Ahmad Atef Daragmah, jugador de 23 años del club palestino Thaqafi Tulkarem, fue asesinado este jueves por el ejército israelí en Nablus, cuando las fuerzas de ocupación incursionaron en la ciudad palestina escoltando a 4 colonos israelíes que irrumpieron en la Tumba de José. En los enfrentamientos con la población palestina los soldados israelíes hirieron a 24 personas más.
El 22 de diciembre, la Asociación Palestina de Fútbol (APF) emitió un comunicado en el que denunciaba que “el fútbol palestino está conmocionado desde esta madrugada por el asesinato de uno de sus mejores futbolistas, Ahmad Atef Daragmah, el goleador de 23 años de Thakafi Tulkarem que fue baleado por soldados israelíes durante la incursión de las fuerzas de ocupación israelí en la ciudad de Nablus».
El primer ministro Mohammad Shtayyeh pidió a la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) que condenara el asesinato israelí de Daraghma, informó la agencia WAFA.
“A lo largo de los años, la capacidad de Palestina para acudir a la Copa Mundial se ha visto seriamente obstaculizada por el asesinato y la mutilación de decenas de jugadores como Ahmed”, escribe en el diario “The Palestine Chronicle” el abogado defensor de derechos humanos Jonathan Kuttab.
Durante años, la Asociación Palestina de Fútbol se ha quejado de las claras violaciones de las normas y reglamentos de la FIFA por parte de Israel, y ha utilizado las vías legales para pedir sanciones o incluso la suspensión de la Asociación Israelí de Fútbol.
La FIFA ha intentado evitar la polémica, instar a una diplomacia discreta y negarse a votar sobre cualquier sanción o suspensión de Israel. Los dirigentes de la FIFA han afirmado que «la política y el fútbol no deben mezclarse», e incluso han multado a clubes por izar la bandera palestina en partidos en los que no jugaba Palestina. Sin embargo, con la invasión rusa de Ucrania, de repente se hizo legítimo expresar apoyo a causas políticas e izar la bandera ucraniana en eventos de la FIFA, exponiendo así el doble rasero.
Los palestinos y sus simpatizantes han respondido con campañas de base en un intento de responsabilizar a Israel por sus prácticas de apartheid, con campañas como «Tarjeta roja a Israel» o, más recientemente, la campaña «Kick Out Apartheid», que incluye a cerca de 100 organizaciones de todo el mundo que piden sanciones para Israel por sus políticas.
Israel ha violado los principios de la FIFA de diversas maneras que normalmente justificarían medidas disciplinarias e incluso la suspensión de su afiliación. La FIFA ha permitido la prevalencia de eslóganes abiertamente racistas («Muerte a los árabes») y de violencia antiárabe asociada a los partidos de la IFA. Esto va en contra del objetivo declarado de la FIFA de hacer frente al racismo.
La Asociación Palestina de Fútbol afirma en su comunicado de prensa tras el asesinato de Ahmed Draghameh: “exigimos a las organizaciones internacionales de fútbol que examinen más de cerca las políticas y prácticas racistas de la ocupación israelí y sus constantes violaciones de la normativa deportiva internacional, y la responsabilicen de privar a los futbolistas palestinos de su derecho consagrado a desarrollar y practicar el deporte”.
Jonathan Kuttab concluye: “Las acciones de BDS (Boycott, Sanciones y Desinversión) y las muestras de solidaridad en el ámbito del deporte internacional, como ocurrió en Sudáfrica, pueden resultar el método más eficaz para proclamar el mensaje de que el mundo no apoyará el apartheid ni el racismo. Porque fue el boicot mundial contra los equipos deportivos sudafricanos lo que más efecto tuvo en la denuncia de los crímenes de su régimen de apartheid y en el derrumbe de su apoyo”.