Presentación del documento nº 27

En los primeros meses de 1943, el dirigente comunista Manuel Gimeno Matarredona llegó a Madrid procedente de Francia con el mandato de emprender el proyecto de la Junta Suprema de Unión Nacional y con los preparativos de la ulterior llegada de Jesús Monzón Reparaz a España (en septiembre del mismo año) para dirigir a la organización comunista española en clandestinidad. Gimeno contactó con varios individuos que decían representar a las diferentes organizaciones políticas y sindicatos de izquierda antifranquistas. Hay varias conjeturas de cuando tuvo lugar la celebración de la reunión de la constitución de la Junta Suprema de Unión Nacional (JSUN) en Madrid, siendo la más probable en octubre de 1943. Unos dicen que tuvo lugar en una tasca de la calle Jesús y María, entre las plazas de Lavapiés y Tirso de Molina y otra información indica que fue en una tasca de la calle Calvario, 16. Ya fuera en uno u otro establecimiento, a la reunión asistieron junto a Monzón, Apolinario Poveda (llegó de Francia donde formó parte del equipo dirigente monzonista) y otro individuo, todos ellos como representantes del PCE; luego acudieron otros delegados del PSOE, de la UGT, de la CNT, de Izquierda Republicana, de los nacionalistas vascos y catalanes, de la JSU y del PSUC. En la tertulia, Monzón expuso la situación de la política nacional e internacional, la labor llevada a cabo en Francia y los principales puntos de la Unión Nacional, planteando que la organización que saliera de allí, además de las organizaciones asistentes, también tenían que tener cabida otras fuerzas políticas e individuos del régimen, contrarios a Franco. Cada asistente puso su punto de vista sobre los contenidos y entre todos acordaron la creación de la Junta Suprema de Unión Nacional para el interior del país, nombrando a Monzón como presidente y la aprobación de un manifiesto que Gabriel León Trilla (mano derecha del dirigente navarro en tierras francesas) redactó en Francia antes de pasar a España, incluida la firma del acta fundacional.

La nueva Delegación del PCE en el interior del país liderada también por Monzón decretó a todos los comités provinciales y regionales del Partido que contactaran con elementos de otras organizaciones políticas para crear grupos de Unión Nacional. A lo largo del año que estuvo Monzón como secretario general de la organización comunista en España se extendió la organización a bastantes comités provinciales donde se establecieron grupos de Unión Nacional, con la bandera de la JSUN como principal baluarte de lucha contra el franquismo. En realidad, se sabía que quienes estaban detrás de la Junta Suprema eran comunistas y en muy pocos sitios (en Salamanca y algún grupo en Valencia) hubo componentes y simpatizantes de otros partidos políticos y sindicales formando parte conjuntamente con el PCE de unas agrupaciones conjuntas de Unión Nacional.

Jesús Monzón pudo rematar la idea que llevaba tiempo pensando en Francia, que era la de unificar a todos las organizaciones políticas y personalidades que estuvieran en contra de Franco y de Falange. Para esta labor, el dirigente navarro no estuvo solo, ya que varios de los dirigentes que habían estado en tierras galas ayudándole en su política de Unión Nacional pasaron con él a España (Asensio Arriolabengoa, Apolinario Poveda, Enrique Alegre, etc). Gimeno regresó al país vecino para llevar las riendas del PCE junto con otros camaradas en Francia, hasta la llegada de Santiago Carrillo a finales de 1944. Para la divulgación de los postulados políticos de la JSUN, Monzón se ayudó de la propaganda clandestina, utilizando todos los medios a su alcance para montar un fuerte y masivo aparato de agitación y propaganda dirigido por León Trilla. Aparte de la gran cantidad de manifiestos, pasquines y folletos para difundir la política de Unión Nacional y de la utilización del periódico Mundo Obrero para el mismo menester, el principal órgano de divulgación de la JSUN fue el periódico Reconquista de España.

