Este nuevo Sistema Nacional de Salud sustituyó al INSALUD, que era el que existía hasta ese momento en nuestro país y que consistía en un seguro obligatorio de enfermedad que cubría únicamente a los/las trabajadores/as y sus familias y que estaba financiado por las cuotas obligatorias que estos pagaban, excluyendo al resto de la población. Por el contrario en nuevo SNS, inspirado en el NHS británico se caracterizaba por ser público, es decir que tanto la provisión de los servicios, la gestión como la financiación de los mismos eran públicas; que era universal es decir que incluía a todas las personas que vivían en este país; gratuito en el momento de su uso ya que estaba financiado por los impuestos de los/las ciudadano/as a través de los Presupuestos Generales del Estado; de calidad, el centro sobre el que pilotaba todo este sistema sanitario era la Atención Primaria según propone la OMS (Conferencia de Alma Ata); es un sistema en el que a través de los Consejos de Salud deben de participar profesionales y usuarios/as: y no era únicamente asistencial ya que debía priorizar la prevención y la promoción de la salud.

Este nuevo SNS se mostró desde sus inicios eficaz y eficiente, ya que conseguía unos buenos parámetros sanitarios objetivables a un coste razonable, siendo referente internacional entre los expertos en salud, a pesar de que desde su nacimiento presentó un déficit en su financiación debido a la influencia de las fuerzas conservadoras en el diseño de las políticas económicas, presupuestarias y fiscales, aun con gobiernos supuestamente de izquierdas (PSOE).

Contrarreforma y negocio

Con la hegemonía de las ideologías neoliberales al final de la década de los 80 y los 90, el capital vio en la sanidad un filón de negocios y empezó a actuar para transformar el SNS en un modelo más afín a sus intereses. Así en el año 1991 el Informe Abril presentaba una hoja de ruta que abría la puerta a su privatización ya que establecía copagos, colaboración público-privada, provisión privada de servicios sanitarios públicos, coexistencia de seguros sanitarios privados y que finalmente se plasmaría en la ley 15/97 de Nuevas formas de gestión, aprobada en las Cortes con el único voto en contra del grupo Parlamentario de IU. Esta ley y otras que la completaron permitieron que el PP en el gobierno realizara una autentica contra reforma sanitaria, basándose en un principio en mejora de eficacia del SNS y postreramente en la crisis económica y la sostenibilidad del sistema se incorporaron copagos, recortes de servicios, exclusión del SNS de una parte de la población, privatizaciones de servicios (colaboración publico-privada) y congelación de plantillas y salarios de los /las sanitarios/as, acentuándose el eterno problema de la infrafinanciación lo que nos llevó a un SNS que ya no era universal, ni público ni de calidad, ni gratuito y con una Atención Primaria cada vez más deteriorada, por no hablar de la Salud Pública o la Salud Mental y con un cada vez más preocupante deficit de personal, mal pagado y con unas condiciones laborales cada vez peores, lo que empujó a muchos/as de estos/as profesionales a emigrar a otros países de nuestro entorno donde existían unas condiciones mucho más favorables.

En esta situación tan preocupante llega en el año 2020 la pandemia de COVID 19, llevando casi al límite en su conjunto al Sistema Nacional de Salud, y de forma más extrema aún en las comunidades autónomas gobernadas por las políticas neoliberales de la derecha y de la extrema derecha regidas por las leyes del mercado, que sólo han buscado el beneficio de las grandes corporaciones sanitarias tanta españolas como internacionales así como las grandes compañías aseguradoras y no el de la población, produciéndose un deterioro casi irreversible de la base de nuestro sistema sanitario, la Atención Primaria, aunque también se ha produciendo un gravísimo deterioro del resto del sistema: Asistencia Especializada, Salud Mental, Urgencias, Salud Pública, etc., deterioro que es percibido tanto por los/las profesionales como por toda la población usuaria del mismo.

