Es necesario un sistema de transporte público, tanto para viajeros como para mercancías, basado en un ferrocarril no radial sino en malla y sostenible, para afrontar la emergencia climática que los humanos hemos provocado, y para intentar frenar el colapso energético y de materias primas al que nos ha abocado el modo capitalista de producción y consumo.
Pero existen más razones por las que es absolutamente necesario contar con un ferrocarril público, social y sostenible, que vertebre el territorio y enfríe el planeta; razones de carácter social, pues se necesita un ferrocarril que no deje olvidadas zonas rurales con baja población y pocos servicios, y los conecte con localidades que sí los tienen; social en el sentido de ser un medio accesible a toda la población, que permita desplazarse entre localidades a estudiar, a trabajar, a actividades de cultura y de ocio, a visitar amigos o familiares o a hacer turismo; también social, en el sentido de que no queden discriminados en su movilidad colectivos con diversas discapacidades.
Pero hay muchos factores que hay que tener en cuenta, por ejemplo, la falta de un sistema ferroviario que dé servicio a lo largo de todo el país e interconecte poblaciones pequeñas entre sí y con otras más grandes, afecta negativamente a las mujeres, pues en las tareas de cuidados que mayoritariamente desempeñamos, nos vemos más perjudicadas por la desaparición de líneas o por su funcionamiento deficitario.
La movilidad de las mujeres está marcada por la compleja cadena de tareas del día a día derivadas del trabajo reproductivo y el trabajo de cuidados que mayoritariamente realizamos nosotras (compras domésticas, cuidados a terceras personas, labores de acompañamiento). Los desplazamientos ligados a estas actividades laborales o domésticas las realizamos prioritariamente en transporte público, bien por dificultades económicas o por no disponer de vehículo propio (recordemos que la renta media de las mujeres es un 23% menor que la de los varones), o bien por razones de operatividad.
En el caso del ferrocarril, que es el que nos ocupa, son necesarias líneas de media o larga distancia, al igual que de cercanías. En general, esta necesidad la comparten estudiantes y trabajadores; por eso es tan importante defender que se mantengan en funcionamiento y se mejoren, modernicen y amplíen las líneas, en lugar de eliminarlas como se hizo con el tramo Plasencia-Astorga de la «Ruta de la Plata».
De esa forma se luchará contra la España vaciada, porque se estimulará la permanencia en pequeños pueblos de gente, sobre todo jóvenes y mujeres, que se queden en la localidad que quieran para desempeñar su actividad laboral o estudios, en lugar de tener que emigrar a las ciudades buscando mejor acceso a los servicios.
Hay que reclamar políticas enfocadas hacia los consumos de proximidad, para luchar contra el cambio climático a la vez que para reactivar la actividad y la economía de zonas rurales, aumentar la actividad agroganadera para consumo local, frenando el éxodo de los pueblos; y un ferrocarril como el que estamos demandando, para viajeros y mercancías, ayudará a revertir el despoblamiento.
Mejorar el tren para adaptarlo a las personas con diversidad funcional motora
Por eso, exigimos que el tren sea considerado como el medio principal de transporte público, que sea adaptado a todas las necesidades de la población tanto urbana como rural, que se implementen las adecuaciones precisas para que cubra los transportes de mercancías en la mayor parte posible de recorridos, y que sea promocionado frente al vehículo privado, en general frente a la circulación por carreteras y como alternativa al avión.
Para ello, y detallando cada una de las mejoras sociales y ambientales que se conseguirían si las políticas se dejaran de diseñar para beneficiar al mercado, y cumplieran su obligación de enfocarse al objetivo de poner la economía al servicio de las necesidades, detallamos a continuación nuestras ideas sobre el carácter social del tren.
En primer lugar, exigimos trenes que conecten todos los territorios para revertir la crisis social de la España vaciada porque la eliminación de líneas en zonas rurales ha restringido la movilidad de personas que no tienen o no pueden usar vehículo propio. Entre las personas perjudicadas por esta pérdida de servicios están personas con discapacidades, con bajos ingresos, estudiantes, trabajadores y trabajadoras, y según diversos estudios las mujeres son las principales usuarias de transporte público, por lo tanto son las más perjudicadas por el cierre de líneas y el deficiente servicio en las que quedan.
Por tanto, esa malísima política de ir reduciendo servicios ferroviarios en aras del mal entendido progreso y la comodidad de ir de puerta a puerta, está incidiendo en la discriminación de diversos colectivos, además de habernos abocado a una forma de vida depredadora (afán por tener vehículos, más de uno o de dos en cada familia), una forma de vida contaminante; en la que la comodidad y las prisas son ahora las prioridades, valores que sirven a los mercados pero impiden una vida humana acorde con la naturaleza y una buena convivencia.
