El 13 de septiembre nos dejó Alberto Asuar Ramírez a los 86 años. Era el menor de 10 hermanos. Mantuvo su profesión como artesano marmolista desde que empezó a trabajar a los 13 años hasta que se jubiló. Referente del PCE en Extremadura y en especial en Tierra de Barros, donde destacó como dirigente de la clase obrera.

ORÍGENES

Alberto creció en una familia que sufría la represión del régimen franquista. Cuando era joven, su hermano Félix -20 años mayor que el- se encontraba en la cárcel por ser militante del PCE. El feroz régimen emanado del 18 de julio seguía sembrando de dolor Extremadura y la familia Asuar tuvo que sufrir quince años con un hijo encerrado en las mazmorras fascistas.

El dolor que le causaba la situación de su hermano le lleva a organizarse en la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), siendo uno de sus responsables en la provincia de Badajoz. Ahí comenzaría su vínculo con el movimiento obrero y le llevaría a pasar por los cuartelillos de la Guardia Civil en diversos pueblos de la región por su compromiso militante. Junto con su paisano Joaquín Macías, recorrían los cortijos de la Tierra de Barros concienciando y organizando a los jornaleros.

En 1973 el PCE recibe en Extremadura el golpe más contundente que sufrió el partido en el tardo-franquismo, fue el famoso aldabonazo que acarreó la detención de 105 militantes comunistas en las localidades de Don Benito, Villanueva de la Serena, Valdivia, Aceuchal, Montijo, Calamonte, Mérida …, lo que dejó a sus militantes atemorizados y a la organización totalmente desarticulada.

Como recuerda el historiador Juan Andrade, la activación del partido se llevó a cabo por medio de procedimientos de distinto tipo que ampliaron sus filas sin dotarlas al principio de una estructura plenamente formalizada. Parte del crecimiento del partido fue la integración de un numeroso grupo de activistas procedentes de la HOAC, que aportaron su experiencia militante y sus amplias redes de contactos. Entre ellos destacó Alberto Asuar, marmolista de Almendralejo.

Dirigidos por José María Coronas, un ramillete de camaradas, como Manuel Paredes y Santiago Leal de Don Benito, Alberto de Almendralejo o Alejandro Nogales de Zafra, comenzaron a ir por los pueblos para reorganizar las células clandestinas del partido.

TRANSICIÓN

Una vez muerto el dictador, el PCE es legalizado y Alberto pronto destaca entre los y las comunistas de la región por su capacidad de organización y su entrega a los intereses de los obreros y jornaleros que ansían el pan que caciques, terratenientes y señoritos llevaban años negándoles.

En las primeras elecciones generales del 77, Alberto Asuar Ramírez ya figura en la papeleta del PCE en la provincia de Badajoz. Pronto el partido le requiere para desarrollar más tareas y le lleva a representar a los y las comunistas en la Junta Preautonómica que estaba poniendo las bases de la Comunidad Autónoma, desempeñando importantes tareas en el gobierno preautonómico.

En las elecciones municipales de 1979 encabeza la lista comunista en Almendralejo, en donde resulta elegido concejal junto a Silvestre Gómez Zafra. Estaría doce años en la política municipal, llegando a ser teniente de alcalde de la capital de Tierra de Barros.

Fruto de su compromiso político, es elegido diputado en la III Legislatura de la Asamblea de Extremadura.

En el plano sindical, participa en la germinación de las primeras Comisiones Obreras de Extremadura con una especial implicación en los conflictos del campo y la construcción, formando parte de la primera comisión ejecutiva regional.

COMPROMISO DE CLASE

Marmolista de profesión, nunca dudó quienes pertenecían a su clase. En los 80 los jornaleros de su pueblo y de toda la comarca protagonizaron importantes movilizaciones en defensa de sus derechos y para conseguir una mejora en las condiciones de vida y trabajo. Alberto estaba allí, nunca faltó a la reivindicación de una causa digna.

Además, cada vez que Alberto se enteraba de que hacía falta un monolito para recordar a los asesinados por el fascismo en algún lugar de la región, ofrecía sus manos y su mármol para desarrollar la tarea. Desde Montijo hasta Zalamea de la Serena, sus monolitos dan digna sepultura a las víctimas de la represión franquista. El monolito que honra a Pasionaria en la Avenida Dolores Ibárruri de Plasencia también es obra de Alberto Asuar.

En la última entrevista publicada, Alberto decía como quería ser recordado:
“Que me recuerden como soy. Que recuerden mi militancia, mi familia y mis amigos. Un comunista si no es válido para el pueblo no es comunista ni es nada. Que recuerden las cosas válidas buenas y, si hay alguna cosa que estaba mal, que las recuerden también”.
Así será camarada.