En Colombia, el 9 de abril se conmemora el “Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas” reconvirtiendo el Bogotazo, denominación de los hechos acaecidos en 1948 tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en un día para la memoria de todas las víctimas.
Setenta y cuatro años después del crimen que acabó con la vida del líder liberal en la carrera 7ª de Bogotá, Colombia evoca un nuevo 9 de abril con la ilusión y la esperanza de que sea el último antes del primer gran cambio político y social que el país necesita.
Son casi quince lustros de lucha soportando una guerra encubierta que se ha llevado por delante no solamente vidas humanas, sino esperanzas y narrativas que se pretende sean recuperadas, al menos en parte, con esta conmemoración anual en la que, tal como señala Gonzalo Sánchez Gómez, premio nacional de Paz 2016 y exdirector del Centro de Memoria Histórica: “habrá nuevas resonancias superpuestas a esos ecos originales. Nuevos íconos, nuevos convocantes, nuevos discursos, nuevos rituales, nuevas prácticas y movilizaciones conmemorativas”.
La fecha quedó consagrada por el Congreso de la República al aprobar en 2011 la Ley 1448 de Víctimas y Restitución de Tierras, estableciendo el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas como un evento simbólico para recordar a todas aquellas “personas que hubieran sufrido un daño como consecuencia de violaciones de derechos humanos ocurridas en el marco del conflicto armado”.
Una ley que, pese a sus falencias, propone atender las necesidades de las víctimas, no discriminarlas y concederles la dignidad que les corresponde. Supone una revolución social que va en línea con conseguir vivir sabroso y hacer que la dignidad se haga costumbre.
En este año en el que la guerra en el este de Europa se está saldando con un elevado número de personas desplazadas, conviene recordar que la Unidad para la Atención y Reparación Integral a Víctimas del conflicto armado tiene registradas más de nueve millones de personas como víctimas de desplazamiento forzado en Colombia. Por su parte, el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha documentado, entre 1958 y 2021, casi trescientos sesenta mil hechos de violencia que han dejado 418.170 personas afectadas, entre civiles, miembros de grupos armados, de la fuerza pública y combatientes. Y según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) desde noviembre de 2016, tras la firma del acuerdo de Paz en La Habana, hasta marzo de 2022 han sido asesinadas mil trescientas veintisiete personas entre líderes y lideresas sociales, defensores de derechos humanos y firmantes del acuerdo.
Otro 9 de abril más, pero no menor, para reclamar memoria, paz y justicia social. Construyamos más puentes y levantemos menos muros, seguro que, como ya nos advirtiera Isaac Newton, nos irá mucho mejor. La esperanza y la dignidad del pueblo colombiano requieren de la memoria, de la reconciliación y de la reparación.