El mandato de la VIª Asamblea toca hoy a su fin. Es hora del balance y también de prospectiva para el próximo futuro. Quienes asistimos a la VIIªcompartimos una ilusión y el convencimiento de que otro mundo, otro modelo de sociedad es posible. Lo llamamos también ecosocialismo, pacifismo, feminismo. Y, si así se aprueba, nos llamaremos Izquierda Unida-Verdes.

La VIIª Asamblea proyectará a IU hacia fuera, con propuestas innovadoras que inspiren credibilidad y confianza, con el aliento de un discurso optimista, con la vocación de ganar nuevas voluntades en la sociedad. Una Asamblea de crítica sin concesiones a la nueva derecha neoliberal. Una Asamblea de rojos y rojas, sí. De los nuevos derechos sociales y una nueva generación de derechos humanos. Pero también de todos los perfiles y colores de la emancipación: del blanco de la paz, el verde de la ecología política, el violeta de la paridad entre mujeres y hombres; y el arco iris de la libre orientación sexual.

Somos una fuerza de izquierda. Nuestra pulsión política es la igualdad y la libertad. Herederos del sacrificio de muchos luchadores a través del tiempo, seguimos considerando nuestro aliado a la clase trabajadora y sus organizaciones. Nuestro pensamiento también evoluciona y se enriquece con nuevas aportaciones teóricas. Hemos adquirido plenamente la identidad ecosocialista, una nueva cultura frente a la desigualdad global, el riesgo ambiental y el secuestro de lo político en beneficio de unos pocos. Somos una organización republicana y laica no sólo por la apuesta por una determinada forma de Estado. Nuestro republicanismo cívico es una opción de futuro, basada en la extensión de la democracia y la participación activa de la ciudadanía. El laicismo lo contemplamos desde la libertad de pensamiento y la separación del Estado y las Iglesias, respetando las diversas confesiones siempre que no sean excluyentes ni impositivas. Con estas ideas, con estos valores básicos, pero profundos, hemos trabajado y lo seguiremos haciendo. Durante los dos años transcurridos nos hemos centrado en tres ejes principales: la defensa de los derechos sociales y ciudadanos; la construcción de alternativas frente a la derecha; y la acción por la paz.

Hoy tenemos una España más desigual

El régimen de Aznar, la contrarrevolución conservadora, gira en torno a la política económica y fiscal, las privatizaciones y la precariedad laboral, la propaganda y la mentira. Todas las cifras apuntan en la misma dirección. Pese al ciclo actual de crecimiento económico, desde que gobierna el PP España es más desigual, más injusta en la distribución de la riqueza y más insegura.

Hemos defendido los derechos sociales, tan atacados por el pensamiento neoliberal. La extensión de la ciudadanía a todas las personas, con independencia de su nacionalidad de origen o de su orientación sexual, ha sido otro horizonte de trabajo. Hemos rechazado las sucesivas reformas de la ley de Extranjería, por restrictivas y represivas. Y hemos abogado por la integración social y cultural de los inmigrantes, reclamando el reconocimiento de sus derechos políticos. Para que la democracia sea de todos. Para que nadie secuestre lo político, hemos potenciado la participación, las consultas populares y los presupuestos participativos. Y, por encima de todo, la defensa de los derechos humanos, siendo el de la vida el que da origen a todos los demás, ha sido nuestra prioridad en España y en el resto del mundo. Desde IU hemos afirmado nuestro compromiso contra el terrorismo de ETA y nuestra vocación federal. Hemos afirmado nuestra voluntad de diálogo frente al centralismo del PP, pero también frente a las ofertas más abiertamente nacionalistas como el Plan Ibarretxe, que no es nuestro plan.

Tiempo de movilizaciones

Para nosotros ha sido tiempo de movilizaciones. Para la memoria queda la Huelga General del 20 de junio de 2001 y las manifestaciones contra la LOU, el PHN y el Prestige. Y también las contra-cumbres de Barcelona, Sevilla y Madrid durante la presidencia española de la UE, el Foro Mundial de Porto Alegre y los Foros Sociales Europeos de Génova y París. Y, sobre todas ellas, imborrables en nuestro recuerdo, quedarán las movilizaciones pacifistas contra la guerra de Iraq. Hemos aprendido mucho de movimientos de nuevo tipo como Nunca Máis o la Plataforma de Cultura contra la guerra, que han producido la confluencia entre lo social y lo político, entre los movimientos y los partidos. Y en el camino de la lucha por el empleo de calidad, por la educación y la sanidad pública, por el Estado del bienestar y la Paz, hemos reforzado los puentes con los movimientos sociales en su conjunto, con el movimiento obrero, desde CC.OO. y UGT hasta la CGT, el Sindicato de Estudiantes, el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza y muchos otros.

Nos encontramos en medio de un largo ciclo electoral que marca, en gran mesura, el presente y los escenarios de futuro para IU y para el conjunto de la izquierda de nuestro país. Izquierda Unida ya no puede ser ignorada. Nuestro peso e identidad son reconocidos y nadie aspira ya a que entremos en su «casa común».

La construcción de alternativas a la derecha ha sido nuestro norte. Como fuerza de oposición y como fuerza de gobierno. En Aragón, Baleares, Asturias y Euskadi, así como en el ámbito local, con Córdoba como bandera. A este objetivo responde la política emprendida en la VI Asamblea, el acuerdo entre Iniciativa per Catalunya-Verds y Esquerra Unida i Alternativa o las alianzas con otras fuerzas políticas, como la Entesa en el país Valenciá, el SIEX en Extremadura o el Bloque en Asturias. Y, por añadidura, hemos ampliado nuestra representación institucional, con unos resultados positivos en las elecciones municipales, autonómicas, vascas, madrileñas y catalanas, donde la coalición ICV-EUiA ha crecido: dobla votos, triplica escaños y extiende su implantación territorial.

Pero a un régimen como el del PP no se le puede vencer desde el centro. No será derrotado sólo desde el plano institucional y electoral. Hace falta continuar por la senda emprendida. La senda de la movilización y de las opciones de cambio a partir de lo concreto. Hace falta poner en tensión todo el potencial de la izquierda plural y ofrecer una alternativa creíble al gobierno de la derecha española. Construiremos la alternancia, sí. Pero para una alternativa de fondo al neoliberalismo. Y ello requiere proyecto, alianzas y estrategia. Queremos ser la izquierda que suma, cercana a la gente.

Ecosocialismo en IU

Nos proponemos ahondar en la centralidad de lo social, de la economía y del mundo del trabajo en el discurso político de IU; integrar la dimensión ecosocialista en todas las vertientes de nuestra actividad; tomar la emancipación de la mujer en serio y ser coherentes en el cumplimiento de la paridad, entre el discurso y la práctica política. La cuestión juvenil nos invita a un cambio organizativo, a un nuevo modelo de articulación e intervención que abra IU a los jóvenes que emergen con fuerza en las movilizaciones, en las prácticas sociales y culturas alternativas.

La VIIª Asamblea reunirá en torno al proyecto político a la inmensa mayoría de las corrientes y adherentes a IU. Una mayoría plural en su origen y trayectoria cultural, ideológica y política.

Hay buenas razones para avanzar, para enarbolar un programa alternativo, para relanzar a IU como movimiento rojo, feminista y ecopacifista.

En definitiva, la dirección saliente de la VIª Asamblea deja un espacio político consolidado y con proyección. Seguro que será superado por la dirección que surja de esta VIIª Asamblea, una dirección colectiva y renovada, plural y federal, comprometida en el programa y la unidad de acción.