Estados Unidos ha amenazado a Argentina con “consecuencias de proporciones bíblicas” por su supuesto acuerdo con China para producir aviones militares

Es obvio que EE.UU. en política exterior se ha comportado siempre al más puro estilo de las películas del far west. El imperio USA es como el típico terrateniente del wéstern, accionista de la compañía del ferrocarril que, dueño de todos los negocios del pueblo, amenaza, roba, extorsiona, golpea o asesina a través de una manada de pistoleros a sueldo que cumplen a rajatabla sus órdenes. Sus víctimas son los ganaderos que obstaculizan su expansión, los pueblos originarios que viven en sus propias tierras ancestrales, aquellos que no le venden sus minas de oro, quienes no consumen en su saloon o aquellos que le derrotan al póker. Ninguno escapa a su ambición de poder.

En marzo de 2021, continuando la tradición del matonismo, el secretario de Estado de EE.UU. Anthony Blinken amenazó a Alemania con sanciones en caso de continuar la construcción del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y el país germano. En plena rueda de prensa con el ministro de Defensa alemán, Blinken le espetó en los morros: “El presidente Joe Biden ha sido muy claro al decir que cree que el gasoducto es una mala idea. Es malo para Europa y malo para Estados Unidos” porque “es un proyecto geopolítico ruso destinado a dividir a Europa”. En otras palabras, era un proyecto que beneficiaría a Europa pero perjudicaría el negocio del gas licuado estadounidense.

La voladura del gasoducto Nord Stream fue la crónica de un atentado anunciado. EE.UU. ya advirtió a Alemania que no siguiera por ahí, que era mala idea y que no avanzaría

Un año después, a solo unos días del inicio de la operación especial rusa en Ucrania, la golpista del Maidán Victoria Nuland, subsecretaria de Estado en yanquilandia, amenazó con desconectar el gasoducto: “Quiero ser clara con ustedes hoy: si Rusia invade Ucrania, de una u otra manera Nord Stream 2 no avanzará”. Días más tarde su jefe Joe Biden repitió exactamente el mismo argumento, y a preguntas de un periodista alemán sobre cómo frenar el gasoducto si éste era de soberanía alemana, añadió: “Te prometo que podremos hacerlo”. Dicho y hecho. En septiembre de 2022 ordenó volar las tuberías. Así lo ha puesto de manifiesto el periodista Seymour Hersh en un trabajo de investigación donde ha desvelado el intríngulis de los atentados terroristas cometidos contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2 por parte del gobierno yanqui con la colaboración de Noruega.

Compitiendo en matonismo, a principios de marzo del presente año, en una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores, la congresista republicana María Elvira Salazar amenazaba a Argentina con “consecuencias de proporciones bíblicas” por su supuesto acuerdo con China para producir aviones militares. “Lo voy a decir en español para que quede bien claro a mis amigos argentinos”, dijo, “EE.UU. no se va a quedar con los brazos cruzados, porque no se puede tener un aliado que fabrique y exporte aviones militares chinos y que los venda a los vecinos”. Después escribió en Twiter: “Hay dos mundos: el mundo libre y el mundo de los esclavos. Espero que los argentinos se queden en el mundo libre”. Nacida en Miami, Salazar es hija (¡cómo no!) de cubanos anticastristas, y sus temas favoritos son los gobiernos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y los comunistas en general.

EE.UU. cree tener derecho de pernada en cualquier lugar del mundo. Para ello cuenta con sus 800 bases militares. Su presupuesto militar ascenderá a 842.000 millones de dólares en 2024

Tan solo unos días más tarde, otros tres congresistas republicanos promovieron iniciativas para que el ejército de EE.UU. pueda intervenir militarmente en México contra los cárteles de la droga. Dan Crenshaw, Lindsey Graham y John Neely Kennedy es el nombre de los matones.

Está claro que el imperio USA cree tener derecho de pernada en cualquier lugar del mundo. Para ello cuenta con sus ochocientas bases militares, principales destinatarias de los 842.000 millones de dólares de presupuesto militar anunciado para el próximo año, el mayor de su historia. Aparte de los 30.000 millones de dólares que ha puesto hasta el momento para la guerra subsidiaria que mantiene en Ucrania, país que solo aporta las víctimas. Es la cultura del matonismo; la misma que utilizaron los nazis que le ayudaron a ganar la Guerra Fría y aún hoy le sirven de aliados.

Y digo yo… ¿aquí no haría falta una Revolución?

Y luego, ¿por qué me lo preguntas?