«Lo que experimente Uruguay desde la victoria de Tabaré Vázquez -cabeza del Frente Amplio que ganó las elecciones en octubre de 2004 y en cuyo gobierno se integra el Partido Comunista uruguayo- es un proceso de revolución social para acabar con todo aquello que es lesivo para el pueblo. Las clases dominantes, acostumbradas a regir los aparatos del Estado, no van a reconocer a un gobierno de izquierdas elegido por el pueblo; de ahí nuestra vigilancia permanente. Algo, por cierto, a lo que estamos acostumbrados porque el Frente Amplio nació en 1971, pasó muchos años en la clandestinidad y salió unido de la represión. Así, tras 34 años de vida, hoy gobierna en Uruguay.
Y salió unido porque también contó en el apoyo de la Convención Nacional de Trabajadores, único sindicato obrero uruguayo. Al Frente Amplio y al sindicato se sumaron amplios sectores sociales, lo cual nos da una base social muy sólida.
En apenas unos meses de gobierno, poco se ha podido hasta ahora avanzar, pero sí puedo adelantar algunas líneas de trabajo. Hemos asumido un país destrozado económicamente. Ese es el quic de la cuestión: cómo resolver esta crisis y que las elecciones de dentro de cinco años no nos golpeen nuevamente.
Hemos restablecido las relaciones diplomáticas con Cuba. Hemos creado un Ministerio de Desarrollo Social (en manos de una ministra comunista) para frenar y mejorar la degradación un porcentaje elevado de la población. Queremos sacarles de la miseria, devolverles la dignidad. A ello contribuirá las políticas en salud pública, aniquilada por gobiernos anteriores. Ya antes, a través de referéndum, conseguimos paralizar la privatización total del patrimonio estatal; ahora, buscamos acuerdos con los demás países del MERCOSUR (Brasil, Paraguay y Argentina) para que no se nos vayan a manos privadas nuestros recursos.
La gente nos exige soluciones, quiere comer. Son esos tres millones de uruguayos, más aquellos emigrados -medio millón- que desea regresar. El Frente Amplio está por asentar la democracia, la transformación social, hacia la defensa de los derechos humanos con el descubrimiento de los cementerios clandestinos y el entierro digno de nuestros compañeros. Es decir, crear las condiciones para los cambios hacia el socialismo. Pero las ayudas serán pocas; por eso, lo mismo que los uruguayos mostraron su apoyo a la II República española, hoy os pedimos ese mismo respaldo».