Europa está reconstruyéndose. Los pueblos de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) que se extienden desde el Mar Negro hasta el Océano Atlántico y desde Chipre hasta el Cabo Norte, se enfrentan con nuevos retos. Damos la bienvenida a los nuevos miembros como Rumania y Bulgaria.

La agenda de estos retos nuevos está determinada por la cuestión: ¿Qué respuestas políticas se pueden ofrecer para enfrentarse a las necesidades de la población?. Desempleo, precariedad, incremento del número de trabajadores pobres, ninguna posibilidad ni derecho a trabajar para los jóvenes científicos y con alta cualificación, ni para las gentes de la cultura, miseria de los inmigrantes, tráfico de seres humanos, aumento de la distancia entre los que tienen acceso a las nuevas tecnologías y los que están excluidos de la educación y el conocimiento, los cambios climáticos de origen humano, y la espiral sin fin de violencia y guerra. Nadie puede eludir la responsabilidad de enfrentarse a estas cuestiones y tratar de dar una respuesta, aquí y ahora.

Cincuenta años después de la firma del Tratado de Roma hay un vacío político en Europa como consecuencia de la presión que imprimen las políticas neoliberales en todas las esferas de la vida. En nuestro encuentro de hoy en Berlín, en el primer día de la presidencia alemana, a la que sucederán las de Portugal y Eslovenia, decimos con fuerza que la Izquierda Europea puede y se convertirá en una fuerza política que trabajará intensamente para llenar ese vacío político, para superar la crisis de confianza entre los ciudadanos y la política que afecta a Europa. Deseamos ganar a la mayoría de la población para cambiar la política y para alentarlos a tomar en sus manos las riendas de su destino.

Nos encontramos en la actualidad con intentos y demandas para convertir la UE en un poder internacional dispuesto a usar la guerra y la política internacional militarizada para así defender sus intereses en un mundo globalizado. Esos proyectos se topan con la poderosa resistencia de los movimientos pacifistas y antibelicistas que se manifiestan contra la guerra de Iraq, por la retirada de todos los contingentes militares de Afganistán y a favor de una Europa de la paz, independiente de la tutela de los Estados Unidos y de la OTAN.

La Izquierda Europea rechaza categóricamente todo intento de militarizar la política exterior de la UE y de sus países miembros. Estamos a favor de la solución no militar de los conflictos. Ponemos de relieve la gran responsabilidad de las políticas europeas a la hora de desarrollar una cooperación mediterránea como requisito para una política idónea de vecindad para la UE, para intensificar la cooperación con los países del este europeo y para contribuir al proceso de paz en Oriente Próximo. Exigimos un calendario concreto de retirada de todas las tropas norteamericanas y de otros países de Iraq junto con el desarme de todas las milicias y la devolución de la plena soberanía al pueblo iraquí. La única salida para ese conflicto consiste en el establecimiento de conversaciones y negociaciones entre todas las partes implicadas hasta la eliminación de las causas del mismo.

Los retos que tiene delante de sí la presidencia alemana son grandes. Por ello la Izquierda Europea pone énfasis en lo siguiente:

Hay que sacar lecciones de la crisis, causada por la aplicación de las políticas neoliberales. Ha llegado el momento de cambiar el núcleo de la integración europea, su concepto hegemónico del predominio del mercado y de la rabiosa competitividad

Uno de los efectos más dramáticos es la creciente precariedad en la sociedad europea. Ha llegado a ser no sólo un fenómeno económico sino sobre todo uno de naturaleza política al destruir las estructuras democráticas. La precariedad generalizada, la inseguridad social, el agravamiento de las desigualdades constituyen el núcleo de esta crisis que afecta a la sociedad de la UE. Es el caldo de cultivo en el que crecen y se desarrollan las actitudes populistas, de extrema derecha, xenófobas, racistas, antisemíticas y anti-islámicas.

Los proyectos actuales de la Comisión Europea así como de los países miembros pretenden una ulterior flexibilización con la finalidad de desregular más aún el mercado de trabajo. El PIE rechaza los planes para llevar a cabo la estrategia de Lisboa II, lo que supone el completo fracaso de Lisboa I. La aplicación de tal estrategia ha producido más desempleo y precariedad en el seno de la población, más privatización de servicios públicos, más liberalización y un retroceso en los compromisos públicos del Estado.

