1. La creación de empleo estable y de calidad debe ser el objetivo prioritario de la política económica en una democracia avanzada. No es posible una sociedad plenamente democrática si no se articula sobre el pleno empleo con derechos.
2. La cohesión social, garantizada por el Estado del bienestar es una seña de identidad de las democracias europeas. España es un país atrasado en empleo y políticas sociales. La nueva política que propugnamos debería abordar cuatro grandes cuestiones: empleo, vivienda, ancianidad e infancia.
3. El crecimiento económico, para que sea sólido y sostenible, no se consigue sólo con ladrillo y turismo, rebajando la cobertura social. Promoveremos el cierre programado de las centrales nucleares, comenzando de inmediato por las que hoy representan un riesgo cierto para la población. Exigiremos la aplicación del Protocolo de Kioto e impulsaremos la sustitución de la energía nuclear por otras fuentes limpias, seguras y renovables.
Instaremos la retirada del Plan Hidrológico Nacional en su actual formato, abriendo el debate sobre la nueva cultura del agua en nuestro país, centrándonos en el ahorro de los recursos disponibles y en las verdaderas necesidades sociales. IU devolverá a los puertos y aeropuertos su pleno carácter de infraestructuras de servicio público general de movilidad y transporte.
4. Nuestra Constitución habla de una democracia avanzada. Pero, aquí y ahora, la realmente existente no lo es. La democracia española necesita regenerarse y revitalizarse. El gobierno no puede eludir el control parlamentario. Las comisiones de investigación deben ser un instrumento regulado de control, sin que puedan ser bloqueadas por la mayoría absoluta de un partido político. El fiscal general debería ser elegido por mayoría cualificada del Parlamento y por un solo mandato. Y la televisión pública estar regida por un consejo de personas independientes, un director general nombrado por las Cámaras y debates entre candidatos o representantes de los distintos partidos políticos.
5. Una España que asuma plenamente su pluralidad es la mejor garantía de paz, de convivencia y de solidaridad entre sus pueblos y sus territorios. Hemos propuesto la creación de una Mesa de negociación para la reforma Constitucional en el Congreso de los Diputados. Nosotros reclamamos la reforma del Senado como Cámara de representación territorial; la presencia de las autonomías en los Consejos europeos; reforma federal del Tribunal Constitucional; mayores poderes a los Tribunales Superiores de Justicia, respetando al Supremo como unificador de doctrina, cambios todos ellos que no atentan contra la cohesión del territorio, sino que la fortalecen.
6. En el caso de Euskadi, las consultas sobre las reformas deberán celebrarse en condiciones de cese definitivo de la violencia y con un consenso superior al alcanzado por el Estatuto de Gernika, marco actual de convivencia política. El llamado «Plan Ibarretxe» no es el proyecto de Izquierda Unida ni, como se ha repetido tantas veces, el de EB-IU. La propuesta de IU es una apuesta clara e inequívoca por el modelo de Estado federal, democrático y solidario, definido y aprobado por el Consejo Político Federal de IU para España, en el marco de una Europa federal.
7. Promoveremos la retirada de la LOU (Ley Universitaria) y de la Ley de Calidad, y propondremos un debate estatal sobre nuestros sistemas educativos, que desemboque en las reformas imprescindibles para que la enseñanza pública se desarrolle con un nivel exigente de calidad.
8. El feminismo es en IU una seña de identidad de nuestra política. Nuestro compromiso con el feminismo y la igualdad es irrenunciable. Las mujeres no son una minoría más, sino el 52% de la población mundial. Por ello, intensificaremos nuestra exigencia de paridad efectiva en todos los ámbitos de representación social e institucional; la lucha contra la feminización de la pobreza, la discriminación social y la violencia de género.
9. Impulsaremos la separación de la Iglesia y del Estado. En la Constitución y en la práctica, España debe ser un Estado laico, que garantice la libertad de pensamiento, que fortalezca la enseñanza pública en los valores ciudadanos y constitucionales y que respete los distintos credos y religiones, siempre que no sean excluyentes ni impositivas.
10. La guerra es siempre la constatación del fracaso del diálogo y de la diplomacia. Por eso no aceptamos la guerra como mecanismo de regulación de las relaciones internacionales. La militarización de la seguridad es un obstáculo para la paz, la democracia y la justicia social en el planeta. Por ello, abogamos por la extinción de la OTAN, por la denuncia del Tratado bilateral con los EE.UU. para la total retirada del despliegue militar de los EE.UU. de las bases de Rota y Morón, así como la no autorización del tránsito por nuestras aguas jurisdiccionales de naves o submarinos con propulsión o armamento nuclear.
Más dirección colectiva, plural y federal
Esta organización debe desarrollar en mayor grado la cultura del diálogo, nuevos modos de resolver los conflictos, un talante más abierto al compromiso y menos orientado a la confrontación y también más lealtad con el proyecto común, constata el informe político elevado al pleno de la VII Asamblea Federal de IU (texto completo en la web de IU).
Trabajaremos para conseguir una dirección sólida, dinámica y conjuntada. A la experiencia acumulada de dirigentes de la última etapa, incorporaremos a jóvenes con experiencia y capacidad para dar un impulso colectivo. Una dirección que profundice en los aciertos y supere las dificultades y diferencias, desde el diálogo y el debate leal y constructivo. Y unos órganos de dirección basados en el trabajo colectivo, sobre la base de la elaboración conjunta, en relación estrecha con las Federaciones. Una dirección que promueva iniciativas muy pegadas a la realidad política y que intensifique su cooperación con los sectores más activos y comprometidos en la transformación progresista de la sociedad.
Nuestra perspectiva debe ser la de sumar más pluralidades y no reducirlas. La tendencia será al aumento de la complejidad no a su disminución. Y esto precisa insistir en la cultura de la convivencia y del acuerdo, en la creación de reglas del juego compartidas y en la vocación de defender un proyecto federal sobre una base programática. Es un momento para respetar las diferencias, pero para insistir en los elementos comunes y para crear más símbolos de nuestra pertenencia a un proyecto compartido. Estos pasos son eminentemente políticos.