La doctrina del Tribunal Supremo, la complicidad entre los agentes y la actitud mayoritaria de los jueces y de los jurados “hacen muy difícil juzgar a un policía y casi imposible declararlo culpable”.
Es la conclusión de las investigaciones realizadas por la BBC sobre la impunidad de las fuerzas de seguridad en Estados Unidos y no sólo cuando las víctimas son negros: “Muy pocos de los involucrados en muertes son detenidos y llevados a juicio. Y es muy difícil que los condenen”.
El Washington Post mantiene desde 2005 la primera base de datos sobre detenciones, juicios y sentencias. En quince años, 15.000 personas murieron por disparos de la policía y sólo 110 agentes fueron acusados de homicidio o asesinato. De esos 110 procesados, sólo 35 han sido condenados. La mayoría por homicidio involuntario. Únicamente tres por asesinato.
Según los expertos consultados por la BBC, “en Estados Unidos es extremadamente difícil juzgar y condenar a un policía por matar a un ciudadano”. Coinciden al señalar las tres dificultades fundamentales.
La doctrina del Tribunal Supremo considera que los agentes tienen el derecho de disparar si les parece necesario y les permiten utilizar una violencia casi sin control.
El denominado muro azul del silencio establece una complicidad corporativa para proteger a los culpables e impedir las investigaciones en profundidad.
Cuando se consigue llegar a un juicio, la actitud generalizada tanto en los jueces como en los jurados es la reticencia ante la posibilidad de condenar a un policía por lo que se considera una reacción en defensa propia.