Dice la propuesta de texto para debate, aprobado por el Consejo Político de IU el 25 de septiembre último, que «IU convoca esta Asamblea Extraordinaria para intentar dar respuesta a una situación de crisis. La evidencia de esta crisis se ha manifestado con toda su crudeza en unos resultados electorales claramente insatisfactorios que amenazan nuestra representación institucional».

La pregunta que habría que hacerse sería ‘¿por qué está en juego esa representación institucional?’ El propio avance del documento que se discutirá en la Asamblea, titulado ‘Manifiesto político para una nueva etapa en IU. Por una IU roja, verde, feminista y federalista’, fija un antecedente y un presente para su explicación.

Así, afirma que «IU creció desde sus orígenes con un compromiso claro y expreso de defensa de otra sociedad, de otro modelo de relaciones económicas, sociales y política. Las tradiciones políticas que nos han dado sentido han convenido en llamarlo socialismo, poniendo el énfasis tanto en nuestra radical oposición al sistema capitalista como en nuestra voluntad de pensar y soñar otro sistema alternativo». Pero, y he aquí el apunto al día de hoy, «somos conscientes de que ese impulso renovador ha venido languideciendo desde hace algún tiempo. Y que la celebración de esta Asamblea tiene en parte como objetivo afirmar la posibilidad de que IU vuelva a ser una referencia política significativa de esa sociedad crítica que no quiere comulgar con las ruedas de molino de la globalización neoliberal y que no ha perdido la esperanza en que la conciencia y la voluntad de la mayoría pueden cambiar el mundo».

En el PCE, según el Comité Federal del 9 de octubre, se le pone apellidos a la crisis de IU: moral y política, que «sólo se superará con una salida política y organizativa unitaria basada en una línea coherente, en métodos democráticos y participativos y en un equipo de dirección adecuado a la situación, que ponga en marcha lo aprobado haciendo coincidir lo que se decide con lo que se hace».

El PCE -que celebra un próximo Comité Federal el 4 de diciembre y que por motivos de fechas en cierre de edición MO no puede plasmar su contenido- hace una apuesta inequívoca por una «U federal; una dirección colectiva; una presencia pública plural fundamentada en la unidad de acción. Es la hora de introducir cambios organizativos y de dirección para acercarse más a un sentido de dirección democrática colectiva y porque la situación especial que vive IU exige un esfuerzo colectivo que no puede recaer en una persona, sino en un colectivo que cuente con el apoyo de la inmensa mayoría de IU.

En respaldo de esa mayoría se ha pronunciado el Partido Comunista de Andalucía en resolución aprobada por su Comité Central: «Esta Asamblea no se debe saldar con una mayoría del 51%, ni puede suponer una fractura territorial o de la pluralidad de IU, ya que en ambos casos significaría el fin del proyecto, que debe continuar desde el reforzamiento y no desde la ruptura».

Más MPS y menos Partido clásico

En sintonía con la resolución de octubre votada mayoritariamente por los miembros del Comité Federal del PCE (ver MO 158), el PCA propone «mejorar en el funcionamiento de IU para hacerlo más Movimiento Político y Social (MPS) y menos Partido clásico». También se habla de ello en el documento para debate de IU cuando afirma que esta fuerza política «ha sido durante años un símbolo de la izquierda alternativa y transformadora. (…) Probablemente, algunos temas que surgían desde la voz de la sociedad crítica o de los movimientos sociales no hubieran alcanzado repercusión o trascendencia si IU no los hubiera incorporado como parte de su programa político. (…) Para muchas personas, IU ha sido una garantía contra el anquilosamiento y la falta de renovación en la política tradicional».

La segunda razón que inscribe este manifiesto para definir a IU como un movimiento político y social es que «las mujeres y los hombres de IU estaban en todas y cada una de las acciones de resistencia frente al deterioro de nuestras condiciones de vida o de trabajo. Nuestros cargos institucionales han prestado de buen grado su voz a demandas y reivindicaciones de no importa qué sector social. Nunca se nos han caído los anillos por ser «uno o una más». También, para miles de personas la existencia de IU es una garantía de la voz de los de abajo será escuchada».

Ahí es donde el PCE habla de la «recuperación del proyecto fundacional de IU frente al intento de llevarnos al redil de lo políticamente correcto o bien imitar experiencia contradictorias y frustrantes»

Es por eso que desde el PCE se aboga por potenciar y apoyar los debates y las movilizaciones por un empleo de calidad, por derechos inalienables conquistados por el movimiento obrero históricamente, por una educación plena, integral, democrática, pública y lacia, y por un sistema sanitario preventivo y curativo que supere los graves problemas de la situación actual.

En la aportación del PSUCviu a este debate se recalca que «a medida que crecen y son más evidentes las contradicciones del sistema (capitalista) crecen a su vez los grupos alternativos que creen que otro mundo es posible. Forman parte de los nuevos movimientos sociales, pero también de las organizaciones sindicales, profesionales, culturales, eclesiásticas. Se trata de una masa social crítica, plural, heterogénea, que se agrupa en torno a experiencias, que alimenta las redes sociales contra el sistema, insatisfecha con las propuestas de cambio de los socialista y que no encuentra referente político».

Ese espacio que apunta el PSUCviu es el que describe a su vez el Partido Comunista de Cantabria: el movimiento obrero clásico, los trabajadores precarios, el movimiento juvenil combativo, los pacifistas, los ecologistas y las feministas y hacerlo desde el diálogo social constante.

Cuando IU se define como MPS en su documento para debate ante la Asamblea Extraordinaria, reconoce el papel del PCE: «Estamos convencidos de que no se podía responder a la creciente complejidad de la sociedad y de la lucha por la transformación social con los recursos de otros tiempos. Este ha sido el esfuerzo de mucha gente proveniente de tradiciones política y culturales diversas, pero hay que reconocer en esta reflexión y en sus consecuencias el papel del Partido Comunista. Sin su concurso y su generosidad no hubiéramos llegado hasta aquí».

¿Qué modelo para IU?

Cuando se pone sobre el tapete el modelo de IU tras la VIII Asamblea, el PCE traza las siguientes líneas: «IU debe pasar a construir política y organizativamente un proyecto federal que actúa en todo el Estado con una misma voz colectiva, independientemente de que en cada federación se exprese en relación a realidades diferentes».

El Partido Comunista de la Región de Murcia, en resolución aprobada por sus órganos, impulsa una «IU con una política de alianzas clara y creíble, que desde la coincidencia con propuestas realizadas desde el gobierno actúe desde la crítica constructiva y firme a los incumplimientos, mentiras, errores y tics del PSOE, en el marco de la nueva situación. (…) Es necesario que se devuelva la palabra a las bases, que los adscritos y adscritas participen y lo hagan con tiempo suficiente para la reflexión, el debate y que se establezcan los mecanismos necesarios que permitan oír sus opiniones, a la vez que posibiliten su traslado a las asambleas».

El camino seguido hasta ahora no vale, argumenta el PSUCviu, «el modelo de organización al que aspira ha sido profundamente desvirtuado tanto en EUiA como en IU. No se trata en este momento de salvar la propia organización; se trata, mucho más importante, de la lucha contra el neoliberalismo. Por consiguiente, consideramos imprescindible cambiar de política, de estrategia y de métodos. Y, en la situación actual, comporta necesariamente cambiar los equipos de dirección».