El eurodiputado Willy Meyer analiza con MO la situación de la izquierda europea y latinoamericana, critica la implicación de la política española y europea con la norteamericana y la falta de un criterio propio, valiente y justo por parte de Europa y del gobierno español para intervenir en conflictos internacionales como el Sáhara-Marruecos y Palestina-Israel, donde los socios europeos priman las relaciones económicas frente al derecho internacional: España se desentiende de su responsabilidad con la RASH y Europa continúa su tratado de asociación preferente con Israel. Sobre el Tratado Constitucional que impulsará Angela Merkel, Meyer alerta sobre la necesidad de trabajar para democratizar ese Tratado y evitar que se blinde el proyecto neoliberal que agravará las deslocalizaciones, las privatizaciones, la precariedad y la siniestralidad.

M.O.: Angela Merkel asume la Presidencia de la Unión Europea y plantea una iniciativa para retomar la Constitución Europea, ¿Cómo debe abordarlo la izquierda europea y en concreto desde el PIE?
W.M.:
Ya hemos debatido en el Grupo de la Izquierda Europea, y estamos debatiendo en el Partido de la Izquierda Europea (PIE) una estrategia común, para hacer frente a lo que anuncia Merkel y es que en 2009 tiene que haber una Constitución Europea como sea. Nosotros creemos que el actual Tratado, que ha sido derrotado democráticamente con sus reglas del juego, es un Tratado muerto. Desde Izquierda Unida y el Partido Comunista de España, creemos que es necesario un proceso verdaderamente constituyente en Europa, para que sean los ciudadanos los que, eligiendo un Parlamento Europeo constituyente, mandaten la elaboración de una Constitución y librar ahí una batalla democrática para que no se blinde un proyecto neoliberal que haga del mercado la centralidad de las relaciones humanas y que abra el camino de las privatizaciones desapareciendo los servicios públicos y, en fin, todo lo que es la temporalidad en el trabajo, las deslocalizaciones, la siniestralidad etc.

Aquí hay que denunciar con fuerza el papel del gobierno español, que pidió que en España se reúnan todos los países europeos que han apoyado la Constitución, intentando dividir Europa entre los buenos y los malos. Creo que Zapatero y el Partido Socialista van a ponerse de acuerdo con los conservadores europeos, con los populares europeos, en un proyecto que no es el de la Izquierda. La Izquierda necesita un Tratado Constitucional que defienda el modelo social europeo, que permita que la intervención pública regule al mercado y el rescate de empresas públicas fundamentales como son Correos, el transporte y el agua, y que garantice unos servicios públicos de calidad. Y, por supuesto, que desvincule la seguridad europea a la seguridad norteamericana, todo lo contrario que pretende hacer Merkel con el apoyo, en este caso inestimable, de Zapatero, de la socialdemocracia, que quieren volver a apoyar un modelo que no es un modelo que avance claramente hacia una sociedad socialista democrática y en paz.

M.O.: ¿Qué Planteamientos se hacen desde la Izquierda Europea para este año? ¿Cómo se afrontan los retos, economía, medio ambiente, derechos, etc.?
W.M.:
La primera reflexión que hay que hacer es un balance de la situación del Partido de la Izquierda Europea (PIE). Creo que el PIE tiene que dar un salto y una reflexión; en el Congreso de Atenas hubo una coincidencia en las intervenciones del representante del Partido Comunista de España, de Esquerra Unida Alternativa y de Izquierda Unida -los tres representantes que estamos en la Comisión Ejecutiva- reclamando que el PIE se tenía que abrir, que realmente el PIE es un movimiento, no es un partido. Es un movimiento que por imperativo legal tiene que ser un partido; es como en España en el caso de IU. Y en el proyecto del PIE faltan partidos europeos, faltan partidos comunistas, falta abrirnos, porque si eso es posible en América Latina en el Foro de Sau Paulo, que incluye a todo, a lo más revolucionario, lo menos revolucionario, lo más socialdemócrata ¿por qué en Europa no vamos a poder tener un partido de esas características? Yo creo que el PIE tiene que pasar del análisis a la acción. Sé que esto es fácil de decir y difícil de hacer, pero ya estamos en condiciones, porque tenemos diagnósticos compartidos, debemos hacer acciones concretas puntualmente, no teóricas, en las fábricas, en los centros de trabajo, en las universidades, en la calle y desde el conjunto de los miembros del Partido de la Izquierda Europea. Y la agenda es muy clara: contra de la guerra, a favor del modelo social europeo, a favor del trabajo, a favor de los servicios públicos, en contra de la siniestralidad, en contra de las deslocalizaciones… Y ahí tenemos que converger con el Movimiento Sindical Europeo y con ciertos movimientos sociales hacia ese modelo alternativo europeo.

