La Fiesta del PCE abre el curso político y en esta entrevista Paco Frutos nos avanza cuál serán los frentes en los que trabajará el Partido y cómo el PCE responderá ante las nuevas reformas liberales en política fiscal, laboral y de la Seguridad Social, ante una Ley de la Memoria descafeinada y devaluada, una guerra de invasión y bombardeo masivo israelí sobre la inocente población libanesa, y una política de inmigración fundamentada en la represión en lugar del desarrollo. Pero entre todas las propuestas de este año, prima la apuesta del PCE por el relanzamiento y fortalecimiento de Izquierda Unida para que podamos presentarnos a las próximas elecciones municipales y autónomas como una fuerza de izquierda, alternativa y con un perfil claro y definido.
M.O.: Este verano hemos tenido que contemplar con impotencia como Israel destruía día a día el Líbano y mataba a su pueblo sin que la llamada Comunidad Internacional moviera un dedo para evitarlo. ¿Qué le parece la posición y el poder de resolución de una comunidad internacional que baila al paso marcado por Estados Unidos, y cómo se puede romper con esa situación?
P.F.: De nuevo, la destrucción y la muerte en Oriente Próximo no se interrumpe. La causa la misma de siempre: el expansionismo, el imperialismo sionista, armado, impulsado y protegido por el imperialismo de los EE.UU. Expansionismo e imperialismo, detrás de los cuales no hay razones democráticas o humanistas, ni tan siquiera restañar el dolor que el holocausto causó al pueblo judío, sino, pura y simplemente, intereses económicos, de dominio geopolítico y de control de las riquezas de la zona. Control realizado a través de gobiernos títeres, de raíz integrista, o bien por medio de intervenciones y guerras interminables. El pueblo palestino es el que paga las consecuencias peores, pero de esta situación no se libra ningún pueblo, tal como puede comprobarse con la realidad iraquí, después de una guerra y ocupación basada en la mentira y en la utilización fascista de la fuerza bruta. Líbano, es otro ejemplo.
La administración Bush, como antes otras administraciones, tolera o empuja al crimen que, de nuevo, realiza el actual gobierno de Israel, como antes lo hicieron otros gobiernos. ¿El motivo? Fíjense en la lógica: Secuestro de dos soldados por Hezbolá y uno por Hamas, hechos ocurridos todos en tierras ocupadas. Ello justifica a Israel la intervención que produce centenares, o miles, de muertos, la reducción de las infraestructuras de un pequeño país a la edad de piedra y la siembra de más humillación y odio. ¿Alguien cree que para salvar a tres personas, a las cuales se pretende intercambiar por otras personas, el gobierno de Israel emprenda una guerra de destrucción masiva y el gobierno de EE.UU., bien secundado por el británico de la Tercera Vía, lo tolera y ampara? No, de ninguna manera. La guerra se hace por otros motivos que deben ser desenmascarados por el pueblo de Israel, por el norteamericano, por los pueblos europeos, por las NN.UU. y por todos los bien nacidos del mundo.
La llamada comunidad internacional, que solo es comunidad cuando se quieren justificar las guerras y desmanes, actúa como notario de las políticas de guerra preventiva, de dominio geopolítico de las potencias imperialistas y de mantenimiento de intereses del capitalismo actual.
Europa gime como una plañidera y gesticula con gestos inútiles de cobardía política ante los EE.UU. Blair, desde el Caribe, es la 5ª columna en esta Europa de cartón piedra. Esta dirección política de Europa no sirve, es inútil y onerosa y debe ser remplazada progresivamente por otras ideas políticas, por otra concepción del mundo basada en el acuerdo político, en la recuperación de leyes internacionales, hoy eliminadas, y en un sentido de desarrollo material y humano de todos los pueblos.
Esta Europa, con políticas y políticos muy parecidos a los de EE.UU., debe enterarse de una vez que el terrorismo, la violencia, la inseguridad, solo se vencerán con la política, con el desarrollo social, con la interdependencia, con el respeto.
La izquierda política, sindical, intelectual europea y todos los sectores humanistas de orientación laica o religiosa, no importa, tienen una gran tarea a realizar. Los pueblos europeos no comparten la política de guerra y de dominio y no deben permitir que sus dirigentes les manipulen.
