El resultado de la VII Asamblea Federal de IU refleja la realidad de IU. Ha habido elementos contradictorios y otros de un tono muy favorable. Empezando por los primeros, una parte de la Asamblea solicitó tiempo para una elaboración más en profundidad de todo lo concerniente a las políticas organizativos en el seno de IU, tiempo para reflexionar en las normas de funcionamiento interno. De ahí que se acordase la celebración en este año de una convención de política organizativa y estatutos.

Por otro lado, la Asamblea sí ha entendido el momento histórico que vivimos, lo que ayuda a la consolidación del proyecto. En mi criterio, una vez concluida la VII Asamblea Federal de IU todo el mundo tiene que arrimar el hombro, al margen de la candidatura que apoyó; un esfuerzo de superación de aquellos escollos vistos en el desarrollo de los tres días de la Asamblea.

Llegado es el momento en que cada colectivo de IU proyecte hacia la sociedad propuestas claras sobre los problemas tangibles, evitando que los mensajes se dirijan hacia dentro. A problemas concretos, respuestas concretas. Izquierda Unida no es una confederación de ámbitos dispares; nuestro marco de actuación es el conjunto del Estado, son todos los ciudadanos y ciudadanas de este país. Nuestro hilo conductor es el colectivo, independientemente del lugar de residencia de una persona.

En el orden internacional, la cuestión de la Constitución europea, ahora en el congelador pero que será una de las batallas fundamentales para el primer semestre de 2004. En mi opinión, ésta es una Constitución muy conservadora, que carece de una auténtica carta de derechos sociales, que no profundiza en la democracia social justa y equilibrada. Ahí, la izquierda se ha de posicionar en contra y trabajar para que se avance en la Europa de los derechos sociales.

Por último, otro de las cuestiones surgidas en la VII Asamblea ha tenido que ver con los movimientos sociales, aunque la falta de tiempo impidió un debate más en profundidad. Desde mi análisis, es hora de un nuevo impulso a lo que representan los movimientos antiglobalización, que ya tienen propuestas concretas en aquellos temas que afectan a los países pobres, al ultraje sufrido por la paz a manos de la política fascista de los Estados Unidos. El objetivo de Izquierda Unida es ayudar a situar la política como instrumento en la solución de los problemas, recuperar el diálogo como práctica ante el imperio de las armas.

En definitiva, esta Asamblea ha supuesto un paso adelante en este proyecto que es Izquierda Unida; su espíritu constructivo se debe proyectar a la sociedad, a sus problemas.