M.O.: Durante las últimas semanas Rafael Correa, Daniel Ortega y Hugo Chaves, tomaron posesión como presidentes electos de sus países. ¿Cuál son las perspectivas de América Latina frente a este avance de la izquierda?
W.M.:
En América Latina se está produciendo un avance sustancial de confrontación a todas las políticas neoliberales. Es el resultado de muchos años de lucha y en estos momentos se puede decir que hemos pasado de la resistencia a una ofensiva. La izquierda de América Latina discute sobre el modelo de integración regional. Toda la izquierda, a nivel internacional, debemos estar muy pendientes de lo que allí ocurre.

M.O.: Recién llegado de El Salvador donde se ha celebrado el XIII encuentro del Foro de Sao Paulo, organizado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional ¿Cómo valora el resultado del encuentro?
W.M.:
Ha sido un Foro extraordinario, en cuanto a la presencia de las fuerzas políticas latinoamericanas y caribeñas, donde se debatía el futuro de la integración regional. La participación ha estado al más alto nivel de todas las fuerzas políticas. El Foro de Sao Paulo se trata es de un Foro que integra toda la izquierda de América Latina, desde los revolucionarios a los más moderados, pasando por los más centristas, con la capacidad de poner un discurso en común, a pesar de esa diversidad y de esa dualidad. Un discurso frente al imperialismo donde luego cada país nacional matiza las distintas tonalidades de ese enfrentamiento. En estos momentos se plantea dar un salto avanzando hacia el socialismo, cada uno desde su realidad.

M.O.: Bush ha enviado más soldados a Iraq ¿Cuál es su visión de la situación en Iraq y de los otros puntos conflictivos como Irán, Líbano y Siria?
W.M.:
Bush contraviniendo la opinión del pueblo norteamericano, ha enviado 21.000 efectivos, que es como echar más gasolina al fuego. Los propios demócratas dicen que no puede haber solución militar a Iraq. Desde Estados Unidos hay voces que reclaman una solución política no militar, no sanguinaria, no feudal, que es la que está haciendo la administración ocupante. El conflicto de Iraq va seguir siendo uno de los problemas que tiene el mundo que resolver. Bush se va a ir con un mundo más inseguro, más injusto y eso rebota en todos los frentes: en Oriente Próximo, en el conflicto de Irán… y por lo tanto es una muy mala noticia para la paz y la civilización.

M.O.: ¿Podría convertirse Somalia en un nuevo Iraq?
W.M.:
Esperemos que no. Indudablemente tenemos que estar muy atentos a Somalia. Estados Unidos ya está jugando un papel que puede ser además un intento para imponer una punta de lanza en África. Indudablemente los europeos tenemos que cambiar el rol que estamos jugando en África. No lo hemos hecho bien en el Congo, llegamos tarde a conflictos de carácter humanitario y no podemos tener una posición segundaria o segundona a los intereses norteamericanos.

M.O.: ¿Qué papel puede jugar la Comunidad Internacional en África?
W.M.:
Lo primero que hay que hacer desde la Unión Europea es invertir todo nuestro discurso hacia África. Parecemos muy preocupados por la inmigración que nos llega y muy poco preocupados y exigentes para incrementar la cooperación al desarrollo y para hacer posible que las personas en sus lugares puedan tener las vacunas suficientes para vacunarse, resolver las enfermedades más elementales, la alimentación, el trabajo, la vivienda etc, etc. Por lo tanto hay que dar un giro a toda la política hacia África. Estamos, como digo, muy preocupados por fortalecer Europa y muy poco preocupados por retraer recursos, que los tenemos, dejando de invertir en gastos militares. Estamos aumentando los gastos militares en todos los países de la Unión y sin embargo no se tienen los recursos que deberíamos tener para la cooperación al desarrollo. Esta sería la mejor apuesta que podría hacer. Y después todo lo que es el programa frente al Sida, que es la plaga, la devastación de millones de personas, abandonadas a su suerte; ahí también tendríamos que jugar un papel importante y protagonista.