El Libro Verde de la Comisión sobre las leyes laborales es un Bolkestein multiplicado. Pretende anular las relaciones entre el trabajo y la producción, al convertir el trabajo y los servicios públicos en un asunto privado. El Libro Verde refleja el nuevo paradigma del trabajo concebido como flexibilización e individualismo. Estas son cuestiones profundamente políticas que la Izquierda Europea ha de tratar.

El PIE desea tomar en cuenta la situación actual con la experiencia del NO francés y holandés para dirigirse a la inmensa mayoría de la población que se siente enajenada de este proceso y defender una UE basada en los contenidos sociales, de paz, y de respeto medioambiental, y con la más amplia participación democrática de todos los ciudadanos.

Hoy Europa y la UE están carentes de proyectos y perspectivas que sean compartidos y consensuados entre los ciudadanos europeos. Los valores de la paz y la solidaridad han sido vaciados de contenido por las normativas vigentes. Y este vacío se está agrandando.

El PIE exige a la presidencia europea de la UE:
– El fortalecimiento de la participación democrática de todos los ciudadanos de los países miembros de la UE a la hora de adoptar decisiones y así tratar de parar e invertir el alejamiento creciente de la ciudadanía de la política.
– Evitar la militarización creciente de la política exterior de defensa y seguridad de la UE así como de los estados miembros, reducir y, posteriormente detener completamente la venta de armas, de forma que se contribuya de forma positiva al final de la carrera de armamentos y poder reanudar el proceso de desarme.
– Terminar con la orientación neoliberal en el mercado interior de la UE, anular la estrategia de Lisboa y reorientar las políticas económicas de la UE con el fin de satisfacer las necesidades cotidianas y apremiantes de la sociedad europea. Ello implica incluir niveles y estándares europeos de vida, salarios mínimos europeos dignos para llevar una vida decente, acceso a la educación, a la formación profesional y a los estudios gratuito y universal, pensiones para una vida digna para toda la población de edad mayor europea.
– Lanzar una política común energética europea que garantice el suministro estable con la máxima eficacia y eficiencia, desarrollar energías alternativas y renovables, protección y mejora del medio ambiente en lugar de privatizar los mercados de la energía (no se llegó a un consenso en relación al uso de la energía nuclear).
– Iniciar un comercio justo internacional que abra el acceso a los mercados europeos de las mercancías y servicios procedentes de los países en desarrollo sobre la base de la cooperación para el desarrollo y no de la competitividad así como conseguir una política energética internacional que rechace categóricamente los componentes militares y neocoloniales.

El PIE se opone a la reintroducción del borrador del Tratado Constitucional Europeo como pretende la presidencia alemana de la UE. Hay que destacar que por el contrario los movimientos sociales y políticos de la UE y de los países que no pertenecen a la UE han propuesto un proyecto con los valores y principios sobre los que Europa debería avanzar. El PIE y sus partidos miembros están tomando parte activa en los debates para una Carta de Principios para Europa que se presentará en público en febrero en París. El PIE contribuirá con sus propias ideas a la propuesta común junto con los movimientos.

En el año 2009 las elecciones europeas darán la oportunidad a la gente viviendo en la UE de votar por su futuro y por las relaciones con otros países europeos.

De cara al segundo Congreso del PIE tenemos el compromiso de mejorar y profundizar en nuestro perfil como fuerza política de la UE y de más allá. Esto debe llevarse a cabo por sus militantes en estrecha relación con los movimientos sociales, de paz, ecologistas, democráticos, con los que se ha desarrollado una nueva forma de cooperación. Las Tesis del Congreso de Atenas nos han suministrado las bases para nuestra acción política en la Europa del Trabajo, de la Democracia y de la Paz. En su reunión de Berlín las instancias del PIE han debatido sobre las perspectivas políticas de la Izquierda y en concreto las tareas a desarrollar en el año 2007, entre ellas la preparación de las elecciones de 2009 al Parlamento Europeo. Avanzando con confianza sobre este proceso el PIE da una clara señal a todos sobre cuál es el foco más importante de sus actividades tanto para ampliar la UE como para el necesario cambio de su política así como para el tipo de relaciones entre la UE y los países vecinos de este y sur de Europa. De esta forma el PIE abre un nuevo ciclo en su desarrollo con alternativas políticas y nuevas alianzas sociales y políticas. El Segundo Congreso marcará todo un cambio para el PIE

El llamamiento desde Berlín es: hagamos del PIE un partido político que trabaje en todos y cada uno de los países.