Las autoridades israelíes no han querido ceder con Vanunu otorgándole alguna rebaja en su condena. La mayoría de los presos israelíes tienen derecho a gozar de la libertad condicional después de haber cumplido dos tercios de sus condenas (es decir, 12 años en el caso de una sentencia de 18 años, tal como fue condenado), de ellos once y medio en celda de aislamiento.
Vanunu es un pionero de la insumisión. Educado en la construcción del estado sionista, en su necesario rearme continuo y en aplastar a sus enemigos, deserta de esos valores. Es la invasión de Líbano y la forma en que allí actúa el ejército de Israel (no olvidemos que entre otras cosas sucedió el drama de Sabra y Chatila) la que le crea la duda sobre lo que hace y para qué y quiénes son los que dirigen su Gobierno. El replantearse su vida le provoca irse lo más lejos de Israel y estando en Australia se inclina a hacerse cristiano. Sus conversaciones con grupos australianos hace que el Sunday Times inglés se interese por la veracidad de las informaciones que Vanunu transmite.
Lo siguiente es ya muy conocido: artículo en ese periódico, con fotos incluidas realizadas por el propio Vanunu, su secuestro en Roma (territorio de la Unión Europa) siendo el sempiterno Simón Peres ministro israelí y el despertar hipócrita por los Gobiernos occidentales que habían ayudado al desarrollo atómico israelí. Recientemente, el Gobierno alemán, integrado por socialdemócratas y verdes regalaban submarinos a Israel capaces de lanzar mísiles nucleares.
El lobby sionista
El asunto Vanunu muestra también en este caso el doble rasero occidental de control sobre las armas nucleares y la debilidad real de ejercer una cierta multilateridad de las agencias internacionales, por ejemplo la Agencia Internacional de Energía Atómica o la autonomía de la Unión Europea preocupada por Irán o Libia y, en su día Iraq, y cómplice del desarrollo del programa nuclear israelí. En el caso de la Unión Europea hay que destacar su pasividad en ejercer una presión efectiva. La propaganda de que realiza gestos antisemitas forma parte de la presión del lobby sionista para que Israel continúe realizando su política de hechos consumados. La abstención europea frente a la construcción del Muro israelí que invade aún más los Territorios Ocupados y sofoca la virtualidad de un estado palestino así hay que entenderla.
Esta visión occidental se reveló nuevamente ante la propuesta que hizo Siria, el lunes 29 de diciembre del pasado año, ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que se prohibiese cualquier tipo de arma nuclear, biológica o química en la región, en un intento por poner en aprietos a Israel. Varios miembros del Consejo de Seguridad, entre los que estaban Estados Unidos y el Reino Unido, que poseen armas nucleares, se opusieron a esta moción. Si bien, en diciembre de 2003, el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed ElBaradei, instó al Gobierno israelí a ratificar el Tratado de No-Proliferación nuclear como parte esencial en la pacificación de Oriente Próximo no existe ninguna evidencia de que haya más presiones que las literarias por parte de dicha Agencia y sus patrocinadores.
Israel nunca ha tenido que afrontar sanciones internacionales por su arsenal nuclear ni ha permitido que su territorio sea inspeccionado por agentes de la ONU. Mientras, todo esto sigue sucediendo ante nuestros ojos, la mirada de Vanunu se dirige a nuestros corazones. Es una vida ya, dedicada a la denuncia contra el poder de la fuerza y una llamada a mantener las convicciones de lucha por un mundo mejor.
Para conocer más sobre Vanunu, véase http://www.nodo50.org/csca/palestina/vanunu_30-09-02.html, ahí se encuentran enlaces a las diferentes campañas internacionales que reclaman la liberación de Vanunu.