Una vez más, Guillermo Fernández Vara salta a la palestra mediática por sus declaraciones contra el gobierno de coalición y sus aliados. No es la primera vez que el Presidente de la Junta de Extremadura y Secretario General de los socialistas extremeños destaca dentro del partido por sus posiciones reaccionarias que le vuelven a situar más cerca de la derecha que de las siglas que dice representar.

El exabrupto de esta ocasión ha sido a colación de la próxima aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y el voto afirmativo a estos por parte de EH Bildu. El presidente de los extremeños y las extremeñas decía que le producía una «sensación muy dolorosa» y que iría «a la farmacia a comprar un antiemético», un medicamento contra las náuseas y los vómitos.

Fernández Vara, que accedió a su primer cargo institucional en 1995 como Director General de Salud Pública y Consumo de la Junta de Extremadura, fue escalando en el aparato institucional del PSOE hasta llegar a Consejero de Bienestar Social (1996-1999) y Consejero de Sanidad y Consumo (1999-2007) para acabar como Presidente de la Junta de Extremadura (2007-2011).

FAMILIA DE BIEN

Nieto de un fiscal e hijo de un magistrado del Tribunal Supremo llamado Julio Fernández Santamaría, se podría decir que procede de una familia con una posición de privilegio gracias a la simpatí que tenían por el régimen franquista. Su padre fue nombrado Abogado Fiscal de la Audiencia Provincial de Badajoz, por orden de 23 de febrero de 1945, desde donde empezó una carrera en la judicatura que le llevó por distintas partes del país. Algunos de esos destinos eran designados mediantes decretos firmados por el dictador fascista Francisco Franco.

Fernández Vara estudió en el colegio de los jesuitas de Villafranca de los Barros, un centro que se destaca por ser la escuela de referencia de la oligarquía local, pues por sus pupitres ha pasado una parte muy significativa de las élites judicial, universitaria, empresarial o política. Ese centro religioso en el que estudió ha estado ligado siempre a las clases dominantes, lo que a Fernández Vara le pareció suficiente motivo para concederle en 2017 la Medalla de Extremadura.

EL VECINO DE LA SUERTE

El hoy máximo representante del PSOE en Extremadura fue militante de Alianza Popular durante varios años. Tras su paso por la derecha más recalcitrante del momento, en el camino de Fernández Vara se cruzó un vecino que le explicó que se podia ser de derechas y del PSOE. Ese vecino era nada más y nada menos que Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Presidente de la Junta y Secretario Regional del PSOE en ese momento. Ambos habían comprado una casa en Santo Domingo de Guzmán, una pedanía dependiente del municipio de Olivenza con apenas veinte habitantes, cuestión que les permitió entablar una relación de amistad.

Rodríguez Ibarra durante su mandato siempre se caracterizó por caminar en el carril derecho de la política mientras reprimia y descartaba cualquier propuesta que le viniera por la izquierda. Su nuevo vecino en seguida entendió que el carácter de partido atrapalotodo del PSOE en Extremadura le permitía realizar políticas de derechas pese a que parte de su electorado se sitúa sociológicamente en la izquierda. Poco a poco Fernández Vara fue desempeñando los cargos políticos que su amigo le iba designando, cumpliendo con el único criterio evaluable por Ibarra; su adhesión y fidelidad absoluta al régimen clientelar montado por el ibarrismo en la región.

En el anuncio de la retirada de Juan Carlos Rodríguez Ibarra debido al estancamiento que sufría la política regional, también iba la persona elegida por él para la sucesión. Fernández Vara era el señalado por el dedo de Ibarra y la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE apoyó la decision, aclamándolo por unanimidad como candidato de cara a los comicios electorales de 2007. El clima de miedo y represión sobre el que se cimentaba el ibarrismo dentro de las estructuras del partido impidió una sola crítica al pasado derechista o al método caudillista usado para su elección.

UN SEÑOR DE DERECHAS

Fernández Vara se hace presidente de la Junta de Extremadura. Ha conseguido cumplir su sueño gracias a Ibarra y esto le lleva a seguir una línea continuista en lo que a las políticas neoliberales se refiere pero acentuando su aplicación. Y es que mientras Ibarra procedía de un ambiente humilde, el nuevo presidente era una persona de una familia pudiente en la región. Por poner un ejemplo, en la declaración de bienes presentada por Fernández Vara figuran entre depósitos y planes de pensiones casi 600.000 euros, una cifra enorme si tenemos en cuenta que Extremadura tiene la tasa más alta de pobreza de todo el país o la media de los salarios más bajos de todo el Estado.

Durante el mandato de Fernández Vara las privatizaciones, la red clientelar y las condiciones de pobreza han aumentado. La aplicación a rajatabla de los principios del liberalismo que este gobernante emplea en la región ha hecho retroceder la calidad de vida de los extremeños y de las extremeñas y ha empujado a la emigración a miles de jóvenes, debido a que de manera sistemática se niega un futuro digno a las personas que nacen en esta tierra.

Fernández Vara se ha situado dentro de lo que se denomina el ala derecha del PSOE. Él mismo confesó que salió de Ferraz escondido en el maletero de un coche el día en que su fracción derechista tumbó a Pedro Sánchez como Secretario General. Luego no dudó en posicionarse con Susana Díaz, pues ambos comparten la misma visión política. Pese a que movilizó todo lo que estaba en su mano para que el PSOE se derechizara aún más, no consiguió ganar y se replegó a Extremadura desde donde siempre que puede sale públicamente para críticar cualquier propuesta que cuestione los privilegios que tienen los poderosos.