Respuesta ciudadana y sanitarios en huelga

Ante esta situación la respuesta de la ciudadanía y de los/las profesionales sanitarios está siendo clara, como lo evidencian las masivas manifestaciones de Madrid y de Sevilla de días pasados, así como las huelgas de los servicios de urgencias extrahospitalaria y posteriormente de los/las profesionales de la Atención Primaria en Madrid, el anuncio de una huelga de médicos/as a nivel nacional para después de las navidades, etc., ante una situación que ya no aguanta más: plantillas absolutamente infradotadas; consultas desbordadas con larguísimas listas de espera tanto en la Atención Primaria como en la Especializada, así como para exploraciones e intervenciones quirúrgicas; bajos salarios, lo que esta provocando un incremento en la emigración de profesionales sanitarios a los países de nuestro entorno, como se mencionaba anteriormente. Por otra parte, esta situación de colapso del sistema sanitario publico está provocando un aumento acelerado en el crecimiento de los seguros privados de salud que están aprovechando esta lamentable situación de la sanidad publica para su rápida expansión.

El actual Sistema Nacional de Salud fue creado en el año 1986, en el primer gobierno socialista, por el ministro de Sanidad Errnest Lluch, según establecía la Ley General de Sanidad, haciendo así realidad el derecho (no fundamental) a la salud que establecía la Constitución Española.

Este nuevo Sistema Nacional de Salud sustituyó al INSALUD, que era el que existía hasta ese momento en nuestro país y que consistía en un seguro obligatorio de enfermedad que cubría únicamente a los/las trabajadores/as y sus familias y que estaba financiado por las cuotas obligatorias que estos pagaban, excluyendo al resto de la población. Por el contrario en nuevo SNS, inspirado en el NHS británico se caracterizaba por ser público, es decir que tanto la provisión de los servicios, la gestión como la financiación de los mismos eran públicas; que era universal es decir que incluía a todas las personas que vivían en este país; gratuito en el momento de su uso ya que estaba financiado por los impuestos de los/las ciudadano/as a través de los Presupuestos Generales del Estado; de calidad, el centro sobre el que pilotaba todo este sistema sanitario era la Atención Primaria según propone la OMS (Conferencia de Alma Ata); es un sistema en el que a través de los Consejos de Salud deben de participar profesionales y usuarios/as: y no era únicamente asistencial ya que debía priorizar la prevención y la promoción de la salud.

Este nuevo SNS se mostró desde sus inicios eficaz y eficiente, ya que conseguía unos buenos parámetros sanitarios objetivables a un coste razonable, siendo referente internacional entre los expertos en salud, a pesar de que desde su nacimiento presentó un déficit en su financiación debido a la influencia de las fuerzas conservadoras en el diseño de las políticas económicas, presupuestarias y fiscales, aun con gobiernos supuestamente de izquierdas (PSOE).

Contrarreforma y negocio

Con la hegemonía de las ideologías neoliberales al final de la década de los 80 y los 90, el capital vio en la sanidad un filón de negocios y empezó a actuar para transformar el SNS en un modelo más afín a sus intereses. Así en el año 1991 el Informe Abril presentaba una hoja de ruta que abría la puerta a su privatización ya que establecía copagos, colaboración público-privada, provisión privada de servicios sanitarios públicos, coexistencia de seguros sanitarios privados y que finalmente se plasmaría en la ley 15/97 de Nuevas formas de gestión, aprobada en las Cortes con el único voto en contra del grupo Parlamentario de IU. Esta ley y otras que la completaron permitieron que el PP en el gobierno realizara una autentica contra reforma sanitaria, basándose en un principio en mejora de eficacia del SNS y postreramente en la crisis económica y la sostenibilidad del sistema se incorporaron copagos, recortes de servicios, exclusión del SNS de una parte de la población, privatizaciones de servicios (colaboración publico-privada) y congelación de plantillas y salarios de los /las sanitarios/as, acentuándose el eterno problema de la infrafinanciación lo que nos llevó a un SNS que ya no era universal, ni público ni de calidad, ni gratuito y con una Atención Primaria cada vez más deteriorada, por no hablar de la Salud Pública o la Salud Mental y con un cada vez más preocupante deficit de personal, mal pagado y con unas condiciones laborales cada vez peores, lo que empujó a muchos/as de estos/as profesionales a emigrar a otros países de nuestro entorno donde existían unas condiciones mucho más favorables.

