El nacimiento del Partido Comunista de España se produce tres años después de que el mundo saliera de un nuevo horror, producido por el enfrentamiento de intereses económicos capitalistas, expresados en la lucha de dominio territorial y político. La 1ª Gran Guerra de Europa sacrificó a millones de trabajadores y ciudadanos en el altar del deshonor humano y de la indecencia moral.

La Internacional Socialista había traicionado sus propias decisiones de no aprobar en cada país los presupuestos de guerra. El internacionalismo obrero se convirtió en nacionalismo bélico entre hermanos proletarios. Ante esa traición a los principios irrenunciables de la paz, era imprescindible reconstruir el discurso y la práctica de la izquierda que lucha por el cambio social a nivel de cada país y en el plano mundial. Se necesitaban instrumentos. En Octubre de 1917 se produjo, meses antes de terminarse la guerra, la revolución soviética que puso al mundo en vilo, con un acto que demostraba que era posible derrotar el poder burgués. Fue un ejemplo para el movimiento obrero y para la izquierda.

Intentos revolucionarios posteriores fueron impedidos a sangre y fuego en diversos países europeos, por las fuerzas reaccionarias. Dirigentes como Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht fueron asesinados por la derecha, en complicidad con sectores socialdemócratas.

En esta situación nació en Noviembre de 1921 el Partido Comunista de España, que ahora celebra su 85 Aniversario.

El PCE nació con un programa político claro y concreto que se puede resumir en Pan, Libertad, Justicia, Paz y Socialismo.

El PCE era absolutamente minoritario en la sociedad pero defendía un proyecto político que objetivamente interesaba a amplios sectores sociales:
a) Derecho al trabajo en una sociedad injusta
b) Tierra para el que la trabajara
c) Derechos sociales, en especial los de la educación, salud y vivienda, sentido colectivo democrático, por tanto el desarrollo de lo público frente al beneficio privado
d) La fraternidad entre los pueblos. El internacionalismo solidario. La política como instrumento de relación entre pueblos y personas.
e) La paz como un bien irrenunciable, ya que en su marco se puede luchar por todo, mientras que la guerra mata y destruye de forma irreversible, lo cual no impedía, como sucedió en 1936, la defensa armada de los derechos y libertades conquistados, cuando estos peligran por un levantamiento fascista.

El PCE ha hecho un largo trayecto. 85 años dan para mucho. Desde posiciones minoritarias y aislacionistas, hasta que se tomaron decisiones para el trabajo de masas con los problemas reales, a jugar un papel destacado en la unidad política en el Frente Popular, en la unidad antifascista frente al asalto del poder por el fascismo español e internacional, en la recepción y organización de las Brigadas Internacionales.

Posteriormente, cuando la II República Española fue derrotada, el PCE no cejó ni un solo instante en su lucha por la libertad y por la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la gente. Actuó sin interrupción en la clandestinidad, con una presencia activa en la guerrilla, en su primera etapa hasta que se disolvió, en el movimiento obrero de masas, creando CC.OO. en el movimiento estudiantil y asociativo popular en general y, de forma significativa, en el impulso de la unidad de las fuerzas políticas y sociales para acabar con el franquismo.

El PCE sufrió una fuerte y masiva represión. Sus militantes formaban la gran mayoría de presos políticos. Muchos hombres y mujeres comunistas habían sido asesinados en los primeros años, en 1963 aún se producía el asesinato de Julián Grimau. En España, cuando se hablaba del PCE en los círculos políticos clandestinos, en las CC.OO., en la universidad, se decía simplemente, el Partido, ya que era el único realmente existente con presencia en todo el estado.

En Catalunya pasaba exactamente lo mismo con el PSUC.

Después, muerto Franco, vino la transición, ya que la ruptura democrática que debía abrir un proceso constituyente no se produjo, por la relación de fuerzas desfavorable y, en especial, por la actitud pactista de la mayoría de fuerzas opositorias al régimen.

Se produjo lo que se llamó «ruptura pactada», que abrió un proceso rápido de recuperación de las libertades. En este proceso, la dirección encabezada por Santiago Carrillo, que era el único dirigente que realmente decidía, tomó decisiones acertadas y otras absolutamente desarcetadas e innecesarias como finalmente ha demostrado la historia.

Las elecciones generales de 1977 dieron un porcentaje de votos bajo al PCE (el 8,5%) muchos más al PSUC (el 18%) lo cual produjo en el partido y, especialmente, en Santiago Carrillo y la dirección una fuerte conmoción, que generó unas decisiones que, en vez de unir al partido, lo dividieron. A partir de ese momento empezaron las crisis personales y de grupos internos, las deserciones hacia aguas templadas y, finalmente, después de expulsiones a diestro y siniestro, la derrota electoral de Octubre de 1982, ante la cual Carrillo dimitió y propuso a Gerardo Iglesias. Este inició un proceso de reconstrucción del partido que, de forma casi inmediata, chocó con Santiago Carrillo. En el XI Congreso, éste perdió por una escasa diferencia y, en una acción desesperada y antipartido, cuando no pudo recuperar las tiendas, se fue y creó otro partido que al poco tiempo se disolvía en el PSOE.

Nació en 1986 IU como proyecto alternativo de la izquierda. Su creación es obra, fundamentalmente del PCE. Gerardo Iglesias fuel coordinador de una comisión en la que estaban los dirigentes de los demás partidos de IU se vio potenciada por Julio Anguita, como coordinador de un equipo dirigente que impulsó el proyecto. Pero este proyecto inicial, alternativa de izquierdas de orientación anticapitalista y socialista conoció diversas crisis, todas ellas relacionadas con el juego de un grupo interno que luego se integró en el PSOE, después de crear Nueva Izquierda. No quiero obviar aquí errores tácticos, no estratégicos de IU, que facilitaron a NI el desarrollo de la crisis. Pero eso no toca hoy. Sin embargo debo decir que casi todos los que en el PCE, o en IU posteriormente, han abierto crisis, en nombre siempre de la renovación, sean más de izquierdas o más de derechas, han acabado en la casa común, que agradece las deserciones, paga bien a algunos pocos desertores, y procura que a su izquierda sólo exista el desierto.

El PCE realizó en Junio del 2005 su XVII Congreso, tomando una serie de decisiones políticas que ahora intentamos desarrollar. Resumidamente, el PCE defiende un programa político basado en el empleo digno y estable, en una educación pública y laica, en un programa de salud que acabe con las graves deficiencias actuales que afecta a la sanidad pública, lo cual, en su conjunto, necesita un presupuesto adecuado y no unos presupuestos conservadores como los del 2007. El PCE defiende culminar el estado de las autonomías en un estado federal. El PCE está en todos los foros europeos y mundiales defendiendo una alternativa al neoliberalismo que dé comida, salud, educación y libertad a todos los pueblos y personas. Consecuentemente con ello, el PCE defiende con pasión el internacionalismo solidario y la paz: Internacionalismo para acabar con la injusticia social que mata a las personas, degrada la vida, anula la dignidad y PAZ porque la guerra sólo es destrucción y muerte, es el arma de los poderosos para obtener por la fuerza lo que no pueden conseguir con la palabra.

Creo que no estamos tan apartados ni tan lejos de aquél impulso moral y político que dio vida al Partido Comunista de España hace 85 años.