Caminamos hacia un continente donde el dinero lo cubrirá todo, el aire olerá a billetes y la tierra será fango por donde transitar cada vez será más difícil. Nos han cargado los bolsillos con piedras de avaricia y el peso nos va hundiendo en un lodo invisible pero tan espeso que nos atrapará sin remedio si no reaccionamos. Los encantadores de pueblos andan en un nuevo aquelarre esparciendo sus hechizos por las conciencias de las gentes, cegando razones, adornando miseria y ocultando la verdad bajo un manto de palabras vacías.
Los primeros en Europa nos cantan desde azules anuncios extendidos por todas las esquinas expuestos en enormes carteles, en infinitos recados periodísticos y radiofónicos o en histriónicas lecturas de notables, desinformados unos, y malintencionados otros. El gobierno del buen talante se vuelca para hacer magia utilizando trucos y malabares para adueñarse del sentimiento primario de los ciudadanos y regresar al engaño de antes, de ahora, de siempre. Lanzan ríos de maquillaje y se burlan de la justicia, de la realidad, del ser humano. El hombre ha de dejar de ser hombre y convertirse en moneda, en calderilla de las multinacionales.
A la vieja Europa la va a gobernar un banco. Ya no hay Este ni Oeste. Los que trabajan serán accionistas. Ya no hay clases sociales. Seremos un sueño imposible para los que les robamos sus sueños. Ya no hay Norte ni Sur. Pero en Burgos siguen muriendo obreros quemados, unos europeos de pura cepa y otros no europeos pero todos estaban vivos trabajando para poder malvivir. Pero cada mañana en el Metro encuentro las mismas legañas, el mismo cansancio, la misma rutina, los mismos bostezos de desesperanza y angustia. Pero en las farolas continúan pegando con celo ofertas de pisos reformados por cientos de miles de euros imposibles de pagar ultrajando otro derecho del que tampoco habla esta Constitución.
Coartada a la usura
Le están dando coartada a la usura criminal. La guerra seguirá siendo negocio principal. El imperialismo es la meta de la civilización que nos proponen. El viaje lo haremos nosotros para otros. Separo cada denuncia con un punto porque las comas dan menos tiempo y hay que reflexionar. El mundo no está decidido; jamás nadie podrá imponerse para siempre con trucos y con trampas. El tiempo de los tahúres se caerá, entre todos y todas lograremos derrumbarlo. La razón que es europea como Voltair, Rouseau, Diderot, Sartre, Gramsci, Rosa de Luxemburgo o Carlos Marx está de nuestro lado, igual que lo ha estado siempre cuando otros como nosotros y nosotras daban su vida luchando contra la consecuencia de lo que nos quieren imponer: el fascismo. Ellos no consiguieron el mundo más justo que pretendían, nosotros quizá tampoco lo logremos, pero el socialismo llegará porque es la esencia del ser humano.
Los mercaderes revolotean como aves de presa por un cielo oscuro que no deja ver lo que hay detrás de las nubes y nos presentan una bandera con solo doce estrellas como si ese fuese el único universo posible. Solamente nos dan doce estrellas para veinticinco pueblos con otros tantos pueblos cada uno, en el que sigue y seguirá habiendo ricos y pobres. Dicen que cayó el muro que nos separaba mientras van poniendo ladrillos y hormigón a una muralla cada vez más alta y gruesa sobre la que los poderosos nos observarán bien a salvo como nos peleamos entre compañeros en ese nuevo paraíso que se llama economía social de mercado altamente competitiva. No dejemos que deshagan Europa.
No a esta Constitución, por favor