En España, ante la guerra contra el Líbano y la continuada agresión contra el pueblo palestino, el PP, en conjunto, ha asimilado las peores políticas de Aznar. En el PP no se salva ni el gato. Actitudes del peor pro sionismo por parte de los dirigentes máximos con la excusa del terrorismo, complicidad moral con los crímenes de guerra, sumisos y lacayunos ante la inteligencia de Bush.
Zapatero y otros dirigentes del PSOE han dicho y defendido cosas valientes, parte de lo que se debe decir, no siendo secundados por la mayoría de gobiernos europeos. Debemos saludar esta posición, impulsarla y no aceptar que haya retrocesos por la presión interna y externa.
El PCE e IU, junto a sectores pacifistas han estado donde debían. Falta una actitud firme de los sindicatos. Ha sido notorio el silencio de los intelectuales y artistas que en otras ocasiones se han movilizado contra la guerra. ¡Tanto poder tiene el sionismo para silenciar la protesta!
En conjunto ha faltado masividad y contundencia en las movilizaciones, lo cual debe ser un motivo de reflexión política y de orientación hacia el conjunto de personas y sectores que están contra la guerra, también contra ésta que, de momento, se ha suspendido. Sólo la más amplia movilización sostenida, aquí y en el mundo, en las calles y en las instituciones evitará su reanudación y permitirá una salida decente a la actual situación.
M.O.: El año político ha quedado definido por una reforma laboral, una reforma fiscal y una reforma de la seguridad social que cada vez dejan más desprotegidos a los trabajadores. El Partido ha trabajo duro en campañas de información y sensibilización. ¿Cómo va a seguir luchando en la defensa de los intereses de la clase obrera?
P.F.: Sólo hay una manera de hacer frente a los recortes que, bajo el eterno pretexto de la modernización del mercado de trabajo y del equilibrio social, se producen:
a) en primer lugar denunciarlos con datos y argumentos que demuestren, hasta a los más desinformados, que aumenta la desprotección social y laboral, y las desigualdades. La reforma laboral, la de la Seguridad Social y la fiscal forman parte de un paquete. Son como el juego de la cuerda, unos estiran por un lado y otros por el otro. Si la fuerza de los que defienden posiciones de liberalismo económico y social es progresivamente más potente, por acción permisiva u omisión de la otra parte, el resultado final no será otro que la progresiva pérdida de derechos que fueron conquistas históricas del movimiento obrero, que ampliaron la justicia social.
Las reformas fiscales que abunden en la rebaja de impuestos a los que más ganan, se hacen a costa de los servicios sociales y públicos de los cuales son beneficiarios todos los que aportan su trabajo manual e intelectual a la sociedad. La milonga de que reducir impuestos es de izquierdas, es solo eso una milonga, que está bien para bailar pero no para vivir más decentemente.
b) después de la denuncia viene el trabajo de organizar las alternativas. Predicar y dar trigo: el movimiento obrero ha aprendido que solo la confianza en el alma justa de los empresarios no da ningún resultado. Por tanto, negociación y presión. Que cuando se negocie en una mesa de convenio, o a tres partes, que todos los que se sienten a negociar sepan que detrás de la representación de los trabajadores y trabajadoras están los representados, los que les dan fuerza y solidez. Que una cosa es el compromiso y la responsabilidad de los/as trabajadores/as en realizar bien el trabajo, en cumplir las normas y ser leales a lo pactado y la otra cosa sería, o es en muchos casos, la separación de intereses entre representados y representantes.
c) Y como tercer elemento: reivindico el viejo y no caduco concepto de sindicalismo socio-político, que no es la sustitución de los partidos por los sindicatos, sino la intervención coordinada del movimiento obrero (partidos de base obrera organizada y sindicatos) para debatir sobre todas las cuestiones que afectan a la sociedad: salarios, condiciones de trabajo, servicios públicos, carestía de la vida, vivienda, educación, sanidad y un largo etc., que empieza y termina, en la economía. No se debería tolerar que haya sectores, aquí y a nivel internacional, que sin tener ninguna legitimidad democrática y representativa hagan y deshagan sobre lo humano y divino que afecta a todas las gentes. El PCE continuará trabajando en la línea de lo que viene haciendo, esperando que, con un buen análisis de lo que ocurre y con ideas claras y propuestas razonadas, seamos capaces d e hacer avanzar nuestra política que, por otro lado, se fundamenta en la mejor tradición del movimiento obrero y de la izquierda.