En esta situación tan preocupante llega en el año 2020 la pandemia de COVID 19, llevando casi al límite en su conjunto al Sistema Nacional de Salud, y de forma más extrema aún en las comunidades autónomas gobernadas por las políticas neoliberales de la derecha y de la extrema derecha regidas por las leyes del mercado, que sólo han buscado el beneficio de las grandes corporaciones sanitarias tanta españolas como internacionales así como las grandes compañías aseguradoras y no el de la población, produciéndose un deterioro casi irreversible de la base de nuestro sistema sanitario, la Atención Primaria, aunque también se ha produciendo un gravísimo deterioro del resto del sistema: Asistencia Especializada, Salud Mental, Urgencias, Salud Pública, etc., deterioro que es percibido tanto por los/las profesionales como por toda la población usuaria del mismo.

Respuesta ciudadana y sanitarios en huelga

Ante esta situación la respuesta de la ciudadanía y de los/las profesionales sanitarios está siendo clara, como lo evidencian las masivas manifestaciones de Madrid y de Sevilla de días pasados, así como las huelgas de los servicios de urgencias extrahospitalaria y posteriormente de los/las profesionales de la Atención Primaria en Madrid, el anuncio de una huelga de médicos/as a nivel nacional para después de las navidades, etc., ante una situación que ya no aguanta más: plantillas absolutamente infradotadas; consultas desbordadas con larguísimas listas de espera tanto en la Atención Primaria como en la Especializada, así como para exploraciones e intervenciones quirúrgicas; bajos salarios, lo que esta provocando un incremento en la emigración de profesionales sanitarios a los países de nuestro entorno, como se mencionaba anteriormente. Por otra parte, esta situación de colapso del sistema sanitario publico está provocando un aumento acelerado en el crecimiento de los seguros privados de salud que están aprovechando esta lamentable situación de la sanidad publica para su rápida expansión.


Parches no, medidas estructurales

QUÉ HACER

Ante este estado de extrema gravedad en la que está en riesgo la persistencia del S.N.S. tal como lo entendemos debería de ser, hay que tomar medidas urgentes, pues no nos podemos permitir el lujo de poner parches que lo único que van a hacer es llevarlo a una situación de no retorno:

-En primer lugar dar una dotación presupuestaria adecuada para conseguir un sistema sanitario de calidad.

Derogación de la ley 15/97 y resto de normativa legal complementaria, puesto que no hacemos nada si aumentamos el presupuesto sanitario y simultáneamente se aumenta la llamada cooperación público-privada (conciertos, externalizaciones…) como está haciendo Andalucía o la Comunidad de Madrid.

-Dotación presupuestaria y de personal adecuada para el pilar fundamental de nuestro sistema de salud: la Atención Primaria. Si ésta funciona bien el SNS funcionará bien.

-Promisión de recursos económicos y de personal adecuados las grandes olvidadas de la sanidad publica: la Salud Mental y la Salud Pública, fundamentales para una sanidad de calidad como se ha puesto de manifiesto en el periodo de pandemia y postpandemia.

-Como consecuencia de lo anterior hace falta un aumento de plantillas del personal sanitario, con unas condiciones económicas y laborales adecuadas, equiparables a las de los países de nuestro entorno que frene la emigración de estos/as profesionales a los mismos y propicie su retorno a nuestro país.

-También es necesario planificar las necesidades de personal a largo plazo y organizar en consecuencia la formación de los/las mismos/as.

Sólo estas medidas, tomadas de forma urgente, permitirán que nuestro SNS vuelva a ser un servicio público de calidad, con profesionales y población satisfechos, con respeto a los tiempos de atención que cada paciente requiera y unas listas de espera razonables.

(*) Secretaría de Sanidad