El fin de semana de la Fiesta del PCE se celebran más de un centenar de actividades y ese ritmo solo es posible reponiendo fuerzas en el rincón gastronómico en donde los distintos territorios ofrecen algunos de sus platos más típicos. Este año se estrenaba Extremadura y lo hacía a lo grande, con caldereta, migas y prueba de matanza.
Ha sido un mes de intenso trabajo desde que Alma, la directora de la Fiesta, nos animó a montar nuestra cocina y ofrecer platos extremeños. Pilar, la encargada de la cocina de Extremadura, en seguida encontró camaradas con los que organizar un equipo que estuviera al pie del cañón toda la Fiesta.
Los nervios estaban latentes y es que era una responsabilidad ofrecer una comida en la Fiesta de nuestro Partido. Así, la avanzadilla llegó el jueves, la camarada Jara nos fue a buscar a la Estación de Atocha y comenzaron a preguntar si ya estaban los calderos, fuegos y demás utensilios para cocinar. Había ganas de empezar.
Nada más pisar Rivas, Yola y Pilar se pusieron manos a la obra, limpiando todo el espacio a fondo y repasando todo lo que se necesitaba. Querían tenerlo todo preparado cuanto antes, pues el viernes a primera hora había que empezar a cocinar la caldereta, que necesita 6 horas de cocción. Nico, el camarada valenciano encargado de la cocina del PCPV, vio que éramos novatos y no dudó en echarnos una mano.
Llegó el día de la apertura de la Fiesta y todo estaba preparado. La carne aliñada para hacer la prueba de matanza de chorizo y salchichón. Los ajos pelados y pimientos cortados para hacer las migas y la primera tanda de caldereta cociendo para que estuviera para la cena. Mientras esperábamos ansiosos la reacción del público, llegaba el resto de camaradas extremeños para trabajar en la cocina; Cati, Maricarmen, Pepe, David y José Luis.
Con todos situados en sus puestos, comenzó la cena del viernes en donde la acogida fue fabulosa. Las previsiones se nos quedaron cortas ante la gran demanda y servimos toda la comida que habíamos preparado para ese día. Con un poco de pena cerramos la cocina y nos fuimos a descansar para seguir el sábado con más fuerza.
Y así fue, al día grande la Fiesta, a las 10 de la mañana ya estaba en marcha el primer caldero de caldereta. Las migas nos las pedían desde la medio día y la prueba de matanza algo típico en Extremadura, pero poco conocida fuera de ella, levantaba la curiosidad de la gente. Caldero tras caldero sin parar ni un momento de cocinar durante todo el día, se fue acabando todo.
Para el domingo solo quedaba prueba y unos cuantos militantes extremeños que pese a estar cansados se volvían orgullosos a su tierra por haber cumplido con la tarea que le encargo el Partido. Para el año que viene prometemos más y mejor.