El siguiente paso de Monzón fue contactar con personalidades que estuvieran dentro del entramado franquista pero que fueran opuestos al dictador y a la Falange. Gracias a unos amigos y a un enlace comunista en Sevilla, Monzón se entrevistó en la capital andaluza con el que había sido ministro de Agricultura de la CEDA y por aquel entonces, catedrático de la universidad de Sevilla, Manuel Giménez Fernández. En la entrevista celebrada a finales de octubre de 1943, el dirigente comunista le explicó en qué consistía la JSUN y le invitó a que pudiera ingresar en ella. Giménez Fernández respondió que a pesar de que estaba a favor de los planteamientos de la nueva organización, no podía sumarse a ella sin antes hablar con José María Gil Robles, el cual residía en Portugal. Quedaron en que enviaría a un emisario a tierras portuguesas para conocer la postura de Gil Robles y que aunque la decisión de este último fuera no aceptar el ofrecimiento, él ayudaría en lo que pudiera a la JSUN, pero de manera anónima, ya que era un elemento muy conocido y era vigilado por miembros de la policía franquista (parece ser que el dirigente de la CEDA aceptó la propuesta de formar parte de la JSUN). Otras fuentes hablan de un posible acercamiento con el banquero Juan March para que ayudara a la organización, pero que no se llevó a buen término por cuestiones de seguridad.

Manuel Giménez contactó con varios monárquicos, quienes a su vez trataron con Don Juan de Borbón en Portugal para hacerle el ofrecimiento de su participación en la JSUN, sin saber la decisión del pretendiente a monarca. También establecieron comunicación con la Santa Sede, a través del secretario personal del arzobispo de Sevilla, Pedro Segura, para que conocieran la existencia de la JSUN y que pudieran aceptarla de alguna manera. Por último, también contactaron con algunos militares franquistas de alta graduación, los cuales no estaban de acuerdo con Franco y su régimen represivo y aceptaron su neutralidad y posible futura adhesión a la Junta Suprema.

La política de la JSUN tenía como principal cometido la lucha contra Franco y Falange como se puede ver en el documento expuesto. Estos dos eran los enemigos de una España libre y de un pueblo español liberado de cualquier imposición fascista. Con un programa basado en la petición de libertad para los presos políticos, la libertad de reunión y de conciencia, una ruptura con Alemania e Italia, la depuración y desaparición de la Falange y de sus seguidores del aparato del Estado, la mejora de la situación social y económica española y la convocatoria de unas elecciones democráticas para elegir a una Asamblea Constituyente que promulgara una constitución, garantizadora de la vuelta de la democracia y de las libertades al país.

La significación y la envergadura de la JSUN que quiso exponer Monzón no se justificaba con la importancia y la transcendencia que tuvo en realidad, tanto en personalidades que se adhirieron al organismo, como en las personas que decían representar a sus organizaciones, y en las acciones desarrolladas por aquella institución. Los partidos políticos de izquierda antifranquistas apenas desarrollaron una organización activa en el interior del país; y en el exterior se organizaron en la denominada Junta Española de Liberación (creada en México en noviembre de 1943 para hacer frente a la Unión Nacional, indicando que los firmantes de la JSUN no representaban a sus organizaciones, adhiriéndose al año siguiente y en Francia, los libertarios españoles). Ese organismo daría paso en octubre de 1944 a la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD).

La difusión que dieron a la política y a las acciones desarrolladas por la JSUN fue importante, aunque fueran ficticias y exageradas. El PCE quiso dar la sensación de que el régimen franquista estaba en peligro y que el desarrollo de la II Guerra Mundial, favorable a los países aliados, tendría como conclusión el fin de Franco y de Falange. La secretaría de agitación y propaganda de la Delegación del PCE clandestino editó bajo el nombre de la JSUN, varios llamamientos y manifiestos para conmemorar una serie de fechas especiales. La divulgación de las acciones desarrolladas por las juntas o comités de Unión Nacional en España tuvo bastante repercusión en los territorios donde había una fuerte presencia de republicanos exiliados, sobre todo en Francia y en América Latina. El propio Santiago Carrillo, a pesar de que con posterioridad negara la existencia de la JSUN, se hizo eco de la propaganda a favor del organismo creado por Monzón y alabó la labor desarrollada por la Junta. Una de las tareas más destacadas fue la de propagar la idea de la reconquista de España mediante la vía armada, protagonizada por los guerrilleros españoles en Francia (miembros de la Resistencia francesa que combatieron a los nazis) y por los guerrilleros del interior del país. Esta sería la siguiente gran misión del PCE con la preparación de la operación “Reconquista de España” y la invasión por el valle de Arán y las incursiones en el Pirineo vasco y navarro, entre los meses de septiembre y octubre de 1944.

>> [PDF 645 KB] Documento Nº27. Manifiesto de la Junta Suprema de Unión Nacional (Enero 1944)