La llamada “intervención humanitaria” de la OTAN en Yugoslavia del 24 de marzo al 10 de junio de 1999 sigue siendo tema en Alemania. Aquella guerra que violaba todas las normas nacionales e internacionales, llevada a cabo sin mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha ido a los tribunales. Finalmente, cuatro años y medio después de la agresión, el tribunal de Bonn ha admitido la demanda de 35 víctimas yugoslavas contra la República Federal de Alemania como miembro de la OTAN. El 15 de octubre se ha iniciado el proceso, que según la prensa alemana, podría abrir un nuevo capítulo en la historia de la justicia alemana de la posguerra. Es la primera vez desde la fundación de la República Federal de Alemania en 1949 que un Gobierno alemán tiene que aparecer ante un tribunal por ser acusado de haber cometido crímenes de guerra.

La demanda se centra en un hecho ocurrido pocos días antes de finalizar los bombardeos de la OTAN, el 30 de mayo de 1999 en Varvarin, una pequeña ciudad de 4000 almas, unos 200 km al sur de Belgrado. Este día fue un domingo y la gente celebraba la fiesta de la Trinidad, el cielo claro y un sol brillante. Los puestos del mercado estaban montados y llegaba gente desde otras localidades para olvidar un poco la guerra y llevar por un día una vida normal. En el puente sobre el río Moravia había bastante trafico de coches, bicicletas y peatones, en sus orillas pescando mucha gente.

De repente, exactamente a las 13.25 horas, se acercaba un bombardero en vuelo raso, disparando dos misiles al puente, hundiéndolo parcialmente con un coche, bicicletas y peatones encima. Llamas, sangre, gritos de los heridos, muertos descuartizados, el pánico se extendía sobre Varvarin. Mucha gente corría hacía el puente para ayudar a los heridos. El saldo de este ataque fue de tres muertos y cinco heridos graves.

Solo cinco minutos más tarde, cuando el puente, o lo que quedaba de él, estaba lleno de gente que querían salvar a los heridos, volvió el bombardero disparando otros dos misiles más al puente. Este segundo ataque fue peor que el primero, cobrándose siete muertos y doce heridos graves. El balance de esta “intervención humanitaria” fue de diez muertos, 32 heridos, 17 de ellos graves y una población traumatizada. Al cura de Varvarin, que había corrido al puente para ayudar, la explosión del segundo ataque le arranco la cabeza a otros las piernas, brazos o medio cuerpo.
El entonces portavoz de la OTAN, Jamie Shea, en conferencia de prensa diaria, justificaba el ataque al puente diciendo que era un objetivo militar importante, que formaba parte de una autovía que servía al ejercito yugoslavo para el movimiento de material militar pesado así como el transporte de tropas. De que en este ataque habían víctimas civiles, Shea comentaba que, en estas acciones, gracias al armamento de alta tecnología que dispone la OTAN, se excluye objetivos no deseados y si alguna vez ocurre, es inevitable, son daños colaterales que no se pueden evitar del todo.

Cerca de Varvarin, el 29 de mayo la OTAN bombardeó viviendas y tiendas, dos muertos y más de 20 heridos, por la mañana del día 30 destruyó el cementerio y viviendas unifamiliares en Brvenik. En la noche del 31 de mayo las bombas destruyeron un centro geriátrico y un sanatorio para enfermos del pulmón al sur de Varvarin; 20 muertos, 12 de ellos niños. Durante los 78 largos días de la agresión contra la indefensa Yugoslavia hubo innumerables ataques contra objetivos civiles, que fueron justificados por la OTAN por ser un posible escondite de tropas o material militar.

Mientras duró la guerra y al terminar los bombardeos en junio de 1999, en todo el mundo llovían denuncias contra los estados miembros de la OTAN por haber violado infinidad de normas nacionales e internacionales, entre ellos también en Alemania. Todas la denuncias por haber participado en una guerra de agresión, sin mandato del Consejo de Seguridad, violando la Carta de las Naciones Unidas etc. fueron rechazadas por la Fiscalía Federal, que repetía en todos los casos que “no ha habido una guerra, sino una intervención humanitaria para restablecer los derechos humanos”.

Sin embargo, ha habido gente que no querían darse por vencida por la arrogancia administrativa y las acrobacias del poder judicial. Un grupo de personas de Berlin y Hamburgo empezaron a investigar sobre diferentes objetivos de la agresión y escojieron el caso del puente de Varvarin entre otros 800 porque tiene la mejor perspectiva de progresar ante los tribunales, dado su clara evidencia. El 24 de diciembre de 2001 los abogados del grupo presentaron al tribunal (Landgericht) de Berlin la demanda civil pidiendo la indemnización de 35 victimas o sus familiares. Casi dos años ha tardado el inicio del proceso, que finalmente fue llevado a la antigua capital de la República Federal de Alemania, Bonn, porque esta ciudad sigue siendo la sede del acusado Ministerio de Defensa.

