Estimada ciudadana, estimado ciudadano:

Anda la izquierda a nivel internacional confundida y despistada con la guerra de Ucrania.

Hay una batalla que están ganando los partidarios de la guerra con el argumento de que todos los pueblos tienen derecho a la legítima defensa o a su defensa. Sobre ese argumento se está creando un consenso mayoritario en nuestras sociedades. Estar al lado del invadido, al lado de la entrega de armas, al lado de echar más gasolina al fuego, al lado de la class que aplaude la guerra.

Es necesario que la izquierda se sitúe en este momento al lado de la Paz, porque la Paz es el único camino para luchar contra todas las guerras.

Con la escusa de esta guerra las potencias en el mundo se resitúan. Y el militarismo y la carrera de armamentos están ya en la agenda para meter en todos los presupuestos de los Estados.

Los pueblos habían ido logrando con muchas dificultades que la sanidad pública, educación, cambio climático, derechos sociales, etc. Sean las prioridades, y nos están cambiando las prioridades y nos están recortando las libertades democráticas.

Cuando la izquierda había situado el capitalismo como el responsable de la desigualdad, de la acumulación de la riqueza en muy pocas manos, de la contaminación, etc. Cuando el neoliberalismo había fracasado a los ojos de la opinión pública internacional. Cuando las opiniones públicas se habían abierto a la idea de menos gastos militares y más gastos sociales, aparece una guerra en el corazón de Europa.

Esta guerra de Ucrania tiene unas características que no tienen las guerras olvidadas del llamado tercer mundo. Tiene en su centralidad los recursos energéticos, del gas, petróleo y carbón, litio, etc. Recursos que necesita Alemania y Europa, y que mantienen a Alemania como locomotora económica de la Unión Europea.

Está claro que en esta partida de ajedrez los americanos y la OTAN quieren situar a Rusia como el pasado, y a EE.UU y Europa como el presente. Olvidan que China es el futuro y que Rusia tiene muchos recursos naturales y escasa población. Todo lo contrario de China, que tiene mucha población y pocos recursos. Lo que va a llevar a un acuerdo o unión estratégica entre Rusia y China. De esta forma está situada hoy la partida de ajedrez.

A Rusia la acorralan y la cercan para expulsarla de Europa, y EE.UU. confía en salir de su decadencia hipotecando a Europa en torno a los intereses norteamericanos. Solo con el límite que han puesto a los países de la OTAN, alcanzar el 2% de su PIB en la carrera de armamentos. Aumentan los albaranes de pedidos a la industria armamentística norteamericana, y junto a ello la corrupción a través de comisiones y mordidas más elegantes y sofisticadas, que la de los aristócratas de todo para la saca de Madrid.

La izquierda debe hacer frente a otro argumento de las terminales mediáticas, lanzan como artillería propagandística, que es juzgar al Kremlin y Putin como criminales de guerra. La izquierda y el movimiento pacifista tienen que plantear una nueva respuesta: Putin es un criminal de guerra y que se le juzgue. Sería un paso muy importante del Derecho Internacional, pero sería injusto e insuficiente, y quedaría como un uso obsceno y alternativo del derecho. Que a Putin no lo acompañara en el banquillo de los acusados otros criminales de guerra, responsables de masacres, ejecuciones sin juicio, asesinatos de civiles, violaciones de mujeres y menores, cárceles sin ningún control democrático como la de Guantánamo. Lo que han venido despachando hasta ahora como daños colaterales.

La guerra de Israel contra el pueblo Palestino, la guerra de Yemen, la guerra de Centroáfrica, Afganistán, Yugoslavia e Irak. Donde diferentes presidentes de los EE.UU., varios secretarios de Estado de la Casa Blanca y de colaboradores necesarios como, por ejemplo, los integrantes de la foto de las Azores.

En estos momentos cruciales la izquierda y el movimiento pacifista han de salir a la calle, sin complejos, con el objetivo central y único de imponer la Paz. Creando nuevos consensos en nuestras sociedades, que desenmascaren a los comerciantes de sangre, y por otra parte a los que hacen negocio con los recursos y materias primas.

Las guerras siempre se hicieron en nombre de Dios, en nombre de la Paz, en nombre del progreso, en nombre de tal o cual ideología….Cuando el verdadero motivo por el que han nacido todas las guerras han sido para robar.

La izquierda y el movimiento pacifista deben dar una nueva dimensión que vaya mucho más allá del NO A LA GUERRA. ¡Las mayorías sociales tienen que luchar para imponer la Paz!

Salud y República.