Estamos a escasos dos días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas. Cerca de 39 millones de personas están habilitadas para votar. La abstención suele rondar el 50%. Se va a votar por el presidente y vicepresidente o vicepresidenta, porque hay sólo una mujer en las candidaturas con la aspiración de ser vicepresidenta. Si ninguna de las siete candidaturas llegara a obtener el 50% más 1 voto del total de la votación válida, tendría que realizarse el 19 de junio una segunda vuelta, entre las dos candidaturas mayoritarias. La posesión del nuevo Presidente será el 7 de agosto, día de la Independencia, y el mandato va hasta el año 2026.
Las elecciones en el exterior se iniciaron el pasado lunes 23 de mayo y culminarán el domingo 29 de mayo. Más de novecientas setenta y dos mil personas que se han inscrito para ello, están sufragando en 67 países. De las siete candidaturas que se mantienen, la atención está centrada en tres nombres: Gustavo Petro, del Pacto Histórico; Federico Gutiérrez, del Equipo Colombia y Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.
Todas las encuestas señalan que Gustavo Petro ganará ampliamente las elecciones del domingo, esto no lo pone en duda nadie. La incógnita es si conseguirá el porcentaje que lo haga Presidente en primera vuelta, o si será necesaria la segunda vuelta. Las encuestas han venido ubicando a Federico Gutiérrez en la segunda posición, pero existe la real posibilidad de que en el último momento, sea superado por Rodolfo Hernández.
El economista Gustavo Petro es candidato del Pacto Histórico, una amplia convergencia de partidos y movimientos sociales de izquierda, progresistas y socialdemócratas, y cuenta con el respaldo de sectores liberales, conservadores, verdes, cristianos, y lo más reconocido de la intelectualidad y la academia. El gran fuerte de su votación está en la juventud.
Federico Gutiérrez es ingeniero y ha sido concejal y alcalde de la ciudad de Medellín. Tiene el respaldo de todas las derechas del país, incluyendo al expresidente Álvaro Uribe.
Rodolfo Hernández es un ingeniero y constructor multimillonario. Fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga. Es el candidato sorpresa, se le conoce como el Donald Trump colombiano.

QUÉ PROPONE CADA CANDIDATO
Federico Gutiérrez representa el continuismo de las políticas neoliberales. Su discurso se ha centrado fundamentalmente en atacar a Petro -en general, algo que han hecho todos los candidatos-.
Rodolfo Hernández se presenta como ‘el gran luchador contra la corrupción’, y promueve la idea de que, como presidente, gerenciará al país como a cualquiera de sus muy exitosas empresas. Tiene juicios pendientes por corrupción, se ha declarado admirador de Hitler, y proclama que vive muy agradecido con Álvaro Uribe Vélez por el apoyo que le dio cuando aspiró a la alcaldía de Bucaramanga.
Gustavo Petrose caracteriza por su amplio conocimiento del país y su capacidad de exponer las ideas y propuestas. Gutiérrez ha venido perdiendo terreno por su manifiesta incapacidad intelectual, por representar al uribismo y estar apoyado por la corruptocracia. Rodolfo Hernández se destaca por sus frases disparatadas, los improperios y el desenfado. Y, quién lo creyera, su éxito, siendo el candidato de mayor edad, se debe en buena parte al manejo de TikTok.
¿POR QUÉ SON HISTÓRICAS ESTAS ELECCIONES?
Primero, sería la primera vez en dos siglos de historia republicana que una candidatura alternativa, de amplia base popular, podría derrotar a los viejos partidos, a los viejos poderes y ser gobierno.
Segundo, el país que promueve Petro rompería con el viejo modelo bipartidista en temas de paz, pluralidad y especialmente en el concepto de desarrollo. Petro es un firme defensor del medio ambiente, frente al extractivismo depredador neoliberal. Prioriza lo público, especialmente la educación y la salud. Y tener relaciones de respeto y cooperación con todos los países, incluidos los Estados Unidos o Venezuela.
Gustavo Petro se ubica en el espectro del llamado “progresismo latinoamericano”, y no en el de la izquierda tradicional de la primera ola de gobiernos de izquierda que hubo en América Latina. A pesar de ello, la derecha se esfuerza por mostrarlo como un “personaje violento, que llegará a expropiar, a venezolanizar el país”. ”Es el petro-comunismo”, no se cansa de advertir el cada día más desaparecido Álvaro Uribe.
En conclusión, estas elecciones pueden significar un cambio político radical para un país tan conservadurizado como Colombia, sumiso a los Estados Unidos, al poder militar y al poder de la iglesia. Y en los últimos años, al poder de las mafias. Expresa el surgimiento de nuevos protagonismos sociales, étnicos, juveniles, regionales, barriales.
Una inmensa mayoría de la población ha roto con la vieja clase política, se ha deshecho de lo que se llamaba “el embrujo autoritario” de Uribe, tiene la idea de que un nuevo país es posible. La única fortaleza de los viejos poderes radica en el dinero por toneladas que tienen para comprar votos, e incluso en las armas para intimidar en las regiones, en el chantaje que en las empresas y entidades públicas se hace a trabajadores y empleados. En la difusión del miedo y las calumnias a través de los grandes medios de comunicación.
Las dificultades para el cambio están en las y los indiferentes, en la gente que no cree en nada. Una parte de la incredulidad opta por candidaturas carnavalescas, como la de Rodolfo Hernández, y su disfraz de antisistema. Pero los millones de mujeres y de hombres que quieren ese cambio, que quieren conocer una nueva Colombia, tienen mucha ilusión en que este 29 de mayo se logre esta victoria impensable durante tantos años, y que el 7 de agosto comience una nueva era, la construcción de una nueva Colombia.
(*) Jaime Cedano Roldán es militante comunista, superviviente del genocidio contra la Unión Patriótica en Colombia. Escritor y conductor del programa radial «Suenan Timbres» y colaborador de Mundo Obrero.