad de jubilado en busca de su ración de geronto-gimnasia mental, entre una maraña de nuevos palabros (en inglés, mayormente) que hasta resultan divertidos. Hogaño las payadas y los “versolaris” han sido arrinconados por una ceremonia llamada Poetry Slam. Y te anuncian, bajo el epígrafe de “Escritura en vivo”, una “Jam de escritura colectiva”. O que después de las ponencias viene un Afterwork. En una reciente entrevista a Atilio Borón se ironizaba sobre el inglés como lenguaje del neoliberalismo y el castellano como lingua de la picaresca.
Se señala en el escrito citado al comienzo que “se ha criticado la instrumentalización de las políticas de proximidad cuando no generan foros y modos de gobierno colectivo, es decir una democracia cultural real, y no una democratización de la cultura”. Que se lo digan a los que andamos aclarándonos sobre el Modelo de Gestión de los Centros Culturales de Distrito de Madrid.