Lunes, Pedro Sánchez a un medio: “España no enviará armas a Ucrania”
Martes, Pedro Sánchez en el Congreso: “España enviará armas a Ucrania”
El 6 de septiembre de 1979, en plena dictadura cívico-militar, llegó a Argentina la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Anticipándose a lo que podría pasar y pasó (la Comisión comprobó los asesinatos, desapariciones y torturas cometidos por los militares), la Junta Militar elaboró un eslogan con la intención de cubrirse, difundido por todos los medios de comunicación, algunos forzados y la mayoría voluntariamente y con entusiasmo servil. El eslogan decía: ”Los argentinos somos derechos y humanos”.
SI, A LA GUERRA
La actitud del gobierno español con respecto a la guerra en Ucrania, me recordó a aquel episodio, con las diferencias del caso por supuesto. El sometimiento evidente y bochornoso de España a la OTAN, y por lo tanto a los EEUU, descubre la actitud hipócrita no solo del gobierno sino también de los medios de manipulación en cuanto a los derechos humanos.
En primer lugar ocultaron y ocultan la causa del conflicto y en consecuencia la participación directa y decisiva de EEUU y la OTAN en su origen.
Es muy difícil no sospechar que Pedro Sánchez, después de declarar que España no enviaría armas a Ucrania, haya recibido una orden inmediata de la UE, EEUU o la OTAN o las tres juntas. Pero no nos dejemos llevar por las sospechas. Supongamos que hizo una profunda reflexión y consideró, 24 horas después y tras consultarlo con la almohada, que tenía que cambiar de opinión y de decisión.
En vez de tratar de encontrar una manera de parar esa guerra con terribles consecuencias para la gente inocente, como siempre, el gobierno alineó a España con uno de los contendientes y le atribuyó al otro, a Rusia y sobre todo a Putin, todas las maldades, al estilo de las películas infantiles de buenos y malos, donde los buenos son buenísimos y los malos feos y muy malvados.
En otras palabras, Sí a la guerra y apoyamos con armas y propaganda a los buenos. Claro, los que van a la guerra son otros. Los que sufren y mueren son otros. Y los que venden armas y aumentan sus obscenas riquezas, también son otros.
LOS MEDIOS AL ESTILO DE LAS DICTADURAS
En vez de informar y esclarecer los hechos, para que podamos tener una opinión propia de lo que realmente pasa en Ucrania, los medios en general y los públicos en particular, ejercen de propagandistas ucranianos. Todas las noches nos vamos a dormir pensando qué malo es Putin y qué perverso, y que bueno es Zelenski y qué patriota y qué occidental.
Ignoramos olímpicamente las decenas de invasiones de EEUU en todo el mundo y especialmente en América Latina. Decenas de veces, atropellaron y atropellan a poblaciones indefensas con sus “valientes” soldados armados hasta los dientes, para defender sus intereses económicos. Ignoramos el carácter criminal de la OTAN y desconocemos que fueron los que provocaron este conflicto que se inició hace años.
Los medios utilizan incesantemente sus recursos emocionales, repugnantes en realidad, para que desconozcamos totalmente lo que pasa y por qué pasa.
NO PODÍA FALTAR EL FÚTBOL
Una vez más el fútbol, que pertenece a la clase obrera y le fue arrebatado por el poder económico, es utilizado políticamente en favor de sus intereses.
Movistar, en los partidos de la Liga, que transmite, pone sobre un ángulo de la pantalla y como quien no quiere la cosa, una banderita de Ucrania. Yo creo que lo hace por las dudas, por si los espectadores de fútbol no están suficientemente desinformados. Una manera de hacer propaganda subliminar. No se les escapa una.
¿SOMOS DERECHOS Y HUMANOS?
Yo creo que el pueblo en general, sí. Pero desinformados y manipulados como estamos nos resulta difícil acertar con quienes y por qué.
¿Acaso sabemos que Israel masacra a los palestinos diariamente? ¿Y que recientemente en un bombardeo, asesinaron a 19 niños y niñas? ¿Sabemos que los israelíes desobedecen reiteradamente las resoluciones de la ONU para que cesen sus agresiones al pueblo palestino?
¿Acaso sabemos algo de los bombardeos cotidianos contra Siria y el Yemen y quién los hace y por qué?
¿Acaso sabemos del saqueo permanente de África que hacen las multinacionales europeas y estadounidenses desde hace décadas, lo que provoca el éxodo de sus habitantes más empobrecidos en búsqueda de poder sobrevivir?
¿Acaso nos preguntamos por qué hay que recibir y ayudar solo a los refugiados ucranianos y rechazar a todos los demás refugiados africanos y de otros países en guerra?
¿Acaso sabemos qué pasa, aquí cerquita, con los habitantes de la Cañada Real que no tienen electricidad desde hace más de 2 años? ¿Acaso alguien mueve un dedo para evitar esta injusticia?
¿Acaso los gobiernos que se autodenominan democráticos, derechos y humanos, hacen algo en favor de Julián Assange, acosado por EEUU y privado de su libertad en una clamorosa injusticia?
¿Son los gobernantes, no solo de España sino de buena parte del mundo, derechos y humanos. Lo son los medios manipuladores, no solo de España sino de buena parte del mundo? ¿O son formidables hipócritas?
ACLARACIÓN URGENTE
No estoy a favor Rusia en esta invasión, que es también una invasión imperialista. Me parece tremendo lo que hace y es, como todas las invasiones, algo despreciable que causa la muerte y la miseria y la desesperación en gente inocente. No estoy con Putin que viola los derechos humanos al igual que sus enemigos.
Estoy de acuerdo con recibir a los refugiados ucranianos, víctimas inocentes del conflicto entre dos imperialismos. Y con el trato generoso que se les da. Pero no con el rechazo, muchas veces violento, que reciben quienes llegan desde otros lugares, oprimidos y explotados por el poder económico y sus propios gobernantes.
RECLAMAR EN EL DESIERTO
Basta de tratarnos como a niños tontos. Tenemos derecho de saber lo que pasa, de estar informados.
No a esta guerra y a todas las guerras que inventan los que mandan, por intereses económicos, sin reparar en las consecuencias dramáticas para la gente inocente.
Por eso y como indica la historia de las luchas obreras, solo la toma de conciencia política y social y la movilización de los trabajadores y las clases populares exigiendo participar en las decisiones que afectan a nuestras vidas, puede evitar los reclamos en el desierto.