M.O.: El gobierno se fue de vacaciones dejándonos a última hora con la frustración de un proyecto de ley de la memoria histórica que queda cada vez más lejos de satisfacer nuestra reivindicación histórica de reconocer social, moral y materialmente, por fin, a todos los hombres y mujeres que lucharon por la república y fueron represaliados por la dictadura. ¿Qué propuestas tiene el PCE para evitarlo?
P.F.: Sobre la Ley de la Memoria Histórica ya se ha dicho prácticamente todo. Vamos a decir algo más, aunque sea reiterativo: en España hubo un levantamiento militar, económico y político contra la IIª República Española. La excusa es que la República cometió errores, una excusa que, ahora, es defendida incluso por algún izquierdista de salón de antaño. Los errores cometidos por la IIª República, o por sectores de la misma, según los nuevos y viejos revisionistas de la historia, son, en el caso de que existieran, los errores cometidos en cualquier sistema democrático, con el agravante de que en España el peso del viejo sistema capitalista español era corrupto, caciquil, antidemocrático, de rancio clericalismo, de subordinación de las clases dominadas a las dominantes de siempre, de militarismo y guerras coloniales, etc… Frente a todo ello, la IIª República representó el intento de modernizar España, y lo subrayo, en un sentido económico, social educativo, cultural, sanitario, para eliminar progresivamente las amplias zonas de marginación y pobreza que, tanto en el campo como en la ciudad, presidían la vida social. Acabar con «Las Hurdes» españolas, llevando pan, trabajo, educación, cultura y salud a todas partes, desde el desarrollo de la democracia, la libertad y los derechos sociales. Este fue el principal pecado de la IIª República, que no le perdonaron las viejas clases dominantes, y en muchos casos parasitarias: intentar impulsar una España de derechos y deberes a partir del desarrollo de una vida digna para todos y todas. Los sublevados fascistas y conservadores apoyados en el fascismo internacional, se levantaron, no contra una República abstracta, sino contra la República social y cultural que se iba creando a trancas y a barrancas.
Los vencedores de la guerra enterraron y homenajearon a sus muertos. Los perdedores tuvieron a sus muertos en las cunetas y en el forzado olvido durante 40 años. Han pasado ya 28 años desde la aprobación de la Constitución y por concesiones políticas del momento la Memoria Histórica, en este caso la de una República legítima y la de sus defensores se quedó en la Amnesia Histórica. Es hora de salir plena y totalmente de esa Amnesia. El que argumente que esto es volver a la guerra civil con ribetes vengativos, miente. No hay espíritu de guerra civil, ni sentido de venganza, y recuerdo que, en muchos casos, muchos hijos de los vencedores lucharon codo a codo con los hijos de los vencidos en defensa de la libertad. Venganza ¿contra quién? Reconocer la ilegalidad de los juicios sumarísimos, de los asesinatos con juicio y sin juicio, de las arbitrariedades cometidas en nombre de leyes impuestas por las armas de una sublevación fascista, preludio de una guerra europea terrible, no solo no es venganza, sino que debería ser un objetivo natural de todos los que se consideran demócratas, a los cuales no se les pide carné de identidad democrática histórica, sino, simplemente, que acepten lo que se ha hecho en países europeos que vivieron circunstancias parecidas a las nuestras. Reconocer social, moral y materialmente a todos y todas los y las que lucharon por la legalidad republicana y democrática y que fueron represaliados por ello por la Dictadura, es un deber de la democracia actual. El PCE continuará defendiendo una verdadera recuperación de la Memoria Histórica, de la única forma posible en democracia: con argumentos, con propuestas y con la movilización moral y política de la sociedad.
M.O.: Visto este panorama, y ya que la Fiesta marca el inicio del curso político, ¿Cuáles son las prioridades políticas que se marca el PCE para el próximo curso?
