“Hemos evitado lo peor”, dijo el Secretario Nacional del Partido Comunista Francés, Fabian Roussel, al conocerse los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. Fueron las primeras palabras con la que inició su declaración ante los medios. Añadió que Macron, con el 58,5% de los votos ha sido reelegido Presidente por el miedo a la ultraderecha, no por sus méritos, y advirtió que la extrema derecha ha conseguido el mayor resultado desde la Liberación, un 41,5% de los votos, una fuerte amenaza sobre Francia que la política de Macron no podrá alejar.

El PCF mira ahora hacia las elecciones legislativas del 12 y del 19 de junio. Hace un llamamiento para trabajar duro de cara a conseguir la mayor unidad de la izquierda que haga frente al bloque de la extrema derecha y al bloque liberal de la derecha, una izquierda que de esperanza a la gente y movilice a los miles de abstencionistas, que han superado el 28%.

Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, que consiguió 7,7 millones de votos en la primera vuelta a las presidenciales, encabezará el bloque de izquierdas, Unión Popular, que se apresura a agrupar a comunistas, socialistas y ecologistas en las elecciones legislativas, a las que llamó la “tercera vuelta”. Si ese bloque cuaja, ilusiona, conecta con la población y logra imponerse, Mélenchon se convertiría en Primer Ministro para ser el contrapeso a la política liberal de derechas de Macron.

Le Pen no ha conseguido la victoria final, pero sí la normalización de un partido de extrema derecha en el corazón de Europa con unos resultados inéditos en la historia de Francia.