Rubiales, durante una bochornosa asamblea extraordinaria de la federación, ha anunciado que no dimite. El presidente ha culpado a la campeona del mundo, Jennifer Hermoso; a los medios de comunicación; al feminismo que lucha contra la violencia machista; y a toda la sociedad española. Todas estas palabras respaldadas por parte de una asamblea incompleta por los clubes y otras figuras que no han querido respaldar este acto, pero que tenía quórum. Según Roberto Gómez en declaraciones para Telemadrid, había 74 asambleístas de los 70 necesarios (el 50% del total). Inmediatamente después de las declaraciones de Rubiales la Fiscalía ha movido ficha y pasa el balón a la Audiencia Nacional, dado que se produjo en Australia el hecho, para que investiguen los actos que pueden constituir delito de agresión sexual. También se ha convocado una rueda de prensa para está tarde del Consejo Superior de Deportes (CSD) en el que se explicará la elevación de las denuncias contra Rubiales al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Este es el órgano que decidirá si inhabilitar al presidente de la federación valorando los actos como «falta muy graves».
Jugadores y ex-jugadores se han pronunciado contra las declaraciones de Luis Rubiales como Iker Casillas, David De Gea y Héctor Bellerín. Pero las más destacadas son las del jugador del Betis, Borja Iglesias. «Estoy triste y decepcionado. Como futbolista y como persona no me siento representado por lo que ha pasado hoy en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Me parece lamentable que sigan presionando y poniendo el foco sobre una compañera. Vestir la camiseta de la Selección Española es de lo más grande que me ha pasado en mi carrera. No sé si en algún momento volveré a ser una opción, pero he tomado la decisión de no volver a la Selección hasta que las cosas cambien y este tipo de actos no queden impunes.» Antes ya se habían pronunciado Isco y Aitor Rubial, compañeros de equipo de Borja Iglesias.
Estoy triste y decepcionado.
— Borja Iglesias (@BorjaIglesias9) August 25, 2023
Como futbolista y como persona no me siento representado por lo que ha pasado hoy en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Me parece lamentable que sigan presionando y poniendo el foco sobre una compañera.
Entre los diferentes significados que atribuye la Real Academia de la Lengua a la palabra “representar” nos encontramos con el siguiente: “Ser imagen o símbolo de algo, o imitarlo perfectamente”. Tras las manifestaciones realizadas desde el mundo del futbol (que no desde la sociedad) podemos confirmar el papel de representación que realiza el, hasta el momento, presidente de la Real Federación Española de Futbol. El mutismo de la casi unanimidad de jugadores, la tardanza en pronunciarse los clubes, la defensa en público de presidentes territoriales de la federación o el colaboracionismo de prensa y cargos de la federación. Mientras un país clamaba por la igualdad y la justicia, el futbol pretendía hacer “oídos sordos” a esos “gilipollas”.
Pero, ¿por qué hacer hincapié en esto? ¿Acaso las mujeres no forman parte del futbol también dando un ejemplo contrario al de estos “machirulos”? La respuesta es fácil, de nada sirve acabar con la consecuencia si no cambiamos el sistema. Aunque muchos tildan de histórica la presión social para que Rubiales dimita por sus actos, ya existen precedentes. Ignacio Quereda Laviña fue el seleccionador durante 27 años (de 1988 a 2015) de nuestras mujeres futbolistas. Este personaje fue apoyado durante mucho tiempo por el anterior presidente de la federación, Ángel María Villar, caído en desgracia por sus dinámicas y tejemanejes. Lo sorprendente del caso está en que Quereda aguantara tanto en un mundo tan exigente como el del futbol sin haber conseguido méritos deportivos. En el documental de Movistar+ “Romper el silencio. La lucha de las futbolistas de la Selección” se muestra cómo la mediocridad del entrenador se soportaba en la federación por dos razones: La primera, porque “a nadie le importaba el futbol femenino” y la segunda porque sus malos tratos y vejaciones mantenían a las jugadoras calladas. Querada estableció un clima de miedo y malestar que conseguía que las jugadoras no exigieran mejoras en las dietas, equipamientos, primas o profesionalización del futbol, o al menos eso creían.
“Estás gorda”, “vaya plaza de toros que tienes” o “necesitas un macho” son algunos de los comentarios y tratos vejatorios que durante 27 años tuvieron que soportar las jugadoras de la Selección Española Femenina de Fútbol de parte Ignacio Quereda, con la permisibilidad de Villar. pic.twitter.com/Jz6m59qOag
— Dani Ruiz (@diasdeaire) August 24, 2023
Tras el Mundial de Toronto de 2015, en el que España ofreció una imagen muy por debajo de sus expectativas, las 23 integrantes del equipo hicieron un comunicado pidiendo un cambio de entrenador: «La preparación del Mundial no ha sido la correcta, los amistosos inexistentes, la aclimatación escasa, el análisis de los rivales y la forma de preparar los partidos, insuficientes». Estas palabras, aunque ciertas, escondían algo más. En el libro “No las llames chicas, llámalas futbolistas”, la periodista Danae Boronat relata una verdad que subyacía en toda la problemática. «Di por casualidad con la historia. Quería hacer un libro sobre la vida de las futbolistas, pero pregunté por uno de los capítulos más importantes en la carrera de una deportista, que es representar a la Selección española, que es el sueño de representar a tu país, y resulta que para la mayoría había sido casi una pesadilla. Estoy segura de que hay muchísimas jugadoras que cuando vean esto dirán: «Sí, yo dejé la Selección porque no me aportaba nada y lo pasaba mal'», explica Boronat.
Gracias a que las jugadoras, tanto las seleccionadas como las que no, alzaron la voz, se pudo obligar a dimitir a este personaje. Pero los medios se centraron en la persona, no en el sistema. Y el sustituto fue Jorge Vilda Rodríguez, con “mejores formas” pero manteniendo la mediocridad deportiva con falta de preparación y recursos. Como denunciaron las famosas 15 jugadoras de la selección, Vilda fue ampliamente respaldado por la federación, con Rubiales a la cabeza. Está situación puede explicarnos el anuncio del presidente para ampliar 4 años el contrato del seleccionador aumentando su salario a medio millón de euros anuales.