Según expertos del Derecho Internacional y los abogados, los Estados miembros de la OTAN han violado el Derecho Internacional reflejado en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas. Además, han violado las normas de la Ley Marcial de La Haya de 1907 así como la Convención de Ginebra de 1949 y su protocolo adicional del año 1976, todas ellas normas sobre la protección de la población civil en caso de conflictos bélicos. Estas normas son vinculantes para todos los Estados del mundo, también para los Estados miembros de la OTAN. El respeto de estas normas es obligatorio, independiente de la legitimación de la acción militar por el Consejo de Seguridad o no.
Según ellos, el ataque del puente de Varvarin fue una clara violación de las normas internacionales respecto al tratamiento de la población civil. Fue dirigido contra un objetivo civil (artículo 48), no existiendo una defensa militar (artículo 59), siendo un ataque indiscriminado, por no haber distinguido entre un objetivo militar y la población civil (artículo 51), llevado a cabo sin previo aviso.

La acusación no atribuye la matanza a un bombardero alemán ni a un piloto alemán, esto queda el secreto de la OTAN, porque en este caso no tiene la menor importancia. Aquella guerra ha sido realizada por la decisión unánime del Consejo de la OTAN representando a los 19 Estados miembros. Sin decisión unánime no habría sido posible la agresión. Todos los 19 Estados eran partícipes por su voto afirmativo, por el financiamiento de la guerra y su contribución de tropas y logística. Según la acusación, todos los Estados participantes tienen la misma responsabilidad. Sin el voto afirmativo de Alemania, en teoría no habría habido esta acción militar. Además, y esto también parece ser pura teoría, cada miembro puede vetar determinados objetivos, pero esto no ha sucedido. Solo se sabe, que Francia se opuso a la destrucción de los puentes sobre el Danubio en Belgrado, cuando en otras ciudades ya habían volado. Así por lo menos, quedaron intactos los puentes de la capital.

Queda por interpretar la indemnización por daños sufridos en un conflicto bélico también reflejado en la Carta de las Naciones Unidas. Los abogados de la acusada Alemania argumentan que, indemnizaciones a personas particulares no se pueden atender porque esto siempre corresponde a los gobiernos del Estado dañado que pidiera reparaciones de guerra. Todo el mundo, y ellos los primeros, saben que el gobierno de Belgrado, instalado en octubre de 2000 por la gracia de la OTAN, no va a pedir nunca reparaciones de guerra a sus amos.

El 15 de octubre, el día tan esperado por muchísima gente, Bonn se despertaba con una gigantesca pintada de letras blancas en la orilla del Rin que decía: Varvarin – ha sido asesinato. Ya dos horas antes de iniciarse el proceso, la calle estaba llena de gente, también habían llegado los tres ciudadanos de Varvarin, invitados por sus abogados dado que no tenían citación del tribunal. Llegaron prácticamente en el último segundo porque la Embajada alemana en Belgrado puso trabas para darles el visado. Rodeados de la prensa, pancartas contra las guerras y mucha gente solidaria, contestaron a las preguntas de los reporteros.

La joven Gordana Stankovic cuenta su historia: vivía con su marido Vojkan y la pequeña hija de tres años a unos 200 metros del puente. Aquel día estuvieron en la terraza cuando sintieron el primer ataque. Su marido salió corriendo de la casa hacia el puente para ayudar y no volvió nunca más, porque el segundo ataque le mató en el acto cerca del puente. Desde aquel día su vida esta destrozada. Se abstiene manifestar su opinión.

Jasmina Zivkovic trabajaba desde hace muchos años en la ambulancia de Varvarin. Su padre Tola Apostolovic era uno de los que corrían hacia el puente después del primer ataque, muriendo de sus heridas del segundo ataque en el coche que le llevaba a la estación de la ambulancia. Tuvieron oculto su cadáver para que su hija pudiera seguir atendiendo a los otros heridos. Dice que no entiende del porqué de los bombardeos, a ella no le importa mucho el dinero, pero le importa mucho, que haya gente que lucha por la justicia.

Zoran Milenkovic es alcalde de Varvarin, padre de la victima más joven de la matanza y portavoz de los 35 demandantes. Su hija Sanja de 15 años era un talento en matemáticas por lo que visitaba una escuela especial en Belgrado. Poco después del inicio de los bombardeos de la OTAN fueron a buscarle considerando que la capital era demasiado peligrosa y en Varvarin estaría más segura. Aquel día, Sanja fue con una amiga a la feria, atravesando el puente cuando se produjo el primer ataque. Murió en el coche de la ambulancia. Milenkovic no cree que su hija fue un “daño colateral”. La OTAN quería ocupar Kosovo desmoralizando y destruyendo la población serbia. Desde la mañana los aviones sobrevolaban la ciudad y nadie pensaba en un ataque. “Deberíamos haber sabido que estos pilotos son bestias. Quiero que las almas de los asesinados les persigan hasta el fin de sus vidas”.

El juez Sonnenberger dice que es un proceso piloto porque no hay precedentes y, dirigiéndose a los abogados del Gobierno alemán, que no puede haber más denuncias en el caso de Yugoslavia porque los hechos prescriben al de tres años. Procurará una sentencia justa, pero seguramente los recursos de ambas partes prolongarán el proceso hasta llegar al Tribunal Europeo.

La puerta ha sido abierta el día 15 de octubre para avanzar en un camino extremamente penoso hacia un poco de justicia para algunos perdedores de las políticas agresivas y podría servir de precedente para que las futuras agresiones no tengan una impunidad impenetrable. Y esto ya es un éxito.