En segundo lugar, como transporte inclusivo para personas con diversidad funcional motora: Pedimos que todos los trenes tengan las adaptaciones necesarias para que las sillas de ruedas puedan acceder al tren con el andén al mismo nivel que el vagón, al menos un coche en cada tren, con anchura de pasillos suficiente para las sillas de ruedas, con aseo adaptado, etc., y todo lo que exige el decreto 537/2019, de 20 de septiembre, por el que se regulan las condiciones básicas y no discriminación para el acceso y utilización de los modos de transporte para las personas con DFM (diversidad funcional motora). Contar con un ferrocarril que tuviera estas adaptaciones de forma permanente y no ocasional, daría autonomía a las personas que se desplazan en silla de ruedas, las haría más autosuficientes, quitando barreras que las discriminan, e impiden su derecho a llevar una vida plena e independiente.
En tercer lugar, con el servicio Adif acerca, personal de Renfe ayuda a los usuarios con discapacidad que lo hayan solicitado, a acceder a la plaza que han reservado, incluyendo el servicio en los desplazamientos que conlleven transbordos y en la estación de destino. Si el tren no cumple los requisitos de accesibilidad a sillas de ruedas, si el vagón no está al nivel del andén, este servicio se ocupa de poner una plataforma para que la silla de ruedas pueda acceder al tren, o bajar de él en la estación de destino.
Este servicio también es utilizado por las personas ciegas que realizan un desplazamiento no habitual y por ello no tienen un esquema mental de la estación de que se trate, eso que las personas que ven perciben de un vistazo. Porque, cuando una persona invidente hace un trayecto de forma habitual, ya conoce el espacio y la localización de las taquillas, las vías y acceso a ellas, digamos que se ha aprendido cómo es esa estación. El tren en sí mismo es un medio accesible para las personas ciegas, complementándolo con el servicio Adif acerca cuando le fuera necesario. Por otra parte, los invidentes no son personas autónomas en sus desplazamientos en coche, siempre dependen de otras personas; así pues, la autonomía personal en la movilidad que el tren supone para los invidentes, refuerza nuestra defensa ambiental del ferrocarril con su carácter social por lo accesible que es para este colectivo.
El servicio Adif acerca también ayuda a las personas con dificultades cognitivas, como el autismo, que viajan solas, acompañándolas a subir a su tren y a recibirlas en la estación de llegada. Por este carácter accesible del tren, pedimos el refuerzo del servicio Adif acerca, también para los trenes de cercanías.
En cuarto lugar, exigimos paneles informativos con accesibilidad para distintas discapacidades: por ejemplo, paneles informativos «audibles» para ciegos, a una altura adecuada para las personas que se desplazan en silla, etc , accesibles para «leer» la información y poder interactuar, tanto para los usuarios de silla de ruedas como para los discapacitados visuales. Otro elemento importante es la megafonía de buena calidad, tanto en las estaciones como en los trenes, para que se puedan servir de los avisos todas las personas, pero en especial los invidentes. O máquinas expendedoras de billetes de las estaciones accesibles a invidentes, con el software parlante.
Otras propuestas que son necesarias para permitir la accesibilidad son:
Adaptar la cartelería para facilitar su comprensión a personas con dificultad cognitiva como pueden ser los autistas, con pictogramas.
Reforzar la visualización de la cartelería para las personas sordas, que no tienen el apoyo de los anuncios por megafonía.
En quinto lugar, exigimos formación de los empleados y empleadas de estación para garantizar una buena accesibilidad: ejemplos: asegurar que, siempre, los trenes, sea cual sea su longitud, paren con algún vagón enfrente de la puerta del vestíbulo de la estación, para evitar accidentes que han ocurrido en ocasiones cuando un invidente, contando con que su tren ha llegado y cree que está allí, pueda precipitarse a las vías al ir con prisas contando con que hay algún vagón en ese punto.
Que se tenga en cuenta que todos los vagones deben quedar sin separación del andén, también para evitar accidentes.
Una opinión: A la no discriminación de diferentes colectivos y de personas se llega por leyes, que obliguen a su inclusión, pero también mediante la solidaridad social que practica esa inclusión.
Una reflexión: Nada de todo esto será posible, ni el ferrocarril que defendemos, ni las reivindicaciones ambientales, si no se consigue un giro radical del sistema político, para que deje de mantener y apoyar a los intereses capitalistas con el dinero público, y en cambio destine el dinero de todos, europeo, nacional, regional y municipal, a reforzar todos los servicios públicos, y gestionarlos desde lo público, para conseguir unas buenas condiciones de vida para todas las personas y que estén en igualdad de oportunidades. Y no conseguiremos que se dé ese giro necesario si no contamos con el apoyo de la mayoría social, que sería la beneficiaria de ese giro necesario de la política. Por eso, a la vez que luchamos por estas cosas reivindicaciones, tenemos que emplearnos en intentar concienciar a esa mayoría social, sin lo cual nada se podrá conseguir.
(*) Activista del Movimiento por el Tren Ruta de la Plata.