Carmen Martín es coordinadora de la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida, expresidenta de la Red Cántabra contra la Pobreza y la Exclusión Social y presidenta de Trabajar en Positivo. Diagnosticada de VIH hace treinta años, la mayor parte de su vida profesional ha estado vinculada al activismo y al movimiento asociativo de respuesta ante el VIH, convencida de que lo personal es político. Siempre ha estado en los despachos, pero del otro lado de la silla, exigiendo el derecho a la sanidad pública, a la vivienda o a los derechos básicos. Ha trabajado con esfuerzo y pocos recursos y sabe lo que es encontrarse siempre con una pared.

Es la primera vez que te presentas como candidato/a ¿Por qué has dado este paso al frente y por qué ahora?

Es la primera vez que encabezo una candidatura y asumo una responsabilidad tan grande, ya que nos presentamos para representar en el Congreso la voz de las casi 600.000 personas que viven en Cantabria. Doy este paso porque, tras muchos años peleando desde el activismo y viendo que sigue habiendo impedimentos al otro lado de la mesa, me remango para trabajar en el lado de la institución y poner toda la experiencia individual y colectiva acumulada al servicio del bien común.

¿Qué nos jugamos en estas elecciones?

Tiempo para vivir. Una vida mejor. Ni más ni menos. Nos jugamos la reducción de la jornada laboral sin reducción de salario. Establecer una cesta de la compra básica a precios asequibles. Poner coto a los alquileres. Un nuevo modelo productivo. Reducir el poder del oligopolio y crear la arquitectura legislativa y las estructuras para su desaparición. ¡Casi nada! Ya sabemos lo que tenemos enfrente, que es la nada y el odio. Nuestra propuesta son las jornadas más cortas frente a trabajar hasta los 72 años. Que aporten los que más tienen frente a regalos fiscales. Libertad, igualdad y orgullo frente a sexismo, a vuelta a los armarios, a vergüenza. Más allá de los medios, si nos paramos a leer la letra pequeña de los programas vemos lo que nos jugamos. Nosotras proponemos, humildemente, tener un país del que sentirnos más orgullosas.

¿Qué ofrece Sumar a este país?

Venimos de un proceso de escucha largo y aprovechamos la inteligencia colectiva de más de quince organizaciones políticas. Somos las únicas que hablamos de propuestas: el resto tienen trucos de feria. Venimos a hablar de la herencia universal para ayudar a los jóvenes, de reducir la jornada laboral y de poner coto a alquileres y al precio de la compra. ¿Quién más está pensando en los jóvenes? ¿Quién más les dice: tenemos que incorporar a la sanidad pública el dentista, la óptica, la fisioterapia, los servicios psicológicos? Hablamos también de defender los servicios públicos, de crear un banco público, de recortar comisiones, de crear una hidroeléctrica pública y de no ignorar la urgencia climática. Hablamos de implementar de forma permanente un impuesto a las grandes fortunas, de reformar el impuesto de sociedades para que aumente la contribución de las grandes empresas, de regular el uso de la fuerza policial de forma completa… Medidas que van a hacer un país con la gente en el centro. Algunas, cuando explicamos lo que queremos hacer, ganamos votos. Otros, si los explican, los pierden.

¿Cómo se concreta ese programa en tu circunscripción?

En Cantabria tenemos una situación especial, ya que venimos de un desplome del partido regionalista que provoca que no se presenten a estas elecciones. Cantabria necesita una voz, quiere una voz y nosotras vamos a ser la voz de Cantabria en el Congreso. No somos periferia, ni la playa de nadie. Somos nuestro propio centro y tenemos que verlo así. Más de tres cuartas partes de medio rural, unas ciudades en las que es complicadísimo alquilar, especulación con el suelo, dejación de funciones respecto a la industria, el sector primario y la economía social abandonadas… Sumar viene a decir que no somos una tierra para turistas: tenemos que tomarnos en serio a nosotros mismos y apostar por vivir mejor. No queremos pueblos abandonados salvo en verano: queremos todo el año de políticas para la gente normal. Una de las medidas principales para Cantabria es la que apuesta por replantear los transportes e impulsar el tren y el autobús. Las distancias entre Bilbao, Castro-Urdiales, Santander, Comillas y Oviedo, por poner ejemplos de la cornisa cantábrica, no justifican lo que se tarda en llegar en transporte público. Hay que dejarse de tanta inversión en alta velocidad y triplicar la inversión anual en la red de Cercanías.

Las últimas encuestas muestran que el escaño en juego en Cantabria está entre Vox y Sumar. Es un escaño que, además, decanta la balanza entre un gobierno que censura películas para niños y obras de teatro y otro que mira al futuro. El voto decisivo para nuestra tierra somos nosotras. Y la gente ya lo tiene claro.

Llegar a la gente que no vota, a la gente indecisa será fundamental para el resultado del 23J. ¿Cómo habéis planteado la campaña electoral?

Ya hemos cambiado el eje ético de la campaña. Ahora estamos debatiendo sobre cómo redistribuir la riqueza, no sobre el futuro de ningún individuo. Nuestra campaña se va a apoyar en propuestas rigurosas con un horizonte de país en mente: así se activa al electorado. Debajo de este relato que nos quieren contar de que iban a arrasarnos los reaccionarios vemos que no es así: debajo de ese cuento para asustarnos hay un mar entero, un país que está queriendo pasar al siglo XXI. Nuestra campaña va de llevar esperanzas a la gente, dar ánimo, y conectar con ese país y eso lo vamos a hacer a través de propuestas concretas. Se puede construir ese país plurinacional en el que tengamos más tiempo para vivir. Casi lo vemos ya. Que no nos engañen. Este país está orgulloso de que la persona de al lado pueda vivir como quiera, no le da vergüenza una obra de teatro o una película.

Tu minuto de oro para pedir el voto

Nos conoces: decimos lo que hacemos y hacemos lo que decimos. Dijimos que nuestra campaña trataría sobre propuestas y evitaría el ruido, y así es. Dijimos que conseguiríamos reunir a las fuerzas de izquierdas, progresistas y transformadoras, y hemos suscrito el mayor pacto de unidad de la historia reciente. Ahora decimos que queremos un pacto de rentas para proteger el poder adquisitivo, un aumento de los permisos parentales, intervenir los mercados, gravar a las grandes fortunas o dejar de financiar la tauromaquia, y podéis apostar a que lo vamos a hacer. Somos tranquilas, pero firmes: nos hemos arremangado y hay viento de remontada. Nuestros escaños impedirán la presencia de la ultraderecha en el Congreso y asegurarán una dirección de Estado que vele por la gente y no por las empresas. El 23 votamos negacionismo o futuro, y el país va a votar futuro. En Cantabria votamos futuro.