«Brasil es hoy el punto de mira principal en América Latina. Sabemos que puede jugar un rol muy importante desde el multilateralismo frente al unilateralismo de los Estados Unidos.

Cuando Lula gana la presidencia a finales de 2002, no obtiene, por el contrario, mayoría en el Parlamento, lo cual dificulta mucho la acción de gobierno. Es decir, el centro-izquierda ganó las elecciones, pero las condiciones objetivas para un cambio más rápido no están aún dadas. Este gobierno se enfrente a grandes obstáculos en el camino a la transformación, en su empeño por romper la dominación neoliberal anterior, sacudirse la tenaza de la deuda. No hay que olvidar que hoy, en Brasil, el 60% del producto nacional está comprometido con el pago de la deuda. El programa ‘Hambre Cero’ no puede avanzar más porque buena parte del dinero necesario se ha de destina a esa deuda adquirida por los gobiernos anteriores.

El Gobierno de Lula -del cual el Partido Comunista de Brasil forma parte- lleva dos años y medio dirigiendo Brasil con tres compromisos claros:

1º: Revalorizar la democracia en nuestro país tras muchas décadas de dictaduras militares y gobiernos oligárquicos. Queremos recuperar el diálogo con los movimientos y organizaciones sociales, aplicar políticas públicas en todos los sectores. En Brasil hay un dicho que liga las reivindicaciones sociales con la policía, porque antes cualquier demanda era seguida de inmediato de una intervención policial. Ahora no, ahora se les escucha. El Partido Comunista, con 80 años de vida de los que más de 60 tuvo que resistir en la clandestinidad, está colaborando en esta labor.

2º: Recuperación del programa social. Hambre Cero, reforma agraria, etc.

3º: Rescate de la soberanía nacional a través de una política exterior autónoma con la defensa de la paz como premisa. Brasil negó a Estados Unidos el envío de tropas a Iraq porque nuestro combate es contra la pobreza. Tenemos nuevas alianzas con Europa, China, India, Sudáfrica y el resto de países latinoamericanos.

Hemos reafirmado la integración con nuestros vecinos (MERCOSUR y su mayor imbricación con la Comunidad Andina de Naciones) para decir no al ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas) que quiere Estados Unidos. No será nada fácil llevar adelante estos cambios dado que las fuerzas neoliberales siguen ahí y se están preparando para las siguientes elecciones. Ante ellas, todos los partidos que apoyamos el Gobierno de Lula debemos reforzar e impulsar el movimiento popular, empujar a este Gobierno en su programa de reformas».