«A vosotros hermanos, bravos camaradas que enarbolando la gloriosa bandera de nuestro Partido, defendisteis las últimas trincheras de la resistencia, protagonizando una heroica gesta inolvidable y que simbolizáis el holocausto de miles de comunistas inmolados en la lucha contra la tiranía y la opresión y que con vuestra eliminación física creyó el enemigo haber aniquilado para siempre al mejor paladín de nuestro sufrido pueblo: al PCE, se equivocaron, y para testimoniarlo, aquí estamos los comunistas de las generaciones que os sucedieron, portadores de vuestras esencias ideológicas y de vuestro espíritu combativo, que nos juramentamos seguir vuestro camino sin desmayo, hacia la libertad y el socialismo. Dormid hermanos, cubristeis de honor la senda más noble y valiente«. Este es uno de los textos históricos del PCE que recuerda el asesinato de los doce dirigentes comunistas, y de Daniel Ortega Martínez que fue trasladado a Cádiz y allí fusilado.
Y es que su Partido, ni los olvida, ni quiere olvidar lo que ocurrió ese fatídico 3 de julio de 1941. La historia de los vencedores y de aquellos que traicionaron de nuevo a la República Española con el golpe del traidor Coronel Casado han querido ocultar lo sucedido.
Por eso este tres de julio como todos los años los y las comunistas se han reunido convocados por el PCE de Madrid ante la tumba de sus heroicos camaradas en el cementerio de la Almudena para recordar a aquellos comunistas cuya dignidad han querido sepultar, para que sus nombres no se borren de la historia. Madrid no se rindió nunca, hubo que rendirla con un golpe de Estado. Los comunistas fueron fusilados porque permanecieron firmes en la defensa de la República. Coherencia y determinación caracterizan a las comunistas ahora y siempre.
Los héroes
Manuel Bares Liébana, Albañil. Se presentó voluntario a las milicias de Madrid alcanzando el grado de Mayor en el Batallón Canarias. Fue Comandante de la 44ª Brigada Mixta.
Guillermo Ascanio Moreno. Comandante en jefe de la 8ª División del Ejercido Popular de la República y Jefe de Estado Mayor de la misma División. Fue distinguido con la Medalla al Valor de la República, una de las más valiosas condecoraciones del Ejército.
Domingo Girón García. 29 años, era ferroviario, ajustador mecánico. Durante la guerra fue secretario de propaganda del Partido Comunista de Madrid, y también Comisario de Artillería.
Germán Paredes García. Comerciante gallego. Se alistó como voluntario y fue jefe de la 31 Brigada Mixta y la 200ª Brigada Mixta.
Eladio López Poveda. Madrileño, 35 años, albañil de profesión. Al estallar la Guerra civil se unió al Ejército Popular de la República, ejerciendo como comisario de la 36ª Brigada Mixta y de la 4ª División.
Federico Manzano Govantes. 34 años, abogado, funcionario del Ministerio de Obras Públicas y maestro nacional. Durante la guerra civil formó parte del Servicio de Información Militar de la Seguridad del Estado.
José Suárez Montero. Comerciante. Durante la II República estuvo integrado en el Cuerpo de Seguridad y Asalto. En la Guerra civil ingresó en el batallón «Octubre», formado por efectivos del 5º Regimiento. Ostentó el mando de la 30ª Brigada Mixta y de la 2ª División.
Fernando Barahona Pérez. De 24 años, natural de Madrid, instalador sanitario, llegó a ejercer como comisario político de las brigadas mixtas 34ª y 99ª mientras estaba destinado en el frente del Centro.
Pedro Sánchez Vázquez. 27 años, natural y vecino de Madrid, de profesión carpintero, Fue Jefe de Brigada.
Raimundo Calvo Moreno. 27 años, funcionario del Ministerio de Trabajo. En la Guerra se alistó en las milicias Republicanas alcanzando el rango de mayor. Llegó a mandar el Batallón alpino en la Sierra de Guadarrama. Fue comandante de la 29ª Brigada Mixta y de la 1ª División.
Godofredo Labarga Carballo. 33 años, leonés qué fue capitán en una brigada de Guardias de Asalto integrada en el Ejército Popular.
Eugenio Mesón Gómez. 24 años, comerciante, líder de la JSU. En el cuaderno que escribió durante su estancia en la cárcel pidió que no les olvidáramos, que cada 3 de julio fuésemos a depositar claveles en sus tumbas.