P.F.: Creo que las prioridades políticas para el inicio del curso político han quedado expuestas:
– La lucha por la paz y contra la guerra, como prioridad absoluta. Una paz que, en todas partes, vaya acompañada de medidas políticas y económicas para hacer frente a los desastres producidos por la guerra: en el Oriente Próximo, en Centro África….
– El desarrollo de las libertades, defendiendo una democracia participativa que, `poco a poco, vaya convirtiendo al votante pasivo en actor activo para cambiar y mejorar la realidad.
– La más amplia y consecuente movilización por los derechos laborales y sociales, en especial contra la precariedad en el empleo, que afecta a todos los trabajadores y, en especial, a los jóvenes.
– La defensa de una educación pública, laica y solvente que disminuya, en vez de aumentar como sucede actualmente, las diferencias entre la educación pública (degradada por los escasos recursos, y por la protección al mismo nivel de la privada) y la privada.
– La más decidida denuncia y lucha contra la especulación urbanística y del suelo, contra la corrupción que, como se pone de relieve en Marbella, Seseña, y en tantos otros sitios, corroe la economía y la democracia, además de destruir progresivamente el medio natural de tierras, costas y mares.
– Un plan integral, español y europeo, para dar una alternativa a medio y largo plazo a la inmigración masiva y manipulada. Alternativa que empieza, y no puede ser de otra forma, en los lugares de origen y que pasa por el desarrollo económico y social, por disponer de agua potable para la población y la necesaria para el riego, reducativo sanitario y político de todos los países emisores. Sin programas amplios, rigurosos, dotados de los recursos económicos necesarios y capaces de poner en marcha a todos los potenciales humanos, económicos y culturales de aquellos países, no hay solución. Las patrulleras y alambradas sólo serán capaces de asistir a la desesperación de los seres humanos que ponen su vida en manos de mafiosos que los embarcan en la barca de Caronte.
O Europa coge de verdad esto en sus manos, y España con la misma fuerza, o no hay solución y continuaremos asistiendo al miserable y grotesco espectáculo de disputas territoriales por ver quién acoge o más o menos inmigrantes, por las competencias que no sirven para nada y por un gran empresariado silencioso, ya que la inmigración masiva y caótica les facilita un ejército de mano de obra barata para aumentar sus beneficios.
Mientras, aquí, los inmigrantes deben tener todos los derechos y deberes que tienen los y las trabajadores/as españoles, como la única forma de expresar la solidaridad con el más débil y evitar la venta de la fuerza de trabajo a un precio cada vez más reducido y los subsiguientes potenciales enfrentamientos entre trabajadores.
Las iniciativas políticas sobre África o el Plan África son reacciones tardías, sin contenido práctico concreto, a las avalanchas inmigratorias de los últimos meses. Mientras no se concreten alternativas y programas europeos, y españoles, obviamente, tal como he señalado antes, que contemple África no como un territorio para el limosneo, sino una serie de países con desarrollo económico y social, socios europeos, desde su propia realidad, no hay solución. Serán parches bienintencionados o presionados por la realidad. A los partidarios del mercado, mercado, mercado, le preguntaría ¿están ustedes dispuestos a trabajar para que la gente empobrecida de África tenga acceso a los bienes elementales que se supone facilita el mercado, o África es para ustedes un agujero negro, solo para continuar saqueando materias primas?
La situación no admite medias tintas, ni se soluciona con medidas asistenciales. Detrás de los enfrentamientos tribales, las guerras y genocidios, las hambrunas y muertes por enfermedad e inanición, está siempre, directa o indirectamente, la lucha de intereses de las grandes empresas y grupos transnacionales y de los oligarcas y caciques de cada país.
No es fácil abordar y solucionar el problema, pero cuanto más se tarde en diseñar una estrategia global de desarrollo para África, fundamentada en la solidaridad, la racionalidad económica y el intercambio justo, mas dolor y miseria se acumularán.
Estas son en resumen, las prioridades de trabajo para los comunistas.
