Las últimas noticias económicas relacionadas con Siemens Energy y la negativa a reunirse con los sindicatos por parte de la empresa, han hecho encender todas las alarmas entre la plantilla española de Siemens Gamesa. De hecho, según los sindicatos, existe un riesgo real de cierre para las diferentes fábricas en todo el país.
Según han denunciado en los últimos días tanto CC.OO. como UGT, la empresa podría cerrar con cerca de 4.500 millones de euros en pérdidas este curso, perdidas que se deben, en gran medida, a la nefasta gestión de la dirección de la compañía.
El pasado 16 de octubre iba a celebrarse una reunión con el CEO de Siemens Energy, Christian Bruch, que finalmente la compañía pospuso unilateralmente al 24 de noviembre. Para los sindicatos, este retraso se debe a que la empresa no quiere hablar de las decisiones que está tomando. En concreto, ese encuentro tendrá lugar tres días después del Capital Market Day de Siemens Energy (matriz de Siemens-Gamesa), fecha en la que la compañía adoptará las decisiones sobre el modelo de negocio y el empleo.
Desde la parte empresarial se valoran varios escenarios posibles, que pasan desde la asunción de pérdidas por un periodo de tiempo limitado —en el mejor de los casos— hasta el cierre del proyecto de negocio ‘on shore’, es decir, los modelos de aerogeneradores instalados en tierra firme. Esto último supondría el despido de más de 5.000 empleados en España, ya que la producción estatal está dedicada principalmente a ello. El otro modelo de aerogeneradores, los modelos ‘off shore’ —los que construyen en el mar— apenas suponen el 10 % de la plantilla total de la compañía.
Intento de venta de fábricas. A finales del año pasado, Siemens Gamesa ya mostró su intención de vender dos de sus líneas de negocio: Gearbox (dedicada a la fabricación de cajas de engranaje) y Electric (especializada en el área de electricidad). Estas dos líneas de negocio, que fabrican componentes para los aerogeneradores, aglutinan un total de ocho plantas de producción en España: cinco Gearbox (Asteasu, Burgos, Lerma, Mungia y Sigüeiro) y tres Electric (Madrid, Reinosa y Valencia).
A estos centros hay sumar otros que tiene la multinacional, como los de Navarra, que congrega la investigación y el desarrollo de Siemens Gamesa, con cerca de 1.800 trabajadores; o la sede central de Zamudio, en cuyas oficinas se encuentran 650 empleados.
OPA de Siemens Energy. Hay que recordar que el peligro de la reestructuración es algo que persigue una y otra vez a Gamesa desde que Siemens se fusionó en 2017 con la firma vasco-navarra. Un peligro que se acrecentó en mayo de 2022, cuando Siemens Energy realizó una OPA de más de 4.000 millones de euros para adquirir el 33 % de las acciones de Siemens Gamesa y quedarse así con la totalidad de las mismas.
Esta compra empresarial, lejos de dar estabilidad, ha puesto en entredicho el futuro de una compañía dedicada a un sector, el de los aerogeneradores, que sigue siendo rentable. Como rentable, y mucho, era aquella Gamesa que cayó en manos del gigante alemán, que pasó de dar 500 millones de beneficios a estar actualmente al borde del precipicio.
Mala gestión empresarial. Los sindicatos achacan la actual situación a la mala integración de equipos y sus jefaturas, o a las luchas internas de poder al seleccionar tecnologías, procesos y modelos de cálculo, predominando el negocio de eólica marina sobre la terrestre.
Además, en los últimos tiempos también se han dado compras de fábricas de empresas en quiebra, como la de Senvion en Portugal; salida de personal clave en la compañía que está en puestos de dirección de otras empresas; reducción e incluso paralización de ventas; o la externalización a países de bajo coste de actividades clave en la ingeniería.
Contexto internacional. A la hora de explicar los números de Siemens Gamesa, tampoco hay que obviar razones externas como el aumento de precio de las materias primas, la inflación, las subastas centradas exclusivamente en precios o la competencia de los gigantes asiáticos; hechos todos estos que hacen que la rentabilidad de los fabricantes europeos de aerogeneradores haya caído en picado en los últimos años, haciendo peligrar su existencia.
Por ahora, frente a las medidas proteccionistas como la que lleva China o Estados Unidos con sus empresas del sector, las políticas europeas han sido estériles hasta el momento… Y no se prevé que cambien el 24 de octubre, cuando la Comisión Europea anuncie el plan de rescate para el sector eólico.
Defensa de los puestos de trabajo. Como sindicato mayoritario, Comisiones Obreras ya ha puesto en marcha el plan de acción que desplegará durante las próximas fechas y que ya está poniendo en común con el resto de sindicatos. La defensa de todos los empleos de la empresa pasará por movilizaciones, asambleas y eventos comunicativos.
Como no puede ser de otra manera, la situación interpela a instituciones del más alto nivel. En el conjunto del Estado, el sindicato mantendrá abierto el contacto con el Gobierno de España y en el ámbito supranacional con la Comisión Europea. Mientras, en los ámbitos autonómicos, se pedirán reuniones con los distintos Ejecutivos para poner en marcha las medidas pertinentes que eviten una situación traumática.
El objetivo no es otro que mantener todos y cada uno de los puestos de trabajo, ya mermados por los despidos en los últimos años, y dotar a la empresa de un plan industrial que garantice su futuro.
Una vez más, queda demostrado que sólo una implicación directa de las administraciones autonómicas o estatales en los órganos donde se toman las decisiones, junto al trabajo de los sindicatos, garantizan el mantenimiento y desarrollo local de las compañías estratégicas asentadas en nuestro territorio.
Así, desde que en 2017 Siemens Wind Power y Gamesa se fusionaron, la toma de decisiones cada vez se ha ido alejando más de la Euskadi o Navarra que las vio nacer, acercándose a los paraísos especuladores que trasladan la producción a lugares donde las condiciones de sus trabajadores y trabajadoras son infinitamente peores y se lanzan a aventuras como la del mercado de India.
Más allá de esta lucha, lo que pone de manifiesto la venta y liquidación de una empresa puntera, competente y apegada a la industria local como era la Gamesa original, es la necesidad de crear desde los gobiernos autonómicos y del Estado planes industriales y empresas públicas que puedan hacer frente no solo a la creciente demanda de energías renovables, sino también a la intromisión de capital extranjero especulativo.