Era un trabajador autónomo en España, perjudicado por la crisis económica. Perdí todo: mi piso, mi coche, todo menos mi dignidad. Después de dos desahucios la crisis me transportó a Alemania en 2013 con mi mujer y mis dos hijos, entonces de 12 y 8 años. Vivíamos la odisea de una familia en paro.
Llevo viviendo en Alemania siete años y no es oro todo lo que reluce: sobre todo en lo que al tema laboral se refiere y a la idea que tienen algunos, muy equivocada, pues no todos los alemanes van en BMW y Mercedes.
Si eres una persona con título universitario o un trabajador especializado, sí se puede encontrar un buen puesto de trabajo bien remunerado. Eso sí, en la mayoría de los casos tienes que saber hablar alemán o por lo menos defenderte muy bien.
Si no eres del grupo de los trabajadores especializados, no lo vas a tener nada fácil para encontrar un buen puesto de trabajo. Eso sí, si quieres trabajar en algo, que te den mil ó mil y poco euros limpios al mes sin saber hablar el idioma y poder ganarte la vida honradamente, creo que no hay problema. Aquí les llaman produktion, trabajos de producción. Fábricas, trabajos monótonos…
También tengo que decir que, si lo solicitas, el Estado te paga un deutsch intensive kurs, un curso intensivo de alemán que dura varios meses. Lo estoy haciendo. Cuatro horas diarias. Es un tostón pero se aprende mucho. Si vives aquí y no hablas el idioma, te sentirás desplazado y desamparado. El alemán es bastante jodido de aprender y lleno de trampas para que los extranjeros no podamos aprenderlo nunca bien del todo. Además, de un pueblo a otro cambia la pronunciación de algunas palabras. El único consuelo que me queda es que entre ellos mismos a veces no se entienden. En el segundo trabajo que tuve había dos alemanes, uno del norte y otro del sur, y acabaron hablando entre ellos en inglés!!!
Vivir en el extranjero no es sinónimo de riqueza, buena vida y buen trabajo… Vivir en el extranjero es más bien sinónimo de mucha lucha, de trabajo muy duro, de mucho sacrificio, soledad, nostalgia, valentía, de supervivencia, de ser humillado, despreciado y, en muchas ocasiones, hasta abusado.
También es sinónimo de tener que renunciar a muchas cosas y sacrificarse por otras con el fin de conseguir una vida mejor, que en algunos casos se logra y en otros es una constante lucha.
Esto es para todos aquellos que no han salido y se atreven a criticar a quienes con un poco de valentía, de miedo o de esperanza, y sobre todo con mucha fe en Dios, nos atrevimos a dejar nuestra tierra para buscar nuevos horizontes y un futuro mejor. Pero siempre con el corazón puesto en nuestra tierra natal.