Decenas de partidos políticos de todo el mundo han hecho público un llamamiento en solidaridad con Venezuela ante el flagrante acoso que padece, instigado por Estados Unidos y sus cómplices en América Latina.

El llamamiento suscrito hasta el momento por el Partido Comunista de España, así como por los partidos comunistas de Cuba, Rusia, Francia, Portugal, Italia, República Checa y Sudáfrica, y muchas otras organizaciones, afirma que “Estados Unidos sigue aplicando su plan para derribar al gobierno de Venezuela”, y denuncia que la reciente incursión armada “con la complicidad de Colombia y la participación de mercenarios y ex militares norteamericanos, ha fracasado pero Estados Unidos va a continuar impulsando su plan de desestabilización en Venezuela: intenta vincular, de manera indigna, al gobierno de Maduro con las redes del narcotráfico, y no descarta una intervención militar para imponer un gobierno que acate su voluntad, y lo hace cuando el secretario general de la ONU ha pedido el cese de las guerras y los ataques militares en todo el mundo para poder combatir la dura emergencia de la pandemia. Estados Unidos sigue utilizando el lenguaje de la imposición y la fuerza.”

Al mismo tiempo, la declaración constata que “el recurso de Washington a empresas de mercenarios (contratistas, en el lenguaje falsario del Pentágono) para llevar a cabo operaciones terroristas y ataques armados no es nuevo: lo ha hecho en muchos países de Oriente Medio, donde han llevado a cabo sanguinarias matanzas, y los anuncios de Elliott Abrams, de Mike Pompeo, del propio presidente Trump, llamando a derribar al gobierno de Caracas, junto a la actividad de sus servicios secretos para provocar una rebelión en las Fuerzas Armadas de Venezuela, además del acoso diplomático, el sabotaje a su economía y el apoyo a protestas violentas en el interior del país, revelan la constante e intolerable injerencia norteamericana en los asuntos internos de otro país para desestabilizarlo, la búsqueda de gobernantes cómplices e indiferentes al destino de sus pueblos, el estímulo del odio.”

El texto remarca que “con absoluto desprecio por el derecho internacional, ignorando las obligaciones de la Carta de las Naciones Unidas y las pautas de la relación civilizada entre países, Washington impone castigos y sanciones, coacciona a otros países para que apliquen sus disposiciones, chantajea incluso a sus aliados con el objetivo de asfixiar a Venezuela. De hecho, el gobierno Trump sigue utilizando la vieja y amarga retórica de la imposición y la fuerza. Mientras el mundo padece la arremetida de la pandemia, Estados Unidos organiza maniobras militares en las proximidades de las costas venezolanas, busca pretextos para justificar su acoso y una posible invasión, y el Comando Sur de su ejército en Miami perfila planes para organizarla.”

Insistiendo en la movilización y la denuncia ante el mundo, los partidos que suscriben la declaración hacen “un llamamiento a la conciencia universal, a la ética democrática de todos los países del mundo, para que sus gobiernos presenten reclamaciones ante las Naciones Unidas para que Estados Unidos detenga esa campaña terrorista que puede acabar con un baño de sangre en Venezuela. Llamamos a los ciudadanos, al resto de partidos democráticos, a los sindicatos, a las organizaciones progresistas, a condenar la intromisión de Estados Unidos en Venezuela, a exigir al gobierno norteamericano el cumplimiento del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, el respeto a la convivencia pacífica entre los pueblos, y la aceptación de los procedimientos democráticos para que cada país decida su destino; en suma, a que Estados Unidos renuncie a la fuerza para imponer su voluntad.”