M.O.: En política internacional este año hemos visto cómo siguen ascendiendo los partidos y coaliciones de izquierda a los gobiernos de América Latina, ya sea ganando, como en Bolivia, o liderando la oposición como en Colombia. ¿Qué mensaje trasladaría a la izquierda de todo el mundo?
P.F.: En América Latina se están produciendo fenómenos sociales altamente positivos para el desarrollo social, económico y político de sus pueblos. Ha sido un largo proceso en el que fue necesario que los pueblos latinoamericanos comprobasen en sus carnes que la aplicación en sus países de las políticas más neoliberales y privatizadoras no solo no han representado un desarrollo económico y social, sino que, en muchos casos han sido la ruina de las economías y el aumento de la pobreza de sus pueblos.
Y están ensayando otras salidas que pasan por el fortalecimiento de los proyectos de izquierdas. Desde Europa debemos apoyar esos procesos y coordinar los esfuerzos entre la izquierda latinoamericana y la europea. Soy consciente de que en este amplio concepto de izquierda hay mucha diversidad y contradicciones, pero lo que debe ponerse en primer plano es el derecho de cada pueblo a desarrollarse económica y socialmente y utilizar sus riquezas sin pedir permiso a nadie. Y la obligación de la izquierda política, sindical e intelectual europea es practicar un internacionalismo no retórico. Si las políticas gringas, o europeas, de las transnacionales españolas, chocan con los intereses sociales de los pueblos, la izquierda no debe envolverse en la bandera de los intereses de las «empresas nuestras», sino en la defensa de la soberanía de cada país para intentar salir de la pobreza. En América Latina hay un movimiento doble; de defensa de la independencia y soberanía y, al mismo tiempo, de unidad latinoamericana. Esto es positivo para los pueblos latinoamericanos y para los europeos.
M.O.: En unos meses tenemos elecciones. Izquierda Unida se encuentra en una situación muy especial. El PCE en su último Comité Federal hizo un llamamiento a la reorganización y a la apuesta del Partido por IU. ¿Cómo va a trabajar el Partido ese relanzamiento y recuperación de IU?
P.F.: El Partido no es ni una entelequia ni un sujeto abstracto. Está formado por hombres y mujeres, que, en su mayoría, creen en él, en su política y en su capacidad para ser un instrumento para organizar las ideas que defiende en la sociedad. Para esto se organiza. Hace poco más de un año el Partido celebró un Congreso en el que decidió por abrumadora mayoría fortalecer su capacidad política y organizativa para cumplir las tareas emanadas de los acuerdos congresuales. ¿Cuáles son estas tareas?
– Aprobar una política y defenderla. Esto, en una democracia elemental, lo deciden los órganos elegidos.
– No es un secreto que IU está en una situación de crisis de representación de lo que dice representar. Esto se expresa en la pérdida de apoyo social, político y electoral.
– Consecuentemente, el Partido, sus militantes, los y las que creen en la política democráticamente aprobada, intentan aplicarla en su trabajo cotidiano. Uno de estos trabajos, y no el menos importante, es la recuperación y el relanzamiento de IU. En ello estamos.
– ¿Cómo se hace esto? Sencillo y complicado al mismo tiempo: conocer bien los problemas actuales que afectan a los sectores de la sociedad con los que intentamos trabajar en conjunto, proponer alternativas a los problemas y contribuir a que la ciudadanía se organice.
– Para ello, es imprescindible que la ciudadanía más próxima potencialmente a las ideas que defendemos, nos vea como algo propio, con una política y con una personalidad clara y definida. Con un lenguaje que se corresponda al contenido de lo que defendemos, que no se difumine ni se confunda con otras posiciones, más o menos respetables, pero que no son las propias.
– Ante unas lecciones municipales y autonómicas, los y las militantes del Partido que creen en la política aprobada deben procurar que su mensaje político llegue a la gente a la que nos dirigimos y tener la máxima representación en las instituciones municipales y autonómicas para, desde ellas, incidir en la aplicación de las políticas necesarias para mejorar las condiciones de vida, de trabajo, educativas, sanitarias, de vivienda, al tiempo que los valores de la paz y de la solidaridad internacionalista que defendemos puedan expresarse con más efectividad. En política, los discursos en sí no valen para nada, si no van acompañados por la acción.