Colombia se encuentra en estado de alerta democrática ante las pretensiones del uribismo de desconocer los resultados de las recientes elecciones parlamentarias en las que las fuerzas alternativas agrupadas en el Pacto Histórico obtuvieron una histórica victoria al ser la lista más votada para Cámara de Representantes y Senado.

Un breve repaso de los hechos:

El domingo 13 de marzo, realizadas las votaciones y cerradas las urnas, se procedió al preconteo de los votos por partes de los jurados de las mesas de votación, quienes en tres formularios diferentes enviaban los datos a la Registraduría Nacional del Estado Civil, entidad encargada de la logística y el manejo de los procesos de contabilización de los votos e información de los resultados en boletines oficiales que iban expidiendo en la medida en que recibían los datos de los conteos. Sobre la media noche y con el 97% de las mesas informadas se brinda una posible composición del Congreso en sus dos cámaras y se daban también los resultados de las encuestas presidenciales. Hasta este momento no son datos oficiales. Las cifras ofrecidas despertaron las alertas sobre posibles fraudes que perjudicaban seriamente al Pacto Histórico, quien desde tiempo atrás venía denunciando que la Registraduría no ofrecía ninguna garantía de imparcialidad en los comicios.

El lunes 14 se dio inicio al recuento de los votos en cada región, verificando cada voto y consignando las reclamaciones que hicieran los observadores o testigos de los partidos. Al finalizar la semana se realizaron las audiencias ante jueces y testigos para resolver reclamaciones y certificar los resultados.

El Pacto Histórico desplegó a miles de activistas en los procesos de recuento, lo que le permitió recuperar medio millón de votos que le significaban 3 nuevos senadores. Hubo un evidente intento de fraude que fue abortado por la vigilancia militante. Los jueces expidieron las actas que definían en casi un ciento por ciento la composición del nuevo congreso. Cinco mil jueces y miles de testigos participaron de estas audiencias.

Hasta aquí todo bien, pero el uribismo lanzó la peregrina tesis de que “el Pacto Histórico había hecho fraude y había introducido ilegalmente ese medio millón de votos”. Sin tener el pacto Histórico ninguna incidencia en la Registraduría, que es de mayoritaria composición uribista. Entonces el uribismo pidió un recuento general de votos. O mejor, tercer recuento. El Registrador Nacional, uribista, acogió inmediatamente la solicitud de Uribe y anunció que este martes, 22 de marzo, pedirá al Consejo Nacional Electoral que apruebe ese recuento.

Esto podría parecer normal por el tema de la transparencia, si no fuera por el hecho de que los votos desde el día 19 de marzo perdieron totalmente la “Cadena de custodia”, y se encuentran sin ninguna seguridad amontonados en cajas y tulas en oficinas sin ninguna protección ni salvaguarda. La solicitud del uribismo es un intento desesperado por negar y burlar abiertamente el resultado de las urnas.

Es poco probable que hoy mismo el Consejo Nacional Electoral dicte una resolución al respecto pues no hay ninguna normativa clara sobre el procedimiento.

El 29 de mayo es la elección presidencial y la campaña ha empezado con el país incendiado.

(*) Jaime Cedano Roldán es militante comunista, superviviente del genocidio contra la Unión Patriótica en Colombia. Escritor y conductor del programa radial«Suenan Timbres»