M.O.: La situación en Palestina merece una mención especial. Además de la guerra Palestino-Israel se suman los enfrentamientos internos, la presión internacional, ¿Cómo se puede ir hacia un proceso que cambie esta situación?
W.M.:
En primer lugar, que la Comunidad Internacional debe de terminar con esa posición distante e hipócrita, frente al Estado de Israel, muy concretamente la Unión Europea. La Unión Europea mantiene una posición de un Tratado de Asociación Preferente con el Estado de Israel y ese estatus de asociación preferente no se ha modificado, ni alterado, ni congelado en ningún momento. Ni siquiera en la Guerra del Líbano, que fue una guerra criminal, una guerra al margen del derecho internacional. La Unión Europea mantiene esa posición cínica, muy fuerte en contra de Hamás, y muy débil y muy colaboradora y cómplice del Estado de Israel en toda la vulneración sistemática de los derechos del pueblo palestino a decidir su futuro, su derecho a la autodeterminación, que se reclama en Naciones Unidas desde el año 1948. Por lo tanto, yo creo que la comunidad internacional no puede mirar para otro lado y que hay que exigir al Estado de Israel el cumplimiento de la Hoja de Ruta y adoptar medidas sancionadoras fuertes frente al Israel por los continuos incumplimientos de las resoluciones de las Naciones Unidas. Es indudable que los Estados Unidos de América vetan siempre cualquier posibilidad en el Consejo de Seguridad, pero la Unión Europea tiene en su mano congelar el Tratado de Asociación. Yo reclamé en la guerra del Líbano al Ministro de Asuntos Exteriores español que llamara a consultas a nuestro embajador en pleno conflicto. Reclamé a Moratinos que encabezara una posición en Europa en el Consejo, en la Comisión Europea, para que se advirtiera a los israelitas que se congelaría ese Tratado de Asociación; pero la respuesta fue que no. Creo que hay una gran responsabilidad de los europeos con el pueblo palestino y me parece que la Unión Europea ha trabajado para que entre Hamás y Al fatah no hubiera acuerdo. Yo creo que hay que trabajar en sentido contrario. Hamás es el actual representante del nuevo gobierno palestino y nosotros deseemos que se pongan de acuerdo.

M.O.: Respecto al Sahara, el gobierno de España no cumple con lo que históricamente ha sido la defensa de la RADS. ¿Cómo está en la actualidad el conflicto con Marruecos, y cuál es el papel de la ONU?
W.M.:
Es una indecencia el papel que han estado jugando los distintos gobiernos del Estado Español, porque conforme al derecho internacional la descolonización del Sahara es responsabilidad, en su administración, del gobierno de España. Así lo dice el derecho internacional, y por lo tanto el gobierno español es responsable de culminar ese proceso de descolonización. Es una indecencia, que en la última reunión en la Comisión para la Descolonización de Naciones Unidas, España se haya abstenido en la votación que reclamaba el derecho de la autodeterminación y del referéndum saharaui para decidir su futuro. El Estado Español a través de su ministerio dio ordenes de abstenerse, y yo creo que esa abstención habla por sí sola, es decir, es como si se quisieran lavar las manos de un problema. Marruecos está adoptando una posición permanentemente agresiva en los territorios ocupados, vulnerando derechos, deteniendo a gente, que lo único que quieren hacer es expresar su deseo a autodeterminarse, metiéndolos en la cárcel, torturando, burlando a la Unión Europea, a las instituciones europeas. La última vulneración fuerte al derecho internacional ha sido en diciembre, cuando han detenido, cerca de Rabat, alrededor de 400 subsaharianos, muchos de los cuales estaban bajo protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas, por lo tanto en un estatus de protección a nivel internacional, y sin embargo los lanzaron fuera de sus fronteras hacia el desierto. Y la última burla es que una comisión elegida por el Parlamento Europeo para visitar los territorios ocupados, a pesar de que inicialmente obtuvieron el consentimiento de Marruecos, cuando llegaron allí decidieron que no iban a realizar la visita. Por lo tanto hay una relación de permanente violación, y la correspondencia a esa violación es el silencio por parte de la Unión Europea y por parte del gobierno español. Un silencio cómplice, aplausos permanentes a la administración marroquí y un abandono a la suerte de todos los refugiados del Sáhara y a los territorios ocupados de los ciudadanos que reclaman el